𝓣𝓻𝓮𝓲𝓷𝓽𝓪 𝔂 𝓼𝓲𝓮𝓽𝓮

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Tenía treinta llamadas perdidas de su madre, no deseaba responder a sus llamadas y mucho menos sus mensajes diciéndole hasta de que se iba a morir.

Tres días habían pasado y gracias a sus constantes salidas, ebriedad y lo poco que le importaban, recién se había dado cuenta de que sus dos hijos no estaban en casa.

__Jimin, necesito tener mis cosas aquí. Por lo menos mis útiles de escuela.__ se quejaba su hermano menor mientras hacía una tarea en la computadora de Jungkook.

__Está bien, cuando Jungkook llegue, iremos a traer tus cosas__ respondió sin muchos ánimo.

__Te juro que no quiero ser molesto, pero el informe que debo presentar mañana, está en mi computadora y si no lo acabo, desaprobaré una materia.

Lo entendía y había estado tratando de posponer su "visita" a esa casa, por miedo a encontrarse con su madre. De ninguna manera dejaría que JiHyun vaya, no por ahora. Tal vez cuando ella pueda pensar con claridad y no con la rabia que en estos momentos tenía. No pondría en peligro a su hermano.

__No te preocupes, iré. Yo también necesito algunas cosas, termina esa tarea. Arregla tu cuarto y si me demoro le das de comer al gato a eso de las 6.00 p.m. No quiero que te pongas a ver animes y te olvides de todo.

__Si papá, lo tengo__ se burló.

__En un par de horas llegará Jungkook, le dices que salí, solo eso.

__¿Ya con los secretos? Este matrimonio no va a durar.

__Cállate o te pateo la cara.

No se escuchó nada más hasta que se despidieron y Jimin salió de casa.

Estaba nervioso porque sabía que se la encontraría, tenía la seguridad de que estaría ahí. No quería preocupar a Jungkook, prefería que no se entere hasta llegar con las cosas y poder contarle con tranquilidad.

De todos modos, no podría pasar nada peor a lo que ya había vivido.

Aún tenía las llaves, así que pudo entrar. Como lo temía, Sun A se encontraba ahí en el sofá, ebria. Se notaba que había descargado su ira sobre algunas cosas.

El televisor en el suelo, pisoteado y los vidrios rotos de la mesa de centro, se lo confirmaron.

__Hasta que te dignas a venir. ¿Dónde dejaste a JiHyun?__ no estaba tan ebria como pensaba.

__No vengo a discutir sobre mi hermano, solo vengo que recoger algunas cosas que necesitamos. JiHyun está bien, por si te preocupa. Ver a su madre ebria todo el tiempo, no creo que es un buen ambiente para que crezca. Después de todo yo lo crié, se lo que es bueno para él.

__¿Crees que tienes la libertad de llevarte a mi hijo a dónde quieras? No me importa si te largas, pero a él no puedes llevártelo, es mi hijo. ¡Tráelo o juro que te denunciaré por secuestro!

__Déjame recordarte que prácticamente no eres su madre, porque siempre te importó más una botella de licor que él. Solo le diste cosas materiales y lo volviste holgazán y grosero. Todo lo malo lo aprendió de ti, pero ¿Sabes qué? Recapacitó, se dio cuenta a su corta edad que ese no era un buen comportamiento y no sabes lo orgulloso que estoy de él. Dime tú, ¿De qué estás orgullosa?¿De que te acabaste cinco botellas hoy?_ no quería discutir, pero la rabia adentro suyo, estaba aflorando.__ Puedes denunciarme, estoy seguro de que JiHyun elegiría mil veces quedarse conmigo que contigo.

A pasos lentos se acercó para enfrentar a su hijo que ahora ya era más grande que ella.

Los recuerdos de las miles de veces que se acercó para intimidarlo, gritarle y hasta golpearlo, hicieron que retroceda un paso, pero no quería mostrar debilidad, tenía que enfrentarla. Ella debía saber que Jimin no era más un niño asustado.

ATRACTIVODonde viven las historias. Descúbrelo ahora