VI

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Draco me lleva hasta los aparcamientos del hotel, subismos a una camioneta negra con vidios poarizados y o hablamos en todo el camino.

Suelta mis manos con delicadeza y mira hacia su derecha.

—Lo que ha pasado en el ascensor... no volverá a pasar. Bueno, a menos que sea premeditado —dice él.

Me doy cuenta de pronto de que no me ha preguntado dónde vivo. Ya lo sabe. Claro que sabe dónde vivo, porque me envió los libros.  

¿Por qué no va a volver a besarme?

—A mí me ha gustado lo que ha pasado en el ascensor —murmuro comenzando a caminar hacia la calle principal.

No estoy segura de si oigo un jadeo ahogado, pero decido hacer caso omiso y sigo caminando dándome cuenta que mi casa se encuentra cruzando la calle. Llego a la puerta seguida por Draco y entro.

Flis y Theodore están sentados a la mesa. Flis muestra una sonrisa ridícula y poco habitual en ella, y su melena despeinada le da un aire muy sexy. Draco me sigue hasta el comedor, y aunque Flis sonríe con cara de habérselo pasado en grande toda la noche, lo mira con desconfianza.

—Hola, Gia.

Se levanta para abrazarme y al momento se separa un poco y me mira de arriba abajo. Frunce el ceño y se gira hacia Draco.

—Buenos días, Draco —le dice en tono ligeramente hostil.

—Señorita Montgomery —le contesta en su tono formal.

—Draco, se llama Felicity —refunfuña Theodore.

—Felicity.

Draco asiente con educación y mira a Theodore, que se ríe y se levanta para abrazarme él también.

—Hola, Gia.

Sonríe y sus ojos color avellana brillan. Me cae bien al instante. Es obvio que no tiene nada que ver con Draco, pero, son mejores amigos.

—Hola, Theo.

Le sonrío y me doy cuenta de que estoy mordiéndome el labio.

—Nott, tenemos que irnos —dice Draco en tono suave.

—Claro.

Se gira hacia Flis, la abraza y le da un beso interminable.

Me miro los pies, incómoda. Levanto los ojos hacia Draco, que está mirándome fijamente. Le sostengo la mirada. ¿Por qué no me besas así? Theo sigue besando a Flis, la empuja hacia atrás y la hace doblarse de forma tan teatral que el pelo casi le toca el suelo.

—Nos vemos luego, nena —le dice sonriente.

Flis se derrite. Nunca antes la había visto derritiéndose así. Theo debe de ser buenísimo. Draco resopla y me mira con expresión impenetrable, aunque quizá le divierte un poco la situación. Me coge un mechón de pelo que se me ha salido de la coleta y me lo coloca detrás de la oreja. Sus ojos se suavizan y me pasa el pulgar por el labio inferior. La sangre me quema las venas. Y al instante retira la mano.

—Nos vemos luego, nena —murmura.

No puedo evitar reírme, porque la frase no va con él. Pero aunque sé que está burlándose, aquellas palabras se quedan clavadas dentro de mí.

—Pasaré a buscarte.

Se da media vuelta, abre la puerta de la calle y sale al porche. Theo lo sigue hasta la calle, pero se vuelve y le lanza otro beso a Flis. Siento una inesperada punzada de celos.

—¿Lo hicieron? —me pregunta Flis con evidente curiosidad mientras los observamos desaparecer.

—No —Digo fastidiada. Entramos en casa.—Pero es evidente que tú sí —le digo.  —He quedado con él esta noche. 

Nunca he querido más - Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora