The tide

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"Don't let the tide come and wash us away"

"Don't let the tide come and wash us away"

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Febrero del 2018

Sus manos acomodaban el cuello de mi camisa mientras mis ojos estaban sobre su rostro recién lavado, apreciando la expresión de concentración, su labio inferior tomado con cuidado entre sus dientes y su perfume invadiendo mis fosas.

—Gracias —sus manos bajaron hasta mis costados después de terminar y planté un beso sobre sus labios que recibió con gusto.

—Te ves muy guapo —sonrió y las ganas de quedarme aumentaron.

—No quiero ir, no si no vas —llevé mis manos a su espalda baja y la traje más a mí.

—Tengo que estudiar para un examen y terminar mis tareas —hizo un mohín que no dude en besar y asentí, rendido.

—Prometo no tardar demasiado —se encogió de hombros como si buscara que no me preocupara por ella.

—Tomate tu tiempo, diviértete —llevé mis manos por debajo de la blusa de su pijama, acariciando su suave piel y la sentí estremecerse.

—Mejor me tomo mi tiempo aquí, pueden esperar por mí un poco más —subí mis manos por su espalda y quise besar su cuello, pero dio un paso hacia atrás.

—Niall —me reprendió con sus mejillas sonrojadas, un brillo en sus ojos e intentando ocultar su sonrisa—. Ve.

Terminé tomando la billetera y celular, asegurándome de no dejar algún desastre en la habitación, me siguió hasta la puerta y antes de abrir me volteé hacia ella que se había mantenido en silencio.

—¿Necesitas algo? ¿quieres que pase a comprar? —negó y entrecerré los ojos.

—Estoy bien, no te preocupes por mi —una mano se apoyó en mi pecho y dejo un beso sobre mis labios—. Nos vemos más tarde.

—Bien, vuelvo en un rato —la besé, tomándome un minuto para disfrutar de la boca de mi novia y sus manos en mi cabello.

Arrugue mi nariz cuando volvió a reprenderme y me hubiera detenido a excusarme con el hecho de que me gusta su trasero si no fuera por mi celular que comenzó a sonar, obligándome a contestar y salir del departamento dejando un último beso en sus labios.

—Te quiero.

—También te quiero, Niall.

Subí al auto y conduje hasta el restaurante que estaba a quince minutos de casa, un suspiro escapó de mis labios mientras mi atención estaba puesta en el camino y es que, por muy extraño y nuevo que era el sentimiento, no me gustaba estar sin ella y podía sonar tonto cuando apenas y llevamos dos meses juntos.

Cuando llegué puse la mejor sonrisa posible y saludé a los presentes con todo el ánimo que pude juntar.

—¿Cómo has estado? —un representante de la disquera me dio una sonrisa mientras todos volvían a su asiento.

Before we fall; n.h.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora