REC 21

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Zhan corrió hacia casa al terminar llevándose consigo las violetas, que de vez en cuando olía sin dejar de sonreír, ante la mirada curiosa y divertida de la cajera del supermercado del barrio, donde entró a comprar algunos ingredientes para preparar la cena. FenXin, a pesar de ser tan pequeño, parecía que había aprendido la hora de su llegada y le esperaba en la entrada, sentado sobre sus patitas traseras. Esto le hacía soltar todo lo que llevaba en las manos para tomarlo entre ellas y acariciarlo y mimarlo. 

No dejaba de pensar en YiBo; se estaba llenando de él de otra manera pero desconfiaba, no lo podía evitar. Estaba seguro de que, el día menos pensado, volvería a las andadas, sobre todo si sentía que le había reconquistado y que lo iba a tener cuando quisiera, otra vez bajo su dominio. Dudaba, lo echaba de menos, se entristecía, no sabía qué hacer sentado en la penumbra del salón con el gatito en su regazo. Quería que lo extrañase tanto como él lo hacía ahora y lo había hecho durante el tiempo en el que estuvieron juntos y, si era sincero consigo mismo y pensaba en su carácter, en su forma de ser tal y como lo había conocido, le parecía un sueño imposible de alcanzar. Su mente racional le decía que la gente no cambia y YiBo no iba a ser una excepción, su excepción. Los ojos se le llenaron de lágrimas, necesitaba hablar con alguien y llamó a su madre, tratando de calmarse para que no notase el abatimiento y la pena en su voz.

-¿Cómo estás?, le preguntó ella desde el otro lado de la línea.

-Bien, muy bien, ¿y vosotros?

-Envejeciendo tranquilamente, le respondió dejando escapar unas risitas que a Zhan le llenaron el corazón de ternura y nostalgia, lo que hizo que se le quebrase la voz y rompiese a llorar de nuevo.

Tapó el auricular para que su madre no le oyese pero ya era tarde. Ahora mismo, envidiaba a sus padres porque eso es lo que hubiese querido tener con YiBo: una vida juntos, hasta que la muerte los separase y... había fracasado estrepitosamente.

-Por favor, hijo, dime la verdad, ¿qué pasa?; ¿es YiBo?, ¿has vuelto con él y te rompió el corazón de nuevo?

Intentó tranquilizarse al escuchar esto. Sabía que podía contar con ella porque nunca tuvo problemas cuando dijo en casa lo de su orientación sexual. No pudo ser más comprensiva, dispuesta a apoyarle siempre y lo hizo; jamás se avergonzó delante de nadie ni prestó atención a las murmuraciones y habladurías del vecindario y tampoco su padre. Eso fue lo que le dio confianza en sí mismo y le ayudó a alcanzar sus metas y sus sueños para ser arquitecto, de los mejores de su promoción, y una buena persona además.

-No mamá, no hemos vuelto pero nos hemos visto. Estuvimos en un hotel y hemos comido juntos hoy mismo. Me ha regalado un ramo de violetas, mis flores preferidas y ¡un precioso gatito!

Al mirarlas sobre la mesita y a FenXin que se había dormido en sus piernas, cambió el tono de voz que se volvió dulce y también triste. Dejó escapar un pequeño suspiro.

-Entonces, ¿qué es lo que pasa?

-Es complicado, difícil de explicar.

-Pues empieza por el principio, tenemos tiempo de sobra para ver qué podemos hacer.

Zhan soltó unas risitas mientras las palabras se agolpaban en su garganta queriendo salir atropelladamente.

-Estaba muy cambiado, siempre atento conmigo, pendiente de mí; nos divertimos, salimos a pasear y a un mercadillo en un parque y yo me olvidé de sus mentiras, de los malos ratos pasados y, en algunos momentos, sentí que le amaba más que antes. En realidad nunca he dejado de quererle pero, ya sabes, nuestra convivencia se hizo imposible y, estos dos años separados han sido un infierno, pero ya me había acostumbrado y hasta he sido feliz a ratos, sobre todo con mi trabajo y con vosotros porque, me gustaba mucho estar en casa los fines de semana; lo pasamos muy bien, ¿verdad mamá?

-¡Claro que sí, hijo! pero, ¿qué es lo que te preocupa tanto?

Zhan detuvo el torrente de palabras y volvió a suspirar.

-Pues... dice que quiere reconquistarme para que volvamos a vivir juntos.

La señora Xiao dejó salir una carcajada desde el otro lado del teléfono que le dejó desconcertado.

-¿Eso es todo?

-¿Te parece poco? Yo no acabo de creerle; sé que volverá a las andadas cuando consiga satisfacer su capricho y acabaremos mal y, esta vez será para siempre.

-¿Y cómo estás tan seguro de que será como antes si me acabas de decir que estaba muy cambiado y atento?

-Porque la gente en el fondo no cambia, mamá y tú lo sabes, me lo has dicho muchas veces.

-Sí, lo hice y ahora te digo que eso es verdad, en parte.

Zhan levantó una ceja con gesto de sorpresa que ella no podía ver pero se lo imaginó.

-¿Qué quieres decir?

-Aunque la gente tenga una forma de ser y eso no cambia, sí que puede modificar su actitud frente a algunas cosas, personas o situaciones. Rectificar es de sabios, dicen.

-No comprendo.

-Cariño, YiBo no tenía ningunas ganas de crecer, hacerse adulto y asumir esas otras responsabilidades. Por eso, seguía como un quinceañero adolescente o como en la universidad, ligando a diestro y siniestro y saliendo a divertirse. Y tú..., se interrumpió durante unos segundos, hiciste justamente lo contrario: asumiste todas las cargas y responsabilidades de una pareja en una convivencia y se te olvidó divertirte.

-Pero uno de los dos tenía que hacerlo para que funcionase, si no, ¿cómo nos las hubiésemos arreglado sin nada para comer, sin ropa limpia que ponernos y con la casa llena de polvo y trastos por en medio?

Ella suspiró divertida.

-Restaurantes y lavanderías a todas horas, hasta que el señorito YiBo acabase harto y te preguntara cómo funciona una lavadora, porque se le había olvidado pasar a recoger su ropa y no tenía nada que ponerse al día siguiente.

Esto hizo reír a Zhan de buena gana y despertó a FenXin, que se quejó con un pequeño maullido.

-No sé cómo no se me había ocurrido algo así antes, es una idea genial.

-Hijo, ten un poco de fe en él, solo un poquito... y sentido del humor, de eso mucho, verás las cosas de otra manera y no te sentirás tan angustiado y agobiado tratando de ser perfecto; nadie lo es y no creo que a YiBo le gustase verte tan atareado siempre y sin casi tiempo material para divertiros juntos.

SOBREVIVIR A TODAS LAS MENTIRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora