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Fue un gran esfuerzo construir la casa club, pero valió la pena. Los chicos la han decorado a su gusto. Ya hay una hamaca, cómics y juguetes, y algunas cajas de madera son asientos improvisados.

—De verdad eres un genio Mango— admite Seonghwa, recostado sobre la hamaca.  Mingi sonríe tímidamente. 

—No es para tanto... Todos ayudamos a construirla.— Yunho se acerca a él y le sonríe. 

—El mérito principal es tuyo, Mingi, es tu idea— le dice.  Ahora Mingi está sonrojado ante la atención que Yunho le da. 

Se la pasan un rato jugando. Hongjoong y Seonghwa se pelean por la hamaca, aunque en realidad es solo una excusa para estar juntos en ella sin levantar sospechas. Seonghwa roza la pierna de Hongjoong con su mano y el pequeño siente que una corriente de electricidad le recorre el cuerpo, acelerando su corazón.

Sus mejillas comienzan a colorearse rojizas, así que hace lo primero que se le ocurre para desviar la atención: le sacude el pelo con el pie.

Seonghwa lo mira alzando una ceja y Hongjoong responde dándole una palmadita con el pie en la cara. Seonghwa suspira y se guarda una sonrisa. 

—¿Seguro que Kai no descubrirá este lugar?— pregunta Wooyoung haciendo una mueca. Está sentado con San prácticamente recostado sobre sus piernas y le hace cariño en el pelo. 

Mingi asiente con seguridad, y es Yunho quién responde:  —A él no le alcanza el cerebro para descubrirlo. 

Todos ríen, de acuerdo.  Allí, sentado en la hamaca junto a Seonghwa y rodeado de los chicos que ahora son sus amigos, Hongjoong piensa en que está orgulloso de pertenecer a este grupo tan maravilloso.

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Seonghwa tiene la cabeza recargada sobre su escritorio, y se dedica a observar lo mismo desde hace mas de quince minutos: El papel con el número de Hongjoong que el pequeño escribió con esa caligrafía perfecta por la que lo ha molestado ya un par de veces.

Ha pasado una semana desde que se lo pidió, y aún no lo ha llamado.  Es decir, ¿sólo tiene que marcar y ya? ¿Y que debe decir? ¿Y si dice un chiste malo y Hongjoong le cuelga? Esto no es como hablar en persona, hay desventajas. 

La verdad, quiere invitarlo al cine. La última vez que fueron había sido con el grupo, y ni siquiera habían podido acabar la película por el incidente con Kai.

Ahora incluso se esforzó cortando el césped del patio para que su padre le diera dinero. Esta vez quiere una... cita. Si, una cita. Sin interrupciones, ni amigos, ni Kai, solo ellos dos. 

Seonghwa  se arma de valor y toma el teléfono. Marca los números muy lento, para tener tiempo y pensar en que decir. 

—Aquí voy.  Empieza a sonar el tono y solo le queda esperar a que Hongjoong conteste. 

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Hongjoong esperaba que Seonghwa  llamara, pero la verdad es que se veían casi todos los días, cuando se reunían con los chicos en la casa subterranea, y después, cuando se quedaban un rato más y sus bocas no podían estar separadas mas de cinco segundos, por lo que supuso que una llamada no era algo realmente importante.

Hasta que el teléfono sonó ese día domingo.  Su madre estaba durmiendo, aún eran las doce del día. Su primo también dormía, por la resaca del día anterior. 

—¡Apaga esa cosa Joong, mierda!— escuchó que le gritaba Han Se desde el segundo piso.

  —¡Ya voy!  Hongjoong se apresuró a bajar las escaleras, y descolgó el teléfono.

Áɴɢᴇʟ-  𝒔𝒆𝒐𝒏𝒈𝒋𝒐𝒐𝒏𝒈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora