✨Episodio XXX✨

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La oscuridad era lo único presente en aquella habitación, era la única manera en la qué el dolor de cabeza no era tan intenso como antes, pues estando bajo el control de aquél sujeto siempre sentía dolor, la única manera de regresar en su persona era estando en la oscuridad absoluta.

— Ataque a Itzugo y le hice mucho daño — las lágrimas cayeron una tras otra mientras abrazaba sus piernas en un rincón lejano, su cabello cubría perfectamente el rostro. Había terminado así después de ser raptada, amenazando con matar a sus dos amigos sino se dejaba someter por el experimento.

Y ni siquiera había visto a su dos amigos.

— Ya no quiero luchar, nunca me ha gustado luchar — susurró sin que nadie escuchara sus lamentos o al menos eso pensó.

— ¿De que hablas? Si para eso nacimos, para combatir sin cansancio — todo estaba tan oscuro qué aún forzando su vista no podía verlo.

Aún así sabía de quién se trataba, la voz era reconocible para ella pues de sus compañeros era el único con quién hablaba, aunque la primeras veces fue para pedir combatir contra ella.

— Grimmjow ¿Tú me trajiste? — no recordaba como llegó, solo fragmentos de un combate bastante peculiar entre ella y Itzugo, cómo solía llamarle.

— Parecía qué estabas sufriendo — contestó sin más — : Eres muy fuerte pero no te gusta combatir ¿Entonces se puede saber que te agrada? Somos arrancar, vivimos para demostrar nuestra fuerza.

— Hablas como él —. Grimmjow sabía que se refería al difunto quinto espada que quizás era más psicópata que él mismo — : Jugar es más divertido.

Estaba llorando sin parar pero cuando dijo esto último hizo una ligera pausa pensando en algo muy peculiar.

— ¡Juguemos! — : gritó repentinamente haciendo retroceder un paso al sexto espada aunque no se notó en aquella habitación tan oscura.

— NO —. Dijo cortante mientras daba la vuelta para salir, se había quedado demasiado tiempo esperando a despertar — , voy a combatir con el primero que me encuentre.

— ¡Espera! — el masculino se detuvo para escucharla — tengo miedo de estar completamente sola, ya no tengo a mis amigos con quién jugar si quiera sé si están bien. Tampoco puedo confiar en mi cuando hay un simple rayo de luz, estoy obligada a estar en la oscuridad absoluta.

— No puedo jugar contigo en un lugar tan oscuro, no soy un retrasado —. Ante esto la chica quedó en silencio, tenía razón en lo que dijo.

— Entiendo — parecía una niña pequeña hablando con su hermano mayor o algo así —, lo siento.

Otro incómodo silencio mientras el frío era más notorio, se escuchó un resoplido repentino.

— Está bien, ¿Qué se te ocurre? — y nuevamente había caído en los caprichos de ella, como un perrito obedeciendo a su dueño el simplemente estaba siguiendo las locuras de Nell.

Así pues, la noche cayó en el mundo humano al igual que la nieve era más intensa.

Uryu miraba la ventana un tanto aburrido contando los copos de nieve cayendo uno tras otro, miles de pensamientos pasaban por su mente incapaz de ignorarlo, simplemente era imposible pensar mientras que Rukia estaba sentada sobre su mesa, leyendo la cantidad de libros con curiosidad.

Ella tenía uno de sus tantos vestidos que usaba en el mundo humano cuando tenía el gigai, curiosamente era un vestido qué le regaló hace un tiempo cuando la rescataron de la sociedad de almas.

Parecía una niña curiosa, podía brillarle los ojos más y más cuando veía aquel libro de recetas pues si conociendo bastante de ese mundo no conocía algunos platillos de otras culturas.

— Sorprendente — : decía cada qué encontraba algo interesante.

Uryu bostezo mientras él frío era más intensa, cerrando la ventana. No se quejaba ante la idea de Urahara, así podía estar cerca de ella pues era uno de los objetivos principales y él uno de los pocos que podía detectar la presencia de un arrancar actualmente.

