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La noche transcurre con Hoseok en vela y Suga a su lado de la misma manera, en la misma cama pero dándose la espalda uno al otro.

Cuando el sol comienza a salir se siente la añoranza y el saber que el tiempo acaba es horrible, Suga ni siquiera salió a alimentarse ese día para no dejar ni un segundo de estar a lado de Hoseok.

Tenían que volver a aquella cuidad donde de encontraba el portal al cielo.

El trayecto es silencioso y Suga aprovecha cada momento para tener pequeños roces con Hoseok.
Acomoda su camiseta, le pone una gorra en la cabeza, le sacude la ropa aunque no esté sucia y termina por acomodar su cabeza en el hombro del ángel para dormir un momento o eso intenta hasta que lo logra.

Cuando despierta con el roce de las manos de Hoseok en las suyas finge dormir más para seguirlo sintiendo hasta que esté le habla al oído.

En el momento en el que llegan al lugar y caminan por aquel mismo lugar de hace unos días, se esconden tras los arbustos y llegan a aquel lugar abandonado donde se encuentra el portal que llevara a Hoseok de nuevo a casa.

Están en silencio, solo se escucha el sonido de fuera y Hoseok se acerca sonriente a Suga pero este lo detiene.

—¿Por qué has estado actuando extraño Suga?— pregunta el ángel frunciendo el entrecejo confuso

—Yo...— hace una pausa— he decidido que después de hoy no podemos volver a vernos—

Hoseok parpadea confuso.

—Es una broma ¿cierto?— pregunta con una sonrisa nerviosa

Suga niega con la cabeza.
Y su sonrisa se borra.

—Creo que las cosas serán más fáciles para ambos si dejamos está...amistad— dice la última palabra con dificultad

—¿Por qué lo dices?

—Se que hay cosas que no deberías hacer y que yo te he hecho hacer como todo el contacto físico o salir del cielo y venir a la Tierra—

La cara inexpresiva de Suga se convierte en una mueca extraña mientras sus labios se fruncen.

Ambos se quedan mirándose fijamente mientras se abre el portal justo a la misma hora y Suga aprieta la mandíbula.

—Vamos, ve o se cerrará y tendrás que esperar un tiempo más aquí con los terrenales—
Lo toma del brazo y lo conduce más cerca del portal.

Mientras Hoseok aún no digiere que NO volvera a ver a Suga, ni a hacer locuras a su lado, ni a conocer países, no volvería a escucharlo decirle angelito.

¿Por qué lo hacía? ¿Realmente por qué le quería evitar problemas?

—Dime porque haces esto— pide Hoseok y unas calidas y densas gotas resbalan por sus mejillas que salen silenciosas de sus ojos.

—Tu eres un ángel y yo un demonio, tú eres de la luz y yo de la oscuridad, no debemos estar juntos, ¿No es suficiente razón esa para dejar esto ya por la paz?

El tiempo para el portal no es infinito y Suga lo sabe.

—Vamos entra ahí— dice dulcemente aunque parece una orden

Hoseok da unos pasos hacia enfrente.
Mientras aún caen lágrimas de sus ojos, recordaba que había visto hacia un par de siglos como los humanos derramaban aquellas gotas cuando estaban tristes o felices, pero nunca había pasado con él,¿estar en la Tierra le estaba convirtiendo en humano?
Los pies se le han vuelto de plomo.

—Hoseok si no entras ahí quedarás varado más días aquí en la Tierra y eso podría traerte problemas— dice Suga y el ángel se rinde.

Acorta la distancia que queda hacia el portal y entra.
Decir un adiós, no sale esa palabra de su boca.

Mira fijamente a Suga por última vez.

—Suga— dice con voz aguda antes de que el remolino lo absoba

—Hoseok— responde este

—Suga— su voz se escucha más lejana, poco a poco la figura de Hoseok se vuelve más borrosa.

—¡soy Yoongi!— grita el demonio de las pesadillas antes de que el portal desaparezca pero no está seguro de que el ángel lo haya escuchado.

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