OWNLESS〰kaz brekker

🖋️━━━━𝔟𝔩𝔞𝔠𝔨 𝔰𝔱𝔞𝔦𝔫

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XI

» 𝔰𝔲𝔫 𝔞𝔫𝔡 𝔬𝔠𝔢𝔞𝔫 𝔟𝔩𝔲𝔢«

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   —ℑnej... ¿Qué pasó?

—Maté... a la inferni.

—No puedes montar a caballo.

—Ni siquiera de a dos, debemos que crear otro plan.

—Aquella se ve como una bonita opción— dijo Kaz refiriéndose a un carruaje.

Jesper me ayudó a sostener a Inej. y dimos unos pasos hasta el transporte.

—Déjamela a mí.

Jesper abrió la puerta, mientras Kaz rodeaba el carruaje.

—Hola— un Hacedor le lanzó el libro que leía al moreno. El grisha salió por el otro lado y Kaz le golpeó la cabeza con su bastón.

—Me lanzó un libro— dijo suspirando.

Hice mi esfuerzo por subir a mi compañera y me subí para sentarme a un lado de ella.

—Duele mucho.

—No puedo revisarte así, mis manos están sucias, será mejor que nos traslademos a algún lugar primero, colócate tu pañuelo allí.

—Bien.

—Será mejor que yo conduzca, ¿me das tu traje Jesper?

—¿Camuflaje?... Claro— el moreno me extendió su traje, me quité la capa y arreglé el chaleco y mi camisa.

—Te confío mi arco y flechas Jesper. Iré por nuestras cosas...

—Bien— Salté, me coloqué el traje.

—Estamos algo lejos de la cantina— dijo Kaz.

—Seré rápida— dije seca.

Corrí lo más rápido que pude al carruaje destruido y saqué nuestras cosas del baúl, no era mucho, así que pude sola. Volví lo más rápido posible, evitando las calles transitadas, y saltando a algunas azoteas por si acaso.

Volví a abrir la puerta del carruaje y acomodé nuestras cosas junto a mi jefe. Cerré la puerta y subí a la parte de adelante, los caballos, mansos, me hicieron caso de inmediato.

. . .

Nos detuvimos en una granja recientemente abandonada. Inej no soportaba el dolor, por lo que busqué rápido una fuente de agua, recogiendo algo para que los demás se lavasen.

Volví cuando Inej estaba a punto de coser el corte.

—¿A donde?

—A Ketterdam.

—¿Volveremos?— pregunté.

—Ante nuestros escasos fondos, la falta de tiempo y los conflictos de intereses. Hay que cortar por lo sano— Kaz salió del recinto dejándonos a los tres solos.

—Déjame, yo me encargo— comencé a coser y secar la sangre en la zona del abdomen de Inej.

—Aún duele.

—No puedo hacer mucho... Fue el fuego de la inferni lo que te hizo esto ¿No?— Asintió haciendo muecas.

—Es por eso que no puedo hacer mucho— mentí.