Louis Harris y Ángel Andersom fueron amigos por más de diez años, para ellos su amistad era verdadera, pero por situaciones que les presentó la vida y por tomar malas decisiones, su amistad llegó a su fin.
La pregunta es: ¿Su amistad realmente era...
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Louis
Como si nada hubiera sucedido, todos vuelven a sus propias vidas. Me dirijo junto a Alex a buscar nuestra comida, agradezco que la fila estaba corta, por lo cual el pelirrojo no tuvo tiempo de preguntar absolutamente nada de lo que acaba de presenciar, no solo él sino media cafetería también. Para ser sincero ni yo mismo sabía lo que había pasado, si no fuera por la herida que tenía en el interior de mi mejilla, pensaría que solo fue parte de mi imaginación.
— ¿No vas a decir nada? —pregunta al tomar asiento.
— ¿Qué tengo que decir?
—Louis... —No lo dejo decir nada más.
—No es nada, solo es un día normal Hesville —No era mentira —¿En qué hospital trabajará tu padre?
Cambio de tema rápidamente para que entienda que no quiero hablar sobre eso. Él arruga sus cejas, pero accede a no seguir con esa conversación. Para mi suerte el receso termina pronto y ambos nos dirigimos a nuestra siguiente clase.
Tomo asiento en una de las primeras mesas para así poder poner la mayor atención posible al profesor. Me toca matemáticas, agradezco que desde pequeño estas me han gustado. Mi promedio está entre los diez mejores de toda la escuela, he tenido que renunciar a muchas cosas y esforzarme para lograrlo. Quiero asistir a la universidad de Oxford en Londres y está de más decir que no cualquiera consigue entrar allí, pero eso es bueno. Porque no soy cualquiera, no soy perfecto, ni el más listo, pero me esfuerzo noche y día para lograr lo que me propongo.
Siento como alguien me toma del mentón y me hace levantar la mirada. Mis ojos se encontraron con mi mejor amiga, ella inspecciona mi rostro con determinación, sé que busca el moretón que debe haber aparecido en mi mejilla.
—¿Estás Bien?
En su voz no hay preocupación, ni pena, solo ira.
—Sí, no te preocupes.
Su mirada se posa en el fondo del salón. Donde sé que suele sentarse la causa de que la persona más amable que conozco esté hecha furia.
—Lo mataré, luego lo picaré en pedazos, tiraré sus partes al mar para que los tiburones se lo coman y no puedan encontrar ni un rastro de él.
¿Qué? No sé si reírme o preocuparme de que lo tenga todo tan pensado.
—Estás exagerando ¿No crees? Es solo un idiota, siendo idiota.
—Louis, nadie se mete con mis amigos y menos contigo.
Ella tiene intenciones de dirigirse hacia él y decirle del mal que se va a morir. Pero en ese momento entra el profesor, lo que la detiene. Sé que se atrevería montarle toda una escena y hasta de abofetearlo, la conozco; por eso agradezco que no pueda hacerlo, no valía la pena que gastara ni un segundo de su tiempo en ese neandertal. De todos modos, Ángel me había defendido.
