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Yoongi

Hace unas semanas que Junnie y yo tenemos falsas alarmas con contracciones antes de tiempo. No miento al decir que estoy muy nervioso, además de que tuve que vaciar mi agenda para tener los días próximos al parto libres para estar con mi mujer y bebé. La noticia de nuestra pequeña me sentó de maravilla, quiero ya tenerla en mis brazos para que ningún niño la lastime. Estábamos en casa cómodos viendo un programa donde nos habían entrevistado y quería ver el resultado. Ella estaba acurrucada en mí hombro, estábamos en marzo y la primavera hacia de las suyas. Las alergias de Junnie eran cada vez más fuertes.

- Amor... Mañana es tu cumpleaños -dijo Junnie acariciando su panza- ¿Qué piensas hacer?

- En realidad nada, solo quiero estar con mi familia -la tomé de la cintura y la acerqué más.

- Mmm... Espero que entremos en tu familia -ronroneó suavemente.

- Claro que lo son, son lo más preciado que tengo -ella se levantó lentamente.

- ¿Quieres una mandarina? -.

- Claro -ella se alejó y fue a la cocina.

- ¡Ah! -Jun chilló desde la cocina-. Mierda... Yoongi.

- Dios santo ¿Qué pasó Junnie? -pregunté preocupado llegando a ella.

Respiraba con dificultad y se estaba agarrando fuertemente de la encimera de la cocina. Al llegar la ví con las piernas abiertas y un charco de líquido con sangre bajo ella.

- Dios Santo, ya viene... -dije sin reaccionar.

- Yoongi ¡Ah! Reacciona maldita sea -Jun comenzó a maldecir y a decir todo lo que le pasaba por la mente.

Tomé a Junnie del brazo pero ella no me dejó moverla y abrió la boca.

- A-amor, no quiero tratarte mal, pero llama al doctor, toma las cosas ¡Ah! En la habitación de la nena y después salimos al hospital -respiré profundamente intentando calmarme.

Corrí hasta la habitación de nuestra pequeña y tomé las cosas para llevar al hospital. Mientras tanto llamaba al doctor, intentando mover a Junnie del lugar para abrir la puerta y llegar al ascensor.

[...]

Junnie y yo llegamos sudados al hospital, y a cada rato hacía con ella los ejercicios de respiración que aprendimos en una clase de yoga casera. Dejé a Junnie un momento en el auto para buscar a unos paramédicos de guardia para poder ayudar a traer a mi mujer hasta la recepción para poder ingresarla al parto.

- Señorita Kang Junnie ¿Edad? -pidió la recepcionista.

- ¡Ah! Veinticuatro -chilló.

- ¿Semanas de gestación? -

- ¡Treinta y nueve! ¡Ah! Santa mierda, saquenme esto ya -los alaridos de dolor me ponían aún más nervioso.

- Respire, cuarto piso habitación tres -dijo la enfermera relajadamente, al parecer esto es común.

Junnie estaba conmigo en un sillón de ruedas mientras caminabamos hacia el ascensor y se iba quejando en voz baja. El ascensor se detuvo en el piso que nos asignaron y rápidamente fui con ella hacía la habitación tres para ayudarla a ponerse cómoda en la camilla.

Después de intentar que se sentará en la camilla, se acomodara y siguiera quejándose, no sabía qué hacer. Comencé a navegar en internet acerca de cómo se podría pasar menos dolor en un parto. Así que me acerqué a ella. Acaricié su pelo y sus ojos con lágrimas de vieron.

- Duele mucho... -sollozó.

- Tranquila tesoro, espero que lo que leí en internet funcione, pero tienes que dejarte hacer -dije acariciando su cabello.

- Ah... Está bien, pero hazlo ya -sollozó.

- ¡Bien! ¡A ver esos centímetros! -una doctora llegó con el cabello alborotado y lentes.

La miré un poco asustado si me hubiese atrapado haciéndole cosas a Junnie, hubiésemos pasado por mucha vergüenza.

- Al juzgar por la cara de su esposo diría que por poco lo atrapo en una situación incómoda. No se preocupe, solo veré el proceso de dilatación, lo que iba a hacer es lo ideal para disminuir el dolor de las contracciones -dijo la doctora haciendo una sonrisa de lado.

La doctora le indicó que subiera las piernas a los estribos y abriera lo más que pudiera. Ella revisó y asintió.

- Va bien -hizo que cerrara las piernas y se acomodara mejor en la cama-. Dentro de unas horas podrás tener a tu bebé en brazos. Te lo aseguro.

Se despidió y salió de allí. Nos quedamos solos y comencé a darle besitos en la frente. Ella me tomó por el cuello de mí abrigo y me acercó a ella.

- Bésame bien -ordenó demasiado molesta-. Me duele y quiero que me beses.

Sonreí por su voz de niña pero a la vez molesta y besé su pequeña boca. Una de mis manos se posó en su pecho y comencé a másajearlo para darle un poco de placer. Era lo que había leído, que las hormonas segregadas durante un orgasmo, alivian los dolores menstruales y contracciones del parto.

[...]

- ¡Hola! -canturreó Taehyung abriendo la puerta.

Junnie andaba tomando jugo desde su cajita, al ver a los chicos sonrió y se removió incómoda. Estaba en su posición más cómoda, con las piernas abiertas y con su bata de hospital mal acomodada. Fui a ella y la arreglé para que no haya ningún incidente.

- ¿Cómo está la futura mamá? -preguntó Jin con gran emoción.

- Mal, si alguien me hubiera dicho que esto duele a horrores ya hubiese sido otra historia, estuviese más preparada -dijo Junnie intentado respirar profundo.

- ¿Necesitas algo amor? -ella me miró.

- Quiero caminar o estar de pie un rato, estuve navegando un rato en internet y eso es lo que obtuve -pidió mientras que con dificultad se sentó en la cama.

[...]

- ¡Ah! - chillaba una y otra vez hasta quedarse sin voz.

- ¡Vamos puje! - pedía la doctora desde el otro lado de su panza.

Mis dedos estaban hechos talco, ella apretaba mi mano con una fuerza descomunal. Mientras acariciaba su cabeza y quitaba su sudor de su roja cara.

- ¡No puedo! -gritó Junnie.

- ¡Si puedes! Tienes que pujar ahora, su hija la espera -decía la doctora.

- Vamos cariño, si puedes -ella se llenó de aire y apretó fuertemente los ojos.

- ¡Nunca más tendremos sexo! -gritó poniéndose aún más roja y la vena de su cuello a punto de explotar.

- ¡Ya veo la cabeza! -.

- Cariño nuestra bebé está ahí -dije soltando un par de lágrimas y uní mi frente con la suya.

Ella siguió pujando y pujando, hasta que el personal médico en la sala se alegró y el llanto fuerte de un pequeño ser escuché. Vimos un pequeño bulto pálido con un poco de sangre alrededor. La partera nos acercó a nuestra bebé para observarla detenidamente y que Junnie pudiera tenerla piel a piel por primera vez. Observé esos pequeños ojos cerrados fuertemente, esa boquita abierta llorando y me propuse ser el mejor padre que existe por ella. Abrió los ojos e hizo un puchero viendo a su madre por primera vez. Después movió la cabeza un poco ante mi voz diciéndole a Junnie cuánto la amaba y ella sonrió mostrando sus encías.

¡Hey Niña! || MYGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora