7. el chubasquero fugitivo.

1.7K 134 2
                                    

- ...y por eso me he retrasado ¿crees que puedes tenerlos un día más? Te prometo que mañana sin falta paso por ellos.

Alba resopló.

- sí, sí puedo, Claudia. El problema es que ya no tienen cuatro años. Si les dices que pasas el lunes, el domingo van a haber planeado todo el día siguiente y el lunes van a estar esperándote a primera hora.

- lo sé ¿pero qué quieres que haga?

- ¡que no les prometas cosas que no puedes cumplir después! Es lo único que pido. ¿Sabes qué? No me da la gana discutir de nuevo contigo. Solo recuerda que no van a tener siete años para siempre. -escuchó su voz de Claudia intentando refutar algo. Pero no le importó y abandonó la llamada.

No solo había tenido que lidiar con sus cáritas decepcionadas cuando su mamá no vino para llevarles al cole, ahora también cuando a quien vean en la salida tampoc sea ella, como había prometido.

esperó a que salieran, con dos chupachups en la mano para entregarles antes de contarles que su mamá no vendría hasta el día siguiente y así rebajar un poco la decepción.

pero, al contrario de lo que creyó, parecieron ignorar por completo el comunicado, respondiendo con un simple "vale" como si no hubieran estado todo el día de ayer haciendo una nave espacial de cartón para llevar a la casa de su mamá o intentando decidir si ver Frozen o Terminator.

A alba le desconcertó aquella indiferencia, la descolocó más que ver sus ojos tristes.

Hicieron todo el camino a la casa canturreando y charlando, como si nada.

Alba iba con su modo mami protectora a media marcha, pues la otra mitad se estaba concentrando en gestionar todos los pensamientos que daban vueltas por su mente

Era una suerte que sus peques no soltasen su mano para caminar en ningún momento.

Sólo tomó consciencia de lo cerca que estaba de su casa cuando vio la camioneta de la morena y recordó cierta nota que le entregaron sus niños.
No comprendía como pudo escaparsele aquello, aunque estuvo orgullosa de su agilidad mental cuando preguntaron qué ponía la nota y ella se inventó un discurso sobre lo bien que habían cumplido su misión Ander y Oli.

También estuvo orgullosa al saber que habían respetado su privacidad y no la habían leído porque Natalia les dijo que era para ella.

Si bien aún no la había llamado, no descartaba la posibilidad, solo necesitaba un empujón

Y la verdad, la ilusionó saber que después de todo, ella quería volver a verla.

...

Estaba oscureciendo y aún no tenía señales de la rubia.

No la veía desde el día anterior cuando le confió una tarea relativamente importante a dos infantes de cuatro años... o tal vez menos, nunca había sido buena con las edades y menos cuando se trataba de humanos pequeños.

El día se había nublado y no quedaban más de recuerdos de lo que fue el día anterior

Natalia había estado todo el día en el metro porque estaba a punto de conseguir la cantidad necesaria de dinero para comenzar con la reparación de la furgo. Y ahora que llegaba a su casa, solo quería dormir... claro que el clima y el cristal roto de la ventana de su techo tenían otros planes.

Apenas si se notaba, era un simple agujero del tamaño de un puño, incluso se había olvidado de su existencia, pero la primera gota cayó sobre su hombro y supo que se convertiría en un problema a corto plazo. Claro que no pensó que comenzaría tan rápido y es que la segunda y la tercera gota no tardaron en caer y en cuestión de un par de minutos la lluvia estaba golpeando su techo con furia y mojando el suelo.

nómada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora