Capítulo Veinte

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── Justicia divina y un
momento incómodo. ೋ

Mordía mis labios con nerviosismo mientras veía como el oficial de policía miraba la foto completamente imperturbable

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Mordía mis labios con nerviosismo mientras veía como el oficial de policía miraba la foto completamente imperturbable. No sabía que pensaba. No sabía si le causaba rechazo lo que veía, si le causaba envidia o indiferencia. Alzó la vista hacia mí, mirando mi rostro.

—¿Él te hizo eso?

Yo asentí, sabía que se refería a la herida en mi comisura. La verdadera pregunta difícil fue cuando quiso saber donde estaba. ¿Cómo le decíamos que seguía tirado en la oficina de periodismo? Le había dado hasta una patada de puro rencor, ¿Qué pasaba si quería demandar? El descaro de ese sujeto no tenía límites, no me sorprendería que tratara de cambiar la jugada a su favor, poniéndose a él como la víctima. Tenía todas las herramientas para hacerlo.

Debí pegarle más fuerte.

—Está en la oficina del periódico escolar — respondió Key, carraspeando —. Tengo la grabación de cuando la atacó, y sobre todo, como dijo que se aprovechaba de las chicas.

El oficial la miró con interés —: Acompáñame, ¿Estás dispuesta a declarar? Podemos ir inmediatamente a la comisaría, pero deben detener la huelga.

Apreté los labios.

—¿Qué pasará con él? Si detenemos esta huelga, ¿Promete que investigará todo? — preguntó Franz realmente interesado —. Incluso al director, él también sabía lo que estaba pasando.

Miré a Key, tragó saliva mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. Entendía lo difícil que era esto para ella, este sujeto la encontró en su momento más vulnerable y no dejó de jugar con su mente desde entonces. En este instante, probablemente está de pie recordando todos y cada uno de los momentos que pasó con él, preguntándose si realmente alguno fue real. Si verdaderamente la amó o solo fue otra de las muchachas de las que se aprovechó. De un segundo a otro, descubrió que el que creía que era su gran amor terminó siendo solo un embaucador tramposo.

Que daba unas cachetadas tremendas, aún me dolía la mejilla.

—Lo haré — asintió Key luego de unos segundos —. Voy a declarar, siempre y cuando aseguren que sin importar él resultado, él jamás volverá a acercarse a mí.

El policía la miró, y terminó asintiendo. Franz la acompañó junto al hombre para anotar unos últimos detalles, mientras yo daba la orden de mover sillas y mesas. Fue una huelga efímera y poco motivante, pero sí me hizo notar algo. Si quiero, puedo conseguir cualquier cosa. Con un discurso buen armado, logré convencer a gran parte de los estudiantes de sumarse a mi causa, una que antes no habían tomado en cuenta o no habían tenido el valor suficiente para pelearla. Había nacido para esto, para desenmascarar las mentiras e incitar a la rebelión con tal de hacer lo correcto. Tener una cámara en mis manos solo era la herramienta que me permitía hacerlo. Jamás me habría dado cuenta de no ser por Trace, ¿Estaría orgulloso de mí por esto? ¿Me regañaría por haber armado un escándalo? No lo sabría jamás, pero sí sabría que estaría feliz de que haya hecho lo correcto.

𝐋𝐈𝐀𝐑𝐒 𝐋𝐈𝐊𝐄 𝐔𝐒 ❯❯ Akaashi KeijiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora