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Minhyun observaba a Aron, quien parecía embobado. Acababa de cantar el coro de la canción que Dongho había escrito para ellos. El más bajito parecía no poder hablar. De pronto, sintió como sus mejillas se tornaban rosadas. Nunca antes había sentido vergüenza de cantar frente a Aron, pero su reacción no había sido como antes. Si hubieran sido unos años atrás, el mayor probablemente hubiera estado sonriendo de oreja a oreja, y armando un alboroto, aunque fueran solo ellos dos en la sala. Estaría aplaudiendo y gritando mil palabras de ánimo. No esperaba que eso pasara ahora, claro, pero tampoco esperaba que el chico no dijera nada al respecto. Tal vez su lazo sí estaba completamente roto. Sus ojos comenzaron a destellar, anunciando la llegada de lágrimas que Minhyun luchaba por retener. Aron pareció notarlo, e inmediatamente volvió en sí. Se acercó al menor de ellos, y tomó su mano sin pensarlo.

—¿Qué pasa, Minnie?— Aquel apodo, Minhyun no lo había escuchado en años. Aron era el único que le llamaba así, y aunque tal vez su relación no era la misma de antes, seguía generándole la misma paz de siempre. Creyó que el otro ni siquiera lo recordaba.

El estadounidense se acercó aún más, y Minhyun giró para verlo. Aron era alguien guapo, el que dijera lo contrario, debía estar loco en verdad. Había cambiado no solo en personalidad, aunque, aun así, seguía conservando aquellos rasgos que los distinguían desde que era un niño— Por favor no llores

—No estoy llorando— sonrió falsamente

—Claro que sí, te brillan los ojos— El mayor sonrió, Minhyun se veía vulnerable. ¿Cómo pudo pasar de ser ese ángel tan seguro mientras cantaba, a ser uno, pero esta vez de apariencia herida?— Todavía recuerdo algunas cosas de ti— En realidad recordaba todo.

El alto sonrió, esta vez de verdad.

—Yo recuerdo todo de ti

—Me impresionas— rio— Tal vez lo que más creía recordar era tu voz, la verdad me hacía falta escucharla, pero la verdad, es que, está diferente

—Así que empeoré entonces— Aron negó, gracioso.

—Todo lo contrario, creo que me hipnotizaste hoy, Minnie— El alto bajó la cabeza, no podía ver a Aron a los ojos. Si lo seguía haciendo, se daría cuenta de cuanto lo había extrañado todo ese tiempo, o algo peor, se percataría de lo nervioso que lo ponía su cercanía.

—Me gustaría escucharte también

—No soy tan bueno como tú, pero he practicado un poco, y creo que he mejorado

Y vaya que había mejorado, mucho más de lo que el mayor se acreditaba. No sabía cómo, pero la voz de Aron se había vuelto su favorita en menos de un segundo. Tan solo había cantado el coro, al igual que lo había hecho él, pero su voz había generado algo en él que ninguna otra había logrado, ni siquiera la hermosa voz de la profesora Raina, que a pesar de haber sido la más hermosa a sus ojos por mucho tiempo, ahora no tenía comparación a la voz de aquel amigo suyo. Aron terminó de cantar el pequeño trozo de la canción, y cuando volteó a verlo, sus miradas se cruzaron. Una sensación eléctrica recorrió los cuerpos de ambos, quienes, en vez de ponerse nerviosos, rieron al son.

—Tal vez deberíamos comenzar a ordenar aquí, ¿No crees, Minnie?

—Pásame las cajas de colores que están por allá— Señaló a la parte de abajo de un estante— Tengo que recoger los juguetes de la alfombra— Aron hizo lo que Minhyun le dijo, y se acercó con las cajas

—Juguemos algo. Corre, siéntate en la alfombra— Minhyun lo miró algo desconfiado, no le gustaba nada la espontaneidad— Ya no seas amargado, Minnie, hazme caso— Accedió y se sentó con las piernas extendidas, entre los juguetes regados.

—Ahora tú lanza los juguetes, y yo intentaré atraparlos con las cajas— Se alejó del menor, hasta pegarse completamente con la pared del aula, y así comenzaron un juego que siguió por el resto de la semana

Entre risas practicaban todas las tardes, lanzaban juguetes de aquí para ya, y la música no les faltaba. Tal vez no pasaban otros ratos juntos, pero todo entre ellos había mejorado a gran escala, y ambos se paseaban por los pasillos con sonrisas que ninguno de sus amigos había visto en ellos, de parte de Aron jamás, y de Minhyun, hacía mucho tiempo.

—Minnie— Aron había vuelto a usar ese apodo con él, y cada vez se sentía más normal, casi como si jamás hubiera estado ausente— Creo que lo haremos bien

—Yo también, Aronnie

(...)

Era ya la octava vez que Seungcheol se encontraba sentado en aquella esquina en la biblioteca. Se había vuelto su lugar para reunirse con Jeonghan. Debía que admitir que aquel chico sí era tan hermoso como todos lo describían, algunas veces le parecía irreal. No estaban allí para pasar el rato juntos, aunque ninguno de los dos podía negar que disfrutaba de la compañía del otro. Se habían vuelto cercanos, Seungcheol ahora pasaba más tiempo con el chico que con su grupito de siempre, pero sabía que aquel tiempo estaba justificado. Sobre todo, porque todo había sido idea de aquellos amigos suyos. Seungcheol había perdido uno de esos juegos de piedra, papel, o tijera, que siempre utilizaban para decidir quien tendría que ser sacrificado. Tal vez no exactamente sacrificado, pero era algo parecido. Vio a Jeonghan llegar, este le guiñó un ojo en cuanto sintió su vista sobre él.

—Cheol— le habló, tomando asiento frente a él— ¿Terminaste tu trabajo?

—Claro— Sacó un USB del bolsillo de su sudadera, y lo colocó sobre la mesa que los separaba a ambos— Creo que, con tus detalles, saldrá tal y como lo teníamos planeado

—Saldrá incluso mejor— Sonrió tomando el USB, al mismo tiempo que aprovechaba para tomar con su otra mano, la del chico que se encontraba frente a él— Siempre he creído que eres lindo, ¿sabías? Me parece interesante como siempre estás sentado en tu cama leyendo un libro, cuando llego a tu cuarto para ver a Vernon. Sé que solo estás disimulando

—¿Disimulando? ¿De qué hablas, Jeonghan? — Lo miró confundido, ahora mil colores pintaban sus mejillas

—¿Acaso no estás siempre mirándome, Seungcheol?

Bond || MinRon (Nu'est)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora