Capítulo XI: Un paso más cerca, uno más lejos.

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Bufó fastidiado. Estaba molesto y en sus gestos era casi imposible ocultarlo. Pero no importaba en realidad; Eldrie no tenía ojos para él, su mirada estaba clavada en Asuna.

Ella le sonreía amable, casi coqueta. Eso lo irritaba y más aún, sentir que eran celos, porque Kazuto era bastante asocial en muchas cosas, pero sabía qué era eso que lo estaba quemando por dentro: Celos.

Simples y abrumadores celos. Y era tan confuso, que terminó mirando algo aturdido a los alrededores inexistentes en ese pequeño cubículo que formaba el ascensor.

Eldrie le conversaba animado y sobremanera embobado a la chica de largo cabello avellana.

— ¿Cree que sería buena idea, Sr. Kirigaya?

La dulce voz de Asuna interrumpió su berrinche mental. Le preguntaba por su opinión en algo que seguramente había estado conversando con el hombre que el sentía que ahí, era un mal tercio. Se cuadró de hombros y aclaró la garganta casi imperceptiblemente, mirando a los ojos castaños de Asuna, que aguardaba su respuesta con una sutil sonrisa expectante.

—Ah, sí, sí, claro.

Asuna sonrió ampliamente y dio un aplauso bajo. — ¡Genial! El viernes entonces.

Aunque ella se veía radiante, Eldrie no parecía tan contento. Kazuto estiró un lado de su boca con ternura y suavizó su tensa mirada, ella se veía hermosa de esa manera. Pero apenas un segundo después de que bajara Eldrie del ascensor no tan contento como había ingresado, Kazuto se acercó al oído de Asuna y preguntó en voz extremadamente baja para estar solo ellos.

— ¿Qué hay el viernes?

Asuna sintió la suave voz cosquillear en su oído y toda su piel reaccionó con un escalofrío que la recorrió en un segundo por completo. Sus mejillas ardieron antes de voltear a ver a su jefe. Kazuto parecía ignorar ese efecto que causó en ella, y Asuna trató de calmar su corazón y su respiración antes de contestar.

— ¿En serio no oíste nada de lo que hablamos?

Kazuto rascó su mejilla mirando a algún punto hacia arriba. Para ella se veía en extremo tierno, como si en momentos como ese, viera al niño que alguna vez fue.

—Si te soy sincero, no.

Había elevado sus hombros mientras cerraba sus ojos esperando un regaño por parte de Asuna. En cambio, flotó hasta sus sentidos la melodía de una risa un poco contenida, que pronto estalló en una carcajada divertida. Asuna sostenía su vientre mientras se encorvaba tan solo un poco.

— ¿Está consiente que se está burlando de su jefe, señorita Asuna?

Kazuto usó su voz solemne, pero no la logró mantener al ver que ella simplemente seguía doblada de la risa.

—Está bien, lo siento, lo siento.

El ruido de las puertas anunciando el subterráneo y abriéndose, los encontró a ambos riéndose. Avanzaron algunos pasos cuando Asuna le comentó:

—Quería hacer algo el viernes. Perdón, te involucré para no tener que rechazarlo abiertamente.

—Oh, ya veo.

Para Kazuto fue imposible borrar o si quiera disimular la enorme sonrisa que se formó al oír su excusa. Eso quería decir que Eldrie, en realidad, no le interesaba y eso, lo alegraba más de lo que él estaba dispuesto a admitir.

—Está bien, no me molesta. Además, creo que será divertido salir de la rutina.

Él contestó eso con toda sinceridad, algo que era impensable para él antes de conocerla.

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