║12 ║ Una estupidez.

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Louis

Era lunes, faltaban solo minutos para las 7:00 am, me encontraba en la escuela, en la biblioteca para ser específicos. Estoy esperando a Isabela, hemos quedado de vernos temprano aquí, no era una cita. Le voy a explicar algo de Matemáticas que no entiende. Por lo cual estaba repasando unos apuntes de esa materia.

Pero en verdad no me puedo concentrar, solo pensaba en sus labios. Desde el sábado, no podía pensar en otra cosa, jamás había sentido tanto con un beso y sé que piensan "solo fue un beso, cálmate" Pero no fue solo uno, fueron tres, cuatro o cinco, ya ni recuerdo. Sé que hubieran podido ser más, pero Bryan nos interrumpió ya que Celeste se encontraba muy borracha, así que era hora de ir a casa.

Desde entonces Isabela y yo, no hemos dejado de hablar por WhatsApp. Tenía tanto sin sentir algo por alguien, que siento como si fuera la primera vez que me gustara alguien, espera ¿lo acabo de admitir? ¡Ay! Ahora sí tengo miedo, la última vez que decidí abrirme con alguien, no salió muy bien que digamos. Solo espero que esta vez sea diferente.

Vibra mi celular indicando que me había llegado un mensaje. Así que no dudo revisarlo y efectivamente es de ella.

"¿Estás en la Biblioteca?"

"Esperándote

Le respondo al instante.

No pasan ni veinte segundos cuando ella entra a la biblioteca, me busca con la mirada y al encontrarme su sonrisa aparece, se acerca a la mesa y se detiene frente a mí. Sé que no sabe cómo saludarme, así que la ayudo y me levanto.

—Hola tu —digo abrazándola.

—Hola tu —expresa ella, respondiendo al abrazo—¿Cómo estás?

—Ahora que te veo, mucho mejor —contesto al separarnos—¿Y tú? —digo mientras ella se sienta junto a mí.

—Si soy sincera, ahora bien, sé que solo tenemos un día sin vernos —comenta sacando sus cosas de su mochila —y no sé exactamente ¿qué significó lo del sábado para ti? Pero para mí.... —No la dejo continuar. La tomo del mentón y posiciono mis labios sobre los suyos, es un beso corto.

—Significó mucho para mí también —confieso al separarme de sus labios.

—Ahora parece que seremos un típico libro de romance.

Una sonrisa se posa en sus labios.

—Tal vez —Abro mi libro de Matemáticas —¿Comenzamos? —Ella asiente.

Comienzo a explicarle, duro aproximadamente cuarenta minutos. Acaba de sonar el timbre avisando que es hora de ir a las clases. Ambos recogemos nuestras cosas y me ofrezco a acompañarle a su clase.

—¿Qué vas a hacer en la tarde? —La escucho decir.

—Una estupidez y ¿tú? —expreso recordando la locura que voy a cometer en la tarde.

—¿Qué estupidez? 

—Voy a ir a las prácticas... de Basquetbol —Ella deja de caminar, deteniéndose en el medio del pasillo, lo que provoca que yo también lo haga.

—¿En serio? Me sorprende.

—Se notó —dije riéndome y eso hace que continúe caminando, yo hago lo mismo—. Ya te había dicho que me gustaba el deporte.

—Sí, pero una cosa es que te guste y otra que juegues—comenta ella.

Entonces llega a mi mente un recuerdo.

—¿Por qué no?—pregunta él.

—Porque no —respondo con firmeza.

—¿Te gusta?

No eres mi amigo #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora