🃁 ━━━━━━━━ 𝔠𝔯𝔬𝔴 𝔠𝔩𝔲𝔟

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I

»𝔢𝔳𝔢𝔯𝔶𝔟𝔬𝔡𝔶 𝔴𝔞𝔫𝔱𝔰 𝔱𝔬 𝔯𝔲𝔩𝔢 𝔱𝔥𝔢 𝔴𝔬𝔯𝔩𝔡«


   𝔏a noche olía a violencia, los rumores corrían, el calor en el Club Cuervo se palpitaba firmemente. Pasé rápidamente entre borrachos perversos y apostadores de segunda. Antes de intentar subir las escaleras para reportarme, bajé mi capucha negra y divisé a Jesper entre las mesas.

—¡Sí, me encanta! Cariño, trae tragos por favor... Hey ¿aceptas monedas zemení verdad?—

—Déjame ver eso... Svane, ¿qué dices si me ayudas un poco? Este pequeño hombrecito quiere engañarme furtivamente... Lástima, ya estás aquí...—

—Ve al punto, Fahey—

—¿Sabes? Han estado estafando gente en el casino Nueve de la Suerte con monedas falsas—

—Me lo has comentado, sí—

—Pero, ¿De qué hablan? He estado aquí toda la noche ¿Quieren mi dinero o no? —

—Oh, claro que queremos dinero, excepto que... no nos gusta cuando siquiera es... real— Tomé una de las tantas monedas Kruge. —Verán, caballeros, la moneda es lo suficientemente pesada, para compararse con una verdadera— dije a los hombres sentados en la mesa. — Pero no resiste a un tiro ¿Haces los honores, Jesper? — posicioné la moneda sobre mi dedo pulgar, Jes sacó una de sus tantas pistolas, lancé el kruge al aire, se oyó el rápido disparo y la moneda cayó sobre el resto del dinero, con un agujero humeante. —¿Lo ven?—

Dirix, uno de los guardias en el Club, se acercó para sacar al tipo. Choqué mi puño enguantado color vino con Jesper y ví a Kaz llegar, sin permitirle a Jesper tomar el dinero.

—No quiero escándalos, Jesper. Asustarás a los pichones—

—Perdón, jefe—

—Ve y vigila la entrada. Sube y ve a mi oficina, en un momento te sigo— dijo bajo en mi oído para dirigirse a Rotty.

Subí las escaleras de madera crujiente en dirección a mi habitación, sacándome los guantes y la capa negra de encima. Entré al cuarto y quité las horquillas que sostenían mi largo cabello, lanzándolas al aparador. Saqué dagas de mis botas y una pistola de mi pantorilla. También me deshice de el carcaj y el arco. Amaba poder usar pantalones con total comodidad. Desabotoné mi chaleco y arremangué mi camisa. Salí del cuarto luego de encender la lámpara de gas y entré con mi llave a la oficina-cuarto de Kas.

Me acomodé en el buró de su ventana, observando el desolado paisaje de las calles de Ketterdam.

De inmediato la puerta se abrió, revelando la imponente figura de mi jefe. Se quitó el sombrero de copa y el abrigo pesado de lana, se acercó a su lavamanos y quitó sus guantes que siempre ocultaban sus manos. 

—¿Qué tal todo Svane? ¿Alguna novedad? —

—La verdad no... sólo estúpidos nuevos trabajadores extranjeros que quieren tener noches para el olvido...—

Una sonrisa burlona asomó sus labios y por fin apartó la vista de su trabajo hacia mí.

—Ya te dije que te mantuvieras alejada del puerto—

—Y yo te dije que sé cómo cuidarme... Ni siquiera he estado ahí, se perdieron en calles interiores como siempre... ¿Cómo van las negociaciones con el merc? —

OWNLESS〰kaz brekkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora