Disociar mientras alguien estaba hablando, en esos momentos, se había vuelto un mal hábito en Asuna. Realmente no era intencional, pero su mente se iba sin remedio de cualquier conversación. Habían pasado apenas tres días desde ese beso con Kazuto y ella, infantilmente, lo había estado evitando como si de una peste se tratara.
Es que simplemente no podía mirarlo sin enrojecer por completo. Entre la culpa, la vergüenza y esas desastrosas ganas de volver a besarlo, su mente era un caos irremediable que la hacía desconectarse de todo.
— ¡Aah! — Asuna suspiró con desespero.
—En serio, ¿Qué ocurre contigo estos días? — Sugu, que había estado hablando quién sabe qué con ella, lo había dicho en un tono gracioso, tratando de disimular que en realidad toda la situación ya empezaba a preocuparle.
Asuna definitivamente no estaba siendo ella. Asuna era alegre y extrovertida, pero en los últimos días, toda esa personalidad atrayente parecía haberse ido hacia algún lado dentro de su misma mente, como si soñara despierta y, que esos sueños fueran, en realidad, una pesadilla.
—Creo que es por Kazuto.
El rubio que se había mantenido mirando a Asuna, habló haciendo que un sudor frío la recorriera. ¿Acaso Eugeo sabía algo? ¿Kazuto le había dicho? Entró en un pánico que no alcanzó a exteriorizar cuando escuchó que el rubio continuó hablando.
—Ha estado enviándote muchos proveedores y contratos. Te dije que no debías trabajar tanto, que terminarías amargada como él.
«Entonces era eso»
Aquel pensamiento la relajó. Finalmente era totalmente cierto que tenía mucho trabajo, pero era algo que ella disfrutaba y estaba lejos de ser el motivo de sus ánimos bajos. Aunque claramente no podía decirles a ellos cuál era el problema.
Los miró suspirando y con sentimiento de culpa, casi traición y algo apretó su pecho, es que ya no se reconocía a sí misma, ¿En qué momento se volvió esa persona que traiciona a quienes la rodean?
Era obvio su pesar, tenía claro el nombre de todo, su jefe; su jefe casado al que ella había besado. Estaba demasiado confundida con la situación como para separar que no era una mala persona, solo una chica enamorada.
—Perdonen. En realidad no es mucho el trabajo, solo estoy algo... cansada... — hizo una pausa mientras sus amigos la miraban, mordió su labio sin querer mentirles, para al fin soltar con una sonrisa torcida— Nada que el fin de semana no cure.
—Tienes razón. — Sugu se levantó con entusiasmo de su asiento. Estaban los tres bebiendo un café a media mañana del día viernes. —Salgamos a comer algo hoy.
Eso no había sonado como una pregunta y antes de Asuna poder refutar aquello, Eugeo se sumó al entusiasmo de la pelinegra, dando un aplauso con una gran sonrisa en su rostro.
—Me parece una excelente idea, Asuna, no aceptaremos un no de respuesta.
En un punto de toda aquella conversación trivial en la cafetería, todo había escalado como una gran bola de nieve que se acumula. No era que le desagradara la idea de compartir con ellos, eso podría distraerla quizá de todo, pero una comida tranquila con sus dos amigos, pronto se había vuelto una salida con casi todo el personal de la empresa.
Y sí, el "casi", solamente excluía a Kazuto.
Una parte de ella suspiró tranquila y la otra, esa parte que no quería aceptar y de la que estaba huyendo como una cobarde, sentía un poco de decepción.
Aceptando la idea de esa salida, Asuna volvió a la oficina, tenía muchos contratos aún que coordinar y con aquella comida la posibilidad de quedarse a terminarlo no era posible.
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¿Llegaste Tarde?
FanfictionKazuto es un hombre exitoso, casado pero increíblemente infeliz. Vive en una monotonía que llena sus días y vacía sus noches. Es entonces cuando la conoce. Ella es alegre y coqueta por naturaleza. Es un romance prohibido, ambos lo saben, pero ¿podrá...