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Junnie

— Odio que me vean así, como la pobrecita violada por meterse con un tipo obsesivo —volteé los ojos.

— ¿Quieres hablar? —negué.

— No hay mucho que decir, aunque solita me las he arreglado para vivir con esto —dije tomándome el puente de la nariz, me dolía.

— En la guantera hay algunos analgésicos —le agradecí bajito y busqué las pastillas.

— De verás gracias, se que quizás hagas esto por pena o algo así, pero sin tí estaría en malas condiciones o muerta —le agradecí.

— No lo hago por pena, eres una chica muy fuerte, sonríes a pesar de que cargas con mucho —dijo—. Yo solía ser así, pero no sonreía. Me quedaba estancado en el odio, rencor y miedo.

— Tuviste fobia social, es lo normal —asintió.

— Aún la tengo —dijo incómodo—. Esto no es propio de mí, pero eres como yo.

Encendí la radio en busca de algo para relajar el ambiente de dolor que se formó de pronto. En la radio sonaba Hwaa de (G) I-DLE y no pude evitar cantar bien bajito. Me daba un poco de vergüenza cantar frente a más personas. El seguía conduciendo lento y prudente mientras yo solo cantaba bajito mirando por la ventana. Entramos a un barrio de ricos, lo pude notar por las casas que había y nos detuvimos frente a un edificio, elegante a decir verdad.

— Llegamos —suspiró— ¿Tienes hambre?

— Si, pero por agradecimiento puedo cocinarte algo —pareció pensárselo por poco tiempo hasta que dijo:

— Trato hecho. Espero que no me envenenes —comentó intentando ser gracioso.

— Perdería mi trabajo y no pudiera mantener a mí padre, sumando que iría a la cárcel —me miró pestañeando varias veces.

— Era una broma —comencé a reír yo.

— Lo sé — solté una carcajada más fuerte.

Solo negó con la cabeza escondiendo una sonrisa que pude ver y salió del auto dejándome dentro. Salí rápidamente al ver que no esperó por mí y había tomado mi mochila mientras caminaba delante de mí. Caminaba a su paso pero detrás de él siguiéndole. Llegamos a la entrada del edificio y saludamos con una reverencia al portero, seguimos directo hasta el ascensor donde esperamos por el.

Al llegar subimos y pude distinguir el número cinco por la pantalla del elevador, salimos de este y caminamos hasta el fondo del pasillo donde él se detuvo y abrió la puerta de su apartamento.

El vecino jóven trae a una chica —la voz de una de las señoras que pasamos de lado, se hizo escuchar bajito.

Yo pensaba que era homosexual o asexual — decía otra de las mujeres.

Yoongi solamente me tomó del brazo ya que tenía intenciones de detenerme y decir algo. Negó con la cabeza. Le hice caso y cuando abrió la puerta rápidamente lo empujé para que entrara y cerrar la puerta.

— ¿Por qué no te defiendes? —le pregunté.

— Porque no vale la pena. Es mejor todo a escondidas de los demás, comprende, soy un ídolo. Los chismes son inaceptables —tiene razón.

— Bueno si... Tienes razón —no dije nada más ya que estaba quitándome los zapatos y dejándolos a un lado para tomar unas pantuflas.

— Bien, está es mi casa. No se te ocurra robar nada, no entrees a mi habitación y mucho menos a mí estudio ¿Entendido?  —asentí lentamente.

— Entonces me pondré a cocinar y tú eh... Haz lo que quieras —negó.

— Voy a ayudarte —abrí los ojos.

— Ah... ¿Puedes decirme que quieres comer? —pareció pensarlo, pero rápidamente abrió la boca para responder.

— Quiero Japchae —proclamó.

— ¿Tienes todos los ingredientes? —se movió hacia la cocina y abrió todos los estantes.

Tomó dos paquetes de fideos de cristal y se movió a la nevera y sacó varias verduras, hongos y las salsas.

— No tengo ternera —dijo maldiciendo.

— No te preocupes, se puede hacer con cerdo igual —le respondí acercándome para tomar la carne.

Después de preparar la cena, ambos nos sentamos frente al otro en la mesa de su comedor y compartimos miradas incómodas

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Después de preparar la cena, ambos nos sentamos frente al otro en la mesa de su comedor y compartimos miradas incómodas. Ciertamente me sentía muy incómoda por todo lo que pasó hoy y cómo se involucró en mis problemas. 

— Me siento incómoda, no quise que te involucras en mis problemas —dejó sus palillos en la mesa, entrelazó sus manos y apoyó su barbilla en estas.

— No entiendo algo —le hice una seña como que continuara— ¿Estás en esta situación porque estás ciega o...?

— Es muy fácil mal entender la situación, pero no estoy ciega. Dae en un principio era bueno, amable, el novio perfecto. Pero cuando comencé a trabajar en agencias de idols comenzaron a crecer sus celos y obsesiones —suspiro—. Una noche regresé a casa y le encontré con otra chica en el sofá del apartamento teniendo sexo. Ese día le eché de casa y desde entonces ha estado culpándome.

»Me ha dicho de todo, desde perra, hasta ya sabes. Intenté explicarle que lo nuestro se había acabado que fuera a hacer su vida donde sea pero lejos de mí, pero ese día pasó. Me golpeó tan fuerte que logró noquearme por unos minutos. Al despertar estaba en mi cama y el sobre mí manoseandome»

Comencé a sollozar por los recuerdos, eran muy dolorosos y traumáticos. Las manos del pelinegro frente a mí tomaron las mías y las retiró de mí cara, mientras que las suyas daban leves caricias.

— Vamos al sofá —proclamó—.

— La comida se enfriará —se encogió de hombros.

— No importa, esto es mucho más importante —.

Me levanté y limpié mis lágrimas. Caminamos al sofá donde tomé asiento en una esquina, él por su parte se sentó en medio de sofá.

— No pudo terminar de hacerlo —proseguí—. Un vecino escuchó los gritos y entró en mí departamento y llamó a la policía. Se enfureció y golpeó al vecino, el tenía unos cincuenta y seis años.

»Después de esa noche fui a la estación de policía del centro de la ciudad. Mostré mis golpes y moretones, ellos los comprobaron y se desarrolló el juicio penal. Lo demás ya lo conoces»

¡Hey Niña! || MYGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora