Capítulo Treinta y dos

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── Nuestro destino a veces nos
lleva por caminos separados. ೋ

CAPÍTULO LARGO

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CAPÍTULO LARGO.




Hace una semana el director de una academia de artes en Estados Unidos me ofreció una plaza en su escuela. Hace exactamente una semana que mamá y yo lo pensamos y dijimos que sí. Solicitará una transferencia de empleo y me graduaré antes para así no tener que volver a la ceremonia. Habíamos empacado ya la mayoría de las cosas, las paredes se veían extrañas sin las fotografía de mi padre y mi hermano. Siendo sincera, esta idea no me tiene de lo más entusiasmada, ni siquiera me emociona participar, pero puedo reconocer que es una excelente oportunidad, una que no puedo dejar pasar por nada del mundo. Pero la sola idea de alejarme de las cosas que me mantienen viva me hace sentir histérica, aquí está la tumba de mi hermano, la de mi padre. Están mis amigos, está...

Está Akaashi.

A quién aún no le he dicho nada. Supongo que... solo tengo miedo de como pueda reaccionar. Me aterra la idea de haber avanzado lentamente como para retroceder todo ese progreso con lo que debo decirle. Es por eso que prefiero decírselo a todos juntos y no a él solo. Mis manos se entrelazaban entre sí mientras los veía entrar al gimnasio con una sonrisa. No nos quedaba mucho tiempo después de todo. Aquella rutina que repetía día a día no volvería más.

─Hey, apareciste al fin ─ rio Konoha mientras dejaba sus cosas ─. Has estado toda la semana perdida, ¿Cómo fue tu concurso?

─¡Es verdad! ¿Cuándo posaremos para la portada? ─ bromeó Anahori mientras los demás le seguían el juego.

─De hecho ─ reí nerviosa ─. Obtuve el segundo lugar.

Fue cuando el gimnasio se llenó de quejidos. Ninguno estuvo ahí, pero parecían completamente seguros de que alguien hizo trampa y me robó el merecido triunfo. Eran tan divertidos... tan increíbles... me sentía una llorona sensible a punto de soltar un montón de lágrimas incontrolables. Nunca me consideré una sentimental, de hecho, no lloraba hasta que tomé la decisión de fotografiar al equipo de volleyball. Desde entonces, encuentro tan normal el dejar fluir mis emociones que ahora no puedo dejar de pensar en mí como una insoportable sentimental. 

─Deberíamos ir a visitar a los jueces, estoy seguro de que te robaron ─ aseguró Bokuto con una sonrisa.

─Tal vez, pero les aseguro que el pato que me robó el premio fue un gran rival ─ respondí con cierto humor. Odiaré toda la vida a ese pato ─. Como sea, yo... debo decirles algo importante.

Ellos se detuvieron, fue cuando supe que debía soltarlo en un segundo. Abría y cerraba la boca, pero nada salía de mi garganta. No es para tanto, ¿O sí? Es decir, podíamos mantenernos en contacto, pero todos sabemos que en algún momento las relaciones a distancia comienzan a fallar hasta que se evaporan.

𝐋𝐈𝐀𝐑𝐒 𝐋𝐈𝐊𝐄 𝐔𝐒 ❯❯ Akaashi KeijiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora