La habían atrapado con las manos en la masa, literalmente.
- ¿quien es?- dijo del otro lado de la puerta, antes observar por la mirilla y ver a su novia, con la sonrisa cansada por volver del trabajo.
- ah, pasa.- dijo dando un par de pasos hacia atrás y observándose a sí misma, su pelo despeinado, la camiseta manchada y el delantal floreado repleto de harina. No esperaba que viniese hoy, pues se suponía que se iría directo a casa desde el trabajo para ducharse e irse con Blaya, pues era su último día en Madrid.
Por qué llamas a la puerta si tienes llaves- rió la rubia.
- pues por que es tu casa, a lo mejor quieres engañarme con otra o algo así, necesitas privacidad.
- eres más tonta...
- estas guapísima- le dijo la más alta con una sonrisa sincera.- alba soltó una risa nasal y negó con la cabeza.
- ¿no tenías que ir con Blaya?
- sí, vine a verte. Aunque sea cinco minutos.
Enseguida sintió su mano colándose por detrás de su cintura y pegándola a ella.
- Nat... que te voy a ensuciar.- movió los labios casi sobre los de la otra.
- da igual, es por una buena causa.- dijo cortando la tensión entre sus labios con un beso.- ¿galletas?
- mhm, ¿te guardo un par?
- solo una, es que no me fascinan, pero me recuerdan...
- ¿a tu hermana?
Natalia sonrió.
- te lo había dicho.
- ¿cuando vas a verle?- dijo volviendo a la pastosa masa de las galletas- ay, ¿me echas harina, baby?
- pues, no sé... tengo que hacerme un tiempo...
- oye, si quieres invitarla o a tus padres... se pueden quedar aquí, que yo no tengo problema.
- ¿y los niños?
- ¿que tienen?
- no, que donde están...
- ah, están arriba, no te han escuchado creo. ¿Las dejas en el horno mientras me lavo las manos?- dijo aproximándose al lavaplatos y dejando lugar para que la morena tome la fuente cin galletas crudas.
- claro... Blaya quiere daros un regalo, dice que para que tengáis un recuerdo.
- oye pero no se va apara siempre.
La más alta se encogió de hombros.
- es así de dramas, ya verás cuando se despida.
- ¿entonces mañana os pasáis por aquí?- volvió a acercarse a la morena, pasando sus manos por detrás de su cuello y erizándole la piel a la más alta, por el frío de sus manos recién lavadas.
- sí, seguro que sí. Si quieres puedes venir.- sacudió los hombros de forma automática por la sensación las yemas de los dedos de la rubia acariciando suavemente la piel de los costados de su cuello.- ay, que me da cosa- rieron.
- ¿NATI?- Olivia gritó desde la escalera, aún sin poder verla, le había reconocido la voz. La chicas se separaron rápidamente.
- ey, ¿a donde estabas tú?- dijo la más alta al ver a la niña cruzar la puerta de la cocina.
- arriba. ¿también has hecho galletas? Te has llenado e harina.
- ¿qué? Ah, sí. Me he echado harina sin querer- la rubia soltó una risilla mientras se secaba las manos.
ESTÁS LEYENDO
nómada
FanficAlba lleva una vida tranquila y estable, un trabajo, un hijo y una hija. Natalia nunca está demasiado tiempo en el mismo sitio. Hasta ahora.