11. el pianista.

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- ...y a mí amigo Alex le han comprado un perro

- ¡eso es mentira! -escuchó Qlba del otro lado de la línea a su hija corregir a su hermano.- ¿cómo van a comprar un perro si los perros están gratis en los refugios y en la calle?

- claro que no es mentira, Alex no miente.

- ¿y quién te ha dicho eso?

-Alex...

- pues te ha mentido.

Natalia tuvo que apretarse la nariz para no soltar el agua. Porque sí, eran las tres de la tarde y aún estaba en casa de Alba y ambas estaban comiendo/desayunando pizza del mercadona. Pues la rubia había despertado hacía una hora y (contra todo pronóstico, literalmente) el día había amanecido lluvioso.

Natalia tuvo que correr hacia su furgo con lo primero que pilló para abrigarse, para llenar el suelo del vehiculo con todos los objetos con la capacidad de almacenar agua que tenía allí.

así que Alba despertó sola y al ver la lluvia entendió por qué.

No dudo en tocar la puerta de la morena e invitarla a pasar el día lluvioso en su casa. No sin antes luchar contra unos cuantos "no te preocupes, yo aquí me apaño" por parte de la más alta.

Pero allí estaban comiendo mientras Alba hablaba por teléfono con sus retoños que habían vuelto del cole.

-hay gente que no se entera cariño, entonces los compra.- explicó la rubia como pudo, aguantando la risa.

- son unos tontos, haberlo conseguido gratis.

-vale, Oli, deja a mami que tenemos que irnos ya. -la voz de Claudia se escuchó levemente más lejana que la de la niña.

Era justo como la imaginaba la morena; más aguda que grave, limpia, clara y dulce. Tenía voz de psicóloga.

- ¿tenéis entrenamiento?- pregunto Alba, sabiendo la respuesta y usándola para ganar un par de segundos más hablando con ellos.

- sí, y despues mamá nos llevar comer pizza.

-¡Ala, que guay!

-¡vamos!- los llamó Claudia aún desde más lejos.

- adiós mami, nos vamos. Mua, mua.- se despidió Olivia

- adiós corazón.

- adiós mami, te amo un montón muy grande.

Alba sonrió mordiéndose el labio, Natalia veía y escuchaba todo conteniendo una sonrisa y dandole un mordisco a la pizza.

- y yo a ti bebé.

- mami... que ya tengo siete, no me digas bebé- pidió el niño por lo bajo y Alba y Natalia contuvieron una carcajada de explosión de ternura.

- vale, lo siento. Adiós mi niño grande.

- adiós mami-

Alba dejó el móvil a un lado y se quedó en silencio con una sonrisa enorme, Natalia comenzaba a entender un poco la parte buena de los niños de la que tanto habla la gente que los tiene.

Vale, sí. Eran cuquis los diablillos esos, pero los gatos también y más silenciosos.

...

- ¿por qué tiene dibujos tan raros? -preguntó en voz alta Natalia mientras sacaba las toallas de la lavadora.

- Alba se giró a ver la toalla en cuestión, era de bob esponja.

nómada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora