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Noviembre del 2017
Pude haberme quejado por la hora, porque me despertó, incluso por el clima, pero lo primero que vino a mi cabeza y me molesto fue que no estuviera entre mis brazos, que la cama estuviera vacía y no la escuchara.
Recapitulé las cosas que pasaron la noche anterior y no pude evitar el detenerme en el hecho de que ahora es mi novia, después de tantos meses de intentar evitar que esto pasara me fue imposible no caer en el encanto y ante tanta belleza.
Mis ojos chocaron con los suyos cuando salió del baño, su cabello húmedo, recién bañada y con un cambio de ropa que le había dado.
—Mi ropa te queda muy bien —comenté con un deje de diversión mientras ella se sentaba a la orilla de la cama.
—Me queda grande —aseguró y levantó sus brazos mostrándolo.
Me abstuve de decir que los pantalones le quedaban de maravilla ya que se sostenían de sus caderas al ser demasiado grandes para su pequeña cintura.
—Aun así, te ves muy bien —jalé de su mano y la hice recostarse contra mi pecho al mismo tiempo en que una de sus manos iba a mi hombro.
—Debo irme, tengo clase en una hora y necesito pasar por mi uniforme —murmuró.
—Solo cinco minutos más —pedí con los ojos cerrados y sentí sus labios dejar un beso en mi mentón.
[...]
Para ser nuestra primera semana oficialmente juntos me gustaba como comenzábamos a acoplarnos, me gusta como al subir al auto me da un corto beso y lucha por no sonrojarse o demostrar lo cohibida que aun esta.
Me gusta que haya pasado algunas noches conmigo, la manera en que se acurruca contra mí y como toma valor para pasar sus manos por mi torso, aunque eso signifique que debo luchar por ignorar la erección que se forma en mis pantalones cada que lo hace.
Me gusta tomar de su cintura y besarla cada que tengo ganas, cosa que es cada minuto pero que recibe con gusto, me gusta tanto que me asusta.
Seguí con mis dedos entre los mechones de su cabello mientras su mentón estaba apoyado en su mano y su atención estaba puesta en la laptop frente a ella.
—No es necesario que te quedes, seguramente es la cosa más aburrida tener que esperar a que termine esto —soltó el bolígrafo entre sus dedos y me miró con una pequeña sonrisa en sus labios.
—Estoy entretenido —murmuré al mismo tiempo en que soltaba el mechón de su cabello y recargaba mi espalda en la silla.
—Ya casi termino, dame cinco minutos —hizo un mohín y asentí.
