Las sirenas sonaban a lo lejos, con un poco de suerte y tiempo lograrían salvar a alguien, pero cientos de civiles ya habían muerto en el primer segundo que se soltó la explosión en la plaza. Ninguno de los presentes tuvo tiempo siquiera de asimilar que había pasado, difícilmente alguien habría sobrevivido ese ataque. El humo recorrió toda la plaza, y si la explosión no había tomado la vida de todos los presentes, al menos el humo lograría ahogar a aquellos que no habían logrado recobrar la conciencia a tiempo.
En medio de la plaza seguía la camioneta que había explotado hacía unos segundos, estaba cubierta de fuego, no había rastro alguno de Piero por donde sea que se mirase. Si realmente aún estaba ahí, no sería fácil reconocerlo junto a todas las demás personas carbonizadas.
Erin se arrastraba en el suelo, por un momento había perdido la cabeza y no sabía porque estaba metida en aquel infierno, solo podía pensar en Kotomi, quien había fallado en proteger de la explosión. A penas podía sentir algo, pero de todas formas se arrastró hacia cualquier dirección, no tenía idea de adonde, pero se siguió arrastrando con tal de escapar del inevitable calor de la zona. Intentó pedir ayuda, pero de su boca no salió ninguna sola palabra más que tos, intentó más de una vez, pero cada vez la tos lastimaba más su garganta por lo que se vio obligada a detenerse y colocar su mano sobre su pecho, el dolor le quemaba la garganta y las cenizas no hacían más que nublar si visión; con la manga de su camiseta intentó quitarse la mugre y así logró ver a Kotomi a poco menos de unos cuantos metros. Puso su mano en su pecho y arrastró su cuerpo hasta el de su amiga, lo siguiente que hizo fue poner su cabeza en su pecho. Apenas escuchaba algo, pero logró sentir un débil palpitar. en su boca se dibujó una sonrisa, aliviada, asique se puso de rodillas y trató de despertarla. La agitó, sin embargo, no reaccionaba. Miró a su alrededor y vio a Hannah a unos cuantos metros, estando boca arriba, Hannah la miró, enseguida pudo notar que respiraba por la boca con mucha dificultad. Sus ojos gritaban por ayuda, pero Erin tomó su decisión; pensó que lo más sensato sería llevar a Kotomi a un lugar seguro y entonces volver por Hannah, al menos es lo que tenía pensado, ya que no estaba considerando la poca energía que tenía. Levantó a Kotomi y la puso en su hombro, casi ni podía con ella misma, asique irremediablemente cayo por su propio peso. "supongo que nuestra aventura en el bosque de hadas se acaba aquí," pensó Erin ya sin fuerzas. En ese momento se escuchaba a otra camioneta pasar cerca del lugar, "otro ataque," fue lo primero que vino a su cabeza. No podía descansar, debía sacar a Kotomi inmediatamente. Se volvió a levantar con Kotomi aun en su hombro y planeó llevarla a uno de los locales.
Todos los cristales se habían vuelto añicos, al menos el edificio aún seguía en pie, y al parecer no había sido la única a la que se le había ocurrido eso, ya que había otras personas buscando refugio en los demás locales. Se apresuró por no quedarse fuera, y en eso este hombre que se veía gravemente herido, le tomó la pierna a Erin y comenzó a musitar cosas sin sentido; al parecer algo había atravesado su pierna de lado a lado y difícilmente volvería a levantarse pronto. Inmediatamente se safo del agarre del moribundo hombre, en ese momento fue cuando el silencio del lugar se vio consumido por el grito y sollozos de las demás personas que comenzaban a retomar la conciencia.
Erin logró acercarse a la entrada de uno de los locales y se sintió aliviada al ver que no hubo otra explosión, aunque no estaban del todo a salvo, ya que de la camioneta habían aparecido unos cuantos sujetos armados, esa gente. Los hijos de puta habían regresado con todo, por ahora no había tiempo de lidiar con ellos, asique Erin se encargó de entrar al local y poner a Kotomi en un lugar seguro.
-¿Qué fue lo que pasó? -balbuceó Kotomi.
-No tengo ni puta idea. Esa gente está aquí, pero juraría que nos esperarían unos cuantos días más, no pensé que harían un ataque así de directo.
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Kotomi
AventuraHan pasado años desde que la humanidad se llevó a si misma a su autodestrucción, y ahora los pocos supervivientes de este quebrantado mundo se ven obligados a hacer lo que sea por sobrevivir un día más; muchos viajan solos, otros viajan en facciones...