— Kuchiki — : se sentó cerca de ella sin invadir su espacio personal —, ¿Cuanto tiempo seguirá Kurosaki con sus poderes?

La Shinigami dejó de mirar el libro por un momento volviendo a su típico semblante serio. Parecía calcular el tiempo, luego le miró.

— Tal vez un mes —. Más o menos eso de quedaría ella aquí o tal vez menos si la sociedad le llama después de solucionar los actuales problemas.

Bajó la mirada por un momento mientras se acercaba más a ella, entonces debía grabar cada momento con ella. Se acercó más a la Shinigami para observar lo que ella.

El libro era sobre algunas tradiciones que se realizan en navidad o año nuevo así cómo varios platillos, hablando de eso estaba cerca de aquellas fechas un tanto incómodas para él.

— Oye, Ishida —. Él masculino le miró cuando escuchó su nombre, ella señalaba la imagen de un globo con curiosidad — no sale que es, parece que lo arrojan al cielo.

Uryu sonrió ante la pregunta, era uno de esos globos que se supone que cumplen deseos, los cuales algunas personas lo arrojan al cielo él grupo.

— Es un globo de los deseos, una tradición. Se supone que debés encender el  globo con tu familias y amigos el año nuevo, así cada una pide un deseo para el siguiente año, esperando qué esos sueños se cumplan — confirmó sin dejar de mirarle.

— Me gustaría hacer algo así, ¿Tú lo has hecho? —. Uryu permaneció en silencio durante un tiempo mientras sonreía ligeramente.

— Alguna que otra vez antes de que falleciera mi madre — aseguró con tranquilidad.

— Lo siento, te hice recordar cosas desagradables —. Dijo mientras bajaba el libro un tanto apenada.

Hubo un silencio qué fue un tanto incómodo, sin embargo Uryu no dejó de mirarle.

— No lo hiciste, no son recuerdos malos — dijo entonces — Tengo tiempo sin hacer algo similar... Si te quedas más tiempo, arrojarsmos uno en año nuevo.

— Así no esté aquí, vendré —. Sonrió entonces, así ambas miradas se cruzaron repentinamente.

El silencio invadió el ambiente, los ojos no se desviaban mirando a otra lugar más que el rostro ajeno.

— Eso sería algo grandioso —. Uryu logró articular ésas palabras mientras se acercaba más a ella, inclinando su rostro al femenina.

Rukia pareció desconcertada por unos minutos pero ella también se inclinó, con la esperanza que aquello que estaba presenciando no fuera un sueño o algo por el estilo.

Las manos de Ishida tomaron sus mejillas con delicadeza, ella cerró los ojos por instinto mientras disfrutaba el tacto de sus manos qué guían a donde debía ir.

La besó.

Sentía la humedad de sus labios, le regresó el beso sin dudarlo así pues las mejillas estaban robotizadas al igual que las del masculinos. Eran suaves los labios, sentía una combinación de emociones que explotaron de un solo golpe en su estómago sin querer dejar de besar al contrario.

Se escuchó el cerrojo de la puerta abrirse de golpe causando una exaltación repentina en ambos.

— ¡Uryu tengo que... —. Se detuvo a medio hablar cuando observó la escena, sus ojos estaban desorbitados sin saber que decir, no era una escena agradable para Ryuken Ishida ver a su hijo besando a una Shinigami.

— ¡¿Qué haces aquí?! — Gritó ligeramente sonrojado pero más por el enojo, él nunca venía a verle solo un par de veces, estaba consciente que tenía la llave del departamento pero ya tenía años sin venir más que en las navidades.

— ¡¿Y tú qué estás haciendo?! — Ryuken le gritó igual de enojado, mientras qué Rukia pensaba en tres cosas : había besado a Ishida Uryu, su beso fue interrumpido y por último padre e hijo se parecían.


Tu Me Cambiaste La Vida (Uryu X Rukia) Completada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora