REC 6

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Xiao Zhan se agitó levemente en la cama y se puso boca arriba. Esto le sacó de los pensamientos en los que su mente había estado inmersa y que nunca se había planteado antes. No sabía por qué le sobrevenían ahora. ¿Porque había madurado quizás?, ¿porque le seguía queriendo con locura? ¡Y qué más daba si todo se acabó entre ellos! La misma actitud de Zhan se lo indicaba. Aun estando borracho no quería roces ni aproximaciones de ninguna clase y, como se dice por ahí, el alcohol nos desinhibe para expresar lo más oculto que hay en nosotros. Otra mentira, falso, completamente falso. También el alcohol abre las puertas de par en par a la estupidez.

Se había levantado del sillón para seguir mirándole con detenimiento. Acercó mucho un dedo a su cara con una media sonrisa irónica, sin tocarle y fue recorriendo despacio sus ojos cerrados, la nariz hasta la punta, bajando el dedo hasta sus labios entreabiertos y los recorrió en el aire hasta detenerse en el lunar, luego se deslizó por la barbilla y descendió por el cuello y la nuez. Poco a poco iba aproximando su rostro al mismo tiempo y, sin pensárselo, depositó un beso suave y dulce en esa bonita boca que le llevaba de cabeza cada vez que le sonreía; un beso que fue apenas un roce y que ni siquiera provocó ningún gesto en Zhan pero que, a él, le produjo una agitación y un desasosiego que le impulsaba a querer más, mucho más.

Se sobresaltó al verle moverse de nuevo y pensó que lo había notado por lo que, para disimular, se colocó rápidamente frente al cristal de la ventana, como si estuviese mirando algo muy interesante abajo en el bonito y cuidado patio interior del hotel, con varias mesas para el desayuno colocadas alrededor de un pequeño estanque con peces de colores y plantas acuáticas. Tenía razón Anne, era un sitio muy romántico para parejas bien avenidas.

Volvió a sonreír pero, esta vez, con melancólica añoranza pensando en las mañanas en las que se despertaban juntos y abrazados, besándose a continuación para desearse los buenos días.

¿Cuándo fue que se acabó ese delicioso ritual? Ya no se acordaba y se esforzó por hacerlo. Puede que fuese el mismo día en el que se enteró de algunas de sus mentiras y decidió permanecer enfurruñado hasta que le pidiese perdón, casi suplicándoselo poco menos que de rodillas y con los ojos anegados en llanto causado por el arrepentimiento.

¡Dios!, ¡qué teatral! Sonrió abiertamente y fue lo suficientemente sincero para reconocer que él le había mentido primero. De hecho, le engaño con otro; esa era la pura verdad. Y ahí no valían excusas ni justificaciones, no al menos las que él se buscó en su momento para hacerlo, para huir de la rutina en la que sentía que se había convertido su relación.

Giró la cabeza. Zhan seguía durmiendo plácidamente y se había vuelto a poner de lado. Un mechón de pelo le tapaba un ojo y se sentó de nuevo en el sillón mientras se lo apartaba con mucho cuidado. Ya no le molestaba esta situación en absoluto; es más, estaba empezando a encontrarse muy a gusto mirándole dormir, como si fuese lo más importante del mundo estar a su lado, vigilando su sueño. Se sorprendió al encontrarse tan despejado; no sabía ni qué hora era pero tampoco le importaba. Se acercó de nuevo hasta su cara y le dio otro beso fugaz. Esta vez, Zhan esbozó una pequeña sonrisa y entreabrió los ojos mientras se pasaba el reverso de la mano por los labios, como para limpiarlos o para apartar algo que le estaba molestando. YiBo dejó escapar una risita divertida entre dientes.

-¿Qué pasa?, le preguntó medio adormilado, arrastrando las palabras.

-Nada, no te preocupes, le respondió sin dejar de sonreírle. Se te caía la baba y la limpié.

-Siento causarte tantas molestias, le dijo mientras abría más los ojos y trataba de incorporarse en la cama. ¿Dónde estamos?

-En una habitación de hotel, Anoche acabaste bastante perjudicado a causa del alcohol.

-Lo sé, me está empezando a doler la cabeza y tengo nauseas.

-Vamos, te acompañaré al baño, le dijo mientras lo sujetaba por debajo de un brazo para subirlo hasta sus hombros y lo acercaba hasta su cuerpo tomándolo por la cintura.

Zhan no protestó esta vez y se dejó llevar. Estuvo vomitando un poco más y luego se lavó la cara.

-No sé para qué bebo si me sienta como un tiro, le dijo mirándole a través del espejo. Además, si lo pienso bien, los problemas no se ahogan entre copas, saben nadar y vuelven a salir a flote cuando se pasan sus efectos.

YIBo rió ante la ocurrencia mientras le veía tambalearse ligeramente yéndose hacia un lado. Corrió a sujetarle por la cintura mientras ambos se quedaban mirándose cara a cara, muy cerca el uno del otro. Zhan desvió rápidamente la mirada.

-Creo que necesito dormir un rato más, no me siento en condiciones para regresar ahora a casa, le dijo arrastrando de nuevo las palabras con una voz que volvía a ser ronca y pastosa. Puedes marcharte si quieres; di en recepción que no me despierten hasta pasado el mediodía.

-No te preocupes por mí, estoy bien así; no me importa hacerte compañía mientras duermes.

-¿En serio? ¡qué amable!, le dijo en tono sarcástico que, en un principio y por breves instantes, molestó a YiBo pero no quiso replicar y permaneció en silencio mientras le llevaba de nuevo hasta la cama donde Zhan se dejó caer pesadamente. Luego, se arrebujó debajo del edredón y levantó la vista hacia él. Puedes tumbarte a mi lado e intentar dormir un poco, no te tocaré y espero que hagas lo mismo; no me gustaría cargar con ese peso en mi conciencia cuando me reproches que he intentado aprovecharme de ti porque estaba bebido.

-¡Cállate!, ¡deja de decir idioteces y duerme de una vez!

No hizo falta añadir nada más porque ya estaba resoplando de nuevo con la boca entreabierta. Quiso retomar el enfado por lo que le había dicho y no pudo, se lo tomó con humor; seguía riéndose al mirarle y, apenas le escuchó roncar ligeramente al acomodar la postura, comenzó a desvestirse muy despacio, susurrando una cancioncita por lo bajo mientras lo hacía como si fuese un "boy" en un espectáculo de "strip-tease" para las despedidas de soltera, como si él pudiera verle en pleno sueño y con los ojos cerrados.

SOBREVIVIR A TODAS LAS MENTIRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora