Capítulo Veintiuno

1.4K 238 257
                                    

── La confesión desesperada
y una respuesta inesperada. ೋ

Nunca había entendido los triángulos amorosos hasta que me vi envuelta en uno

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Nunca había entendido los triángulos amorosos hasta que me vi envuelta en uno. Como el corazón se dividía entre dos personas y era imposible decidir. Cuando el camino parecía claro y conciso hacía uno de los lados, el otro parecía sentir celos y buscaba inclinar la balanza a su favor. Había llegado al mismo lugar que aquel pajarito había caído sobre mi cabeza, era hasta poético despedirnos de él en este mismo lugar. El bello cerezo se encontraba con menos hojas que aquella vez en la que nos juntamos para el trabajo del club de artes. Jugaba con mis dedos, ansiosa porque su presencia apareciera de una vez por todas. Con la ida de Pétalo, solo el trabajo de artes seguiría uniéndonos y se entregaba a fines de semana, ni la huelga pudo impedir eso. Ya no tendríamos que hablar, ya no tendría que saludarlo por el pasillo. Sería lo mismo de antes, donde yo sabía que existía, pero no me importaba en absoluto. Estoy completamente ansiosa por volver a esos días.

Por desgracia, toda esa idea se derrumbaba cuando él volvía a aparecer frente a mí. Justo ahora solo podía ver su rostro y darme cuenta que no podría pasar a su lado fingiendo que no existía, porque mis ojos siempre buscarían los suyos. Creí que vería a Pétalo entre sus manos, siendo protegida completamente por su calor para que no escapara. Al contrario de lo que hubiese esperado, ella venía en su hombro con las plumas brillantes y el pecho inflado, como si disfrutara completamente de la idea de quedarse allí para siempre.

Que envidia.

Alcé levemente las comisuras cuando estuvo frente a mí, estar con él se había convertido en algo tan incómodo.

—Veo que Pétalo ha sido perfectamente cuidado — aseguré, avanzando con cuidado y acariciando su lomo. Miré de reojo al muchacho —. Hiciste un buen trabajo, mamá.

Él rodó los ojos —: Por supuesto que sí, eres terrible como figura paterna, no apareciste ni una vez.

—Pero estoy aquí ahora, ¿Eso no cuenta? — sonreí tratando de convencerlo. Akaashi bufó, tomando al pequeño pajarito —. Se veía bastante cómoda, ¿Seguro no quieres quedarte con ella?

—Por supuesto que quiero, pero no puedo hacerlo. Ella pertenece aquí, debe ser libre.

Oh por todos los cielos, cierra la boca antes de que me gustes mucho más.

Este tipo de cosas me hacían perder la cabeza. Estoy acostumbrada a la faceta desagradable de Akaashi, esa que es seria y amargada, que no sabe divertirse y vive criticando cualquier cosa que yo hago y no le gusta. Verlo querer tanto a este animalito que él mismo salvó me hacía creer que tenía corazón, el mismo que había olvidado cuando lo escuché hablando de mí con Bokuto. Todos eran dignos de su cariño, todos menos yo. Teniendo a un chico perfecto como Semi a mi lado, que me veía solo a mí y me trataba como una princesa, yo seguía odiando el hecho de no gustarle a Akaashi. Como odiaba sentirme así, era tan estúpida.

𝐋𝐈𝐀𝐑𝐒 𝐋𝐈𝐊𝐄 𝐔𝐒 ❯❯ Akaashi KeijiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora