Comenzó a toser luego de haberse atorado con el café ya helado que había estado tomando. Golpeó su pecho un par de veces, al mismo tiempo que su amigo le daba una palmada en la espalda. Pronto un silencio se asentó entre las miradas de ambos.
—Pensé... creí que entre ustedes hace un tiempo... bueno...
Comenzó a hablar mirando los ojos grises de su amigo. Parecía debatir con su respuesta y con hombros caídos cerró sus párpados antes de soltar un suspiro y responder aquel comentario de Eugeo.
—Así era, quiero decir, es... También me tomó por sorpresa.
Ambos volvieron a guardar silencio. Uno pensando en qué decirle y el otro envuelto en incertidumbre por aquella petición de su esposa.
Ella había estado hace poco más de una hora en su oficina para comentarle sobre la llegada de sus padres y en medio de esa conversación, que como siempre había empezado como una discusión, Alice le dijo que quería que tuviesen un hijo. Como si aquello ayudara en lo deteriorada que estaba su relación y aún peor, Kazuto no podía dejar de pensar en Asuna.
Aunque tenía muy en claro que Asuna no tenía nada que ver en todo eso. Era su empleada y si todo iba bien, su amiga. Era divertida y muy inteligente, le daba ese toque de frescura a su monótona vida y, aunque fuera solamente como una amiga, quería con todas las fuerzas mantenerla así.
El problema es que en el fondo, sabía que se engañaba. Lo que sentía estando cerca y pensándola, causaba un efecto narcótico en su mente y en su cuerpo. Movió una vez más su cabello negro con sus dedos, como si ello ayudara a difuminar sus pensamientos.
—Kazu... — Eugeo había tomado su hombro. Dirigió su mirada a él, quien lo observaba con una sonrisa sutil, casi forzada. — Haz lo que sientas mejor. Si crees que ayudará, podría al menos funcionar para que volviesen a tener esa intimidad que me dijiste que habían perdido.
Eugeo hablaba bajo, después de todo, estaban en la cafetería de la empresa, aunque habían pocas personas, no quería que alguien llegase a escuchar esa incómoda verdad del matrimonio del jefe de la empresa.
—No puedo pensar en mí como padre, no me siento listo. Pero tal vez tengas razón.
Había sido una repentina proposición de su esposa, demasiado repentina para su gusto. Guardaba una pequeña ilusión de que la excusa de llegar a concebir un bebé, ayudara a revivir ese fuego apagado en su relación. Traer poco a poco ese amor que él en realidad no estaba tan seguro de que alguna vez hayan sentido el uno por el otro. Lo cierto era que entre más lo pensaba, más difícil se le hacía creer que aquello funcionaria.
—Maldición.
Bufó despacio, recostándose sobre el respaldar de la silla.
—Vamos, tampoco es que ocurra de un día para otro.
Al rubio le preocupaba su expresión y aún más la imprevista postura de Alice. Los conocía muy bien, Alice podía llegar a ser demasiado fría, demasiado calculadora y Kazuto por su parte, demasiado ingenuo de las intenciones ocultas de alguien. No quería malpensar las cosas, pero sabía al revés y al derecho la relación que llevaban, su amigo siempre le contaba todo.
— ¿Por qué crees que haya sido ahora que lo pide?
Eugeo soltó sin más. Jugaba con el vaso helado de café y antes de recibir respuesta de Kazuto, la hora de almuerzo había llegado y con ella, los trabajadores que comenzaron a ingresar llenando la cafetería. Asuna venía entre ellos, aunque parecía distraída y se había sentado en una mesa al fondo, leyendo una carpeta con papeles y tomando un tazón humeante mientras lo hacía.
ESTÁS LEYENDO
¿Llegaste Tarde?
Fiksi PenggemarKazuto es un hombre exitoso, casado pero increíblemente infeliz. Vive en una monotonía que llena sus días y vacía sus noches. Es entonces cuando la conoce. Ella es alegre y coqueta por naturaleza. Es un romance prohibido, ambos lo saben, pero ¿podrá...