EL ENTRAMADO [Dark Fanfic]

EL FIN DEL INCIO

Cierra los ojos un momento e imagina la nada, ¿Qué ves? ¿Cómo describirías esa ausencia? ¿Dónde has visualizado su fin y su comienzo? ¿Quién no teme al silencio o al vacío? Ese frío metálico que congela el corazón humano y que lo absorbe hasta dejarlo seco. Preferimos imaginar conceptos para la cosa más singular porque nuestra mente es incapaz de dibujar una vida sin límites, sin materia. Miramos el horizonte y vemos una fina línea que pone un fin; pero si observamos más allá, veremos que el mundo sigue, y sigue, y sigue, y sigue. Vemos en el cielo un techo cuando lo que se alza sobre nosotros es el mismísimo infinito. Hemos diseñado una vida llena de barreras que han acabado convirtiéndose en vendas y ahora somos ciegos a ver detrás de la tela. Nuestra mente no acepta lo que no es convencional y, como acto reflejo, lo rechazamos. ¿Es más fácil rechazar algo que esforzarse por comprenderlo no?

Pero querido lector, déjame que te cuente un pequeño secreto; sé que ahora se te erizará el bello, que tus cimientos se tambalearan y que todo conocimiento adquirido hasta ahora se precipitará hacia el abismo, junto al resto de cosas que dejamos caer y no recuperamos. No existen ni los principios ni los finales, ni el tiempo, ni el presente, ni el pasado, ni el futuro; inventamos esos términos para no volvernos locos. Fíjate ahora en los días del año, en las estaciones -verano, otoño, invierno, primavera y vuelta a empezar-, en los meses -siempre se repiten los mismos doce-, en las semanas -de lunes a domingo y vuelta a empezar-, en las horas -siempre compuestas por sesenta minutos-, en los minutos -siempre de sesenta segundos-; que curiosa la forma en la que lo relacionamos todo y a la vez no relacionamos nada. Somos meros seres a los que se nos permite brevemente disfrutar de un paréntesis de luz entre dos sombras, del placer de vivir, de experimentar, de amar, de sonreír, de llorar, de respirar, y aún así nos emperramos en menospreciarlo, en complicarlo todo. Con las manillas poniéndose de parte de Beatrice y Jonas en los túneles, antes de que se les engullera el abismo, ambos supieron que al final todo era el inicio, regresaban al origen de la historia y a su vez la suya llegaba a su final. El universo nos saca años luz de ventaja, somos granos de arena en una playa quilométrica, y solo podemos atañernos a disfrutar de lo que nos es regalado.

WINDEN, MUNDO ORIGEN, 4 DE NOVIEMBRE DE 1986

Bertha Tannhaus no había dormido en toda la noche a causa de la emoción. Hoy era el día en que se iba a Berlín para encontrarse con su editora. Al fin había terminado su libro y estaba a un pequeño peldaño de publicarlo. Su marido, H.G. Tannhaus, que conocía a la perfección a su esposa, había madrugado para prepararle el desayuno junto a una pequeña sorpresa. 

Asimismo, cuando la mujer bajó a la cocina el aroma le avisó por adelantado del manjar que iba a devorar. Abrazó a su marido; que afortunada se sentía por haber encontrado su alma gemela. Se conocieron en el colegio cuando eran pequeños; aunque ella no le hacía caso por aquel entonces, conforme crecieron, también lo hicieron sus sentimientos.

-Espera, tengo algo para ti.

El relojero sacó un reloj de bolsillo que marcaba la hora exacta. Al abrirlo, tenía una inscripción grabada expresamente. 

-Para Bertha, espero que la suerte esté de su lado en su viaje. -citó en voz alta.

-Vas a triunfar sin la necesidad de amuletos, pero creí oportuno que conservaras algo nuestro para sentir que te estoy dando apoyo aunque no esté físicamente allá. -constató él sonriendo.

-Siento que no puedas venir, ha sido todo tan precipitado...

El hombre negó ligeramente con la cabeza.

-No importa, lo importante es que vas a conseguir tu sueño. 

Alzaron la mirada sonriéndose cuando de repente se produjo un apagón momentáneo seguido de un escandaloso trueno. Al volver la luz Bertha se encontraba desconcertada, había sentido un deja vú, como el presagio de algo que se repetía.