Capítulo Catorce

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── La pesadilla de la
hermana que vivió. ೋ

Dime, Trace, ¿Debí escucharte ese día? Probablemente si te hubiese creído estarías vivo en este momento

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Dime, Trace, ¿Debí escucharte ese día? Probablemente si te hubiese creído estarías vivo en este momento...

Guardé mis cosas con fuerza y sin importancia mientras mi respiración salía descontrolada de mis labios. Apenas si podía ver con las lágrimas aglomeradas en mis ojos y solo podía sentir el temblor de mis labios. No sabía si había guardado todas mis cosas, no sabía si estaban bien acomodadas o si algo se había roto. Me importaba una mierda, solo la crucé por sobre mis hombros y salí disparada hacia la salida. Habría comenzado a correr de no ser porque la figura de Yachi y los demás se metieron en mi camino.

─Grace, estoy preocupada ─ dijo Yachi llena de tristeza ─. Dime que ocurrió, de pronto te alteraste y ahora quieres irte.

─Déjame pasar.

─Kenoa- san... ─ escuché decir a Tanaka, pero no podía perder el tiempo.

─¡Que se muevan!

Entonces me di cuenta que les había gritado, el aire escapó de mis labios mientras las primeras lágrimas se deslizaban por mis mejillas. Solo... debía llegar, necesitaba saber que era lo último que había escrito antes de haber tomado esa estúpida decisión. Necesitaba saber que había en esa carta que debí leer hace años y de la cual me enteraba de su existencia ahora. Ellos no tenían la culpa, lo sabía, pero en este momento eso no me importaba.

─: Lo siento... ─ dije un poco más calmada ─. Por favor, necesito ir... Se trata de Trace.

Yachi abrió los ojos de par en par, mientras todas las palabras que pudo haber dicho fueron tragadas por la compasión que sintió. Le indicó a los muchachos que se hicieran a un lado y yo solo pude mirarla para darle las gracias, antes de comenzar a correr a la parada de autobuses.

Si tomaba uno ahora, podía llegar justo a tiempo antes de que cerraran las puertas del lugar. Mordía mis labios y miraba la hora cada dos minutos, esperando que el universo se apiadara de mí. Fue diez minutos después que el autobús llegó y mis uñas fueron las víctimas durante todo el viaje. Mi mente se inundó de recuerdos. Cuando éramos niños Trace y yo siempre peleábamos, éramos como enemigos que compartían habitación y peleaban por los espacios y los juguetes. Al mismo tiempo, él era mi brillante príncipe y yo su guardia de armadura real. Era irónico, porque siempre era yo la que debía ser defendida por él. Recuerdo que una vez llamaron a mamá de la escuela porque nos habíamos metido en problemas, él me protegió de un bravucón mayor que no me dejaba en paz y cuando le preguntaron porqué lo había golpeado, él respondió: "solo yo puedo hacer llorar a mi hermana". No sabía lo cierto de esa frase hasta el día de hoy, en donde solo él seguía siendo la única persona capaz de hacerme llorar.

Él había sido el único capaz de recatarme, y yo nunca pude hacerlo. Desearía poder volver en el tiempo y ser yo quien se encuentre tan desesperada como para querer morir. Ser yo quien se hubiese lastimado, ser yo quien sangrara en ese baño horrible. Poder haber detenido su mano ese día y decirle: "No te preocupes, hermano, de ahora en adelante yo me encargo".

𝐋𝐈𝐀𝐑𝐒 𝐋𝐈𝐊𝐄 𝐔𝐒 ❯❯ Akaashi KeijiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora