Capítulo 9: "Soy Suiza"

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Subí hasta la azotea, arriba del todo, del hotel. Estaba tan helado que te hacía estremecer hasta los huesos, pero a mi me resultó agradable, como si las frías corrientes de aire invernal pudieran llevarse con él todo el miedo que sentía.

¿Como una pesadilla podía ser tan...realista? Todavía sentía el pánico formar un nudo en mi garganta, doloroso, que me empujaba a llorar con mis fuerzas, gritar, cualquier cosa con tal de sacarlo. Además ¿Que había sido aquello? Lo que había soñado....No tenía sentido, razón, pies ni cabeza. Al menos, yo no lo veía. 

Había soñado que era una chica a punto de ser torturada, llevada a la fuerza hacía su terrible destino. Sus gritos rebotaban en mi cabeza, pero cada vez que lo hacían me confundía aún más. Esa chica lloró y pataleo ¿Por qué? Un destino cruel, no lo sabía. Recordaba otra voz, distante e imperiosa. Seguida de dolor, mucho dolor.

Por mucho que lo repasara, seguía sin encontrarle razón.

Camine hasta apoyar mis manos en el muro que evitaba que todos nos fuéramos al suelo estando aquí arriba. La pared era lisa al tacto, dura y firme, mientras un nuevo vértigo se apoderaba de mi. Casi siempre, acercarme a cualquier lugar elevado me mareaba y aterrorizaba. Pero en ese momento, sentir un miedo real conseguía que el de la pesadilla se disipara un poco. Poco a poco mi mente ya no recordaba tanto del sueño, solo la vaga sensación de dolor. No había pasado tanto tiempo desde que desperté. No pasaría mucho antes que los detalles de mi sueño me resultasen irrelevantes.

¿Verdad?

Observe el cielo, mientras me alejaba del borde. Comenzaba a dejar atrás ese azul pálido de las madrugadas, a medida que los tonos fuertes de los rayos del sol comenzaban a tomar fuerza. No debía de faltar mucho para el desayuno, pensé para obligarme a salir de ese tema. Mejor sería bajar.

Con el corazón en la garganta bajando lentamente, esquive los ascensores y  empuje la puerta que daba a las escaleras. Muchos, muchos escalones que bajar eran una buena manera de comenzar el día. Saltando de dos en dos, mi mano sujetada de la baranda como seguro para no morir, tarde alrededor de 15 minutos en llegar, y todavía me quedaban energías, casi deseé que hubieran más. Enfrentar el día que tenía por delante acababa con mis fuerzas en un chasquido. Luego del desayuno (Si es que no lo hacía antes) recibiriamos la llamada de Berkan, que como buen perro faldero que es, nos haría saber en nombre de Michelangelo que teníamos que hacer acto de presencia ahí, lo antes posible.

Al menos sabríamos que rayos quería. Aunque tampoco era muy difícil de hacerse una idea, después de todo. Algo nos iba a pedir, o comunicar, que por alguna razón no podía esperar. Solo deseaba, desde lo más profundo de mi miedo, que no fuera nada grave.

Hemos pasado tanto tiempo con él, tantas cosas, deberíamos saber que esperar de su parte ¿No?

Solo no pienses más en eso.

Los demás ya se estaban levantando cuando llegue. Thorn, Hansel y Silas salieron a conseguir el desayuno conforme yo me dispuse a recoger la habitación junto a Lenora, mientras Gretel se duchaba.

— Esa cara de tragedia —Pude oír la sonrisa leve en la voz de Lenora cuando acabamos de tender la cama. Se movía como si tuviera el cuerpo hecho polvo, producto del haber dormido en el suelo, pero de resto parecía tan relajada que incluso dudé un segundo en si ella sabía que era lo que íbamos a hacer— ¿Viste algo desagradable en alguna de las habitaciones cuando saliste? —Bromeó, tomando su bolso tranquilamente (Ella nos había llevado cambios de ropa) y sonriendome. Lenora era de esas personas que observaba el mundo con calma y paciencia, con lógica, como si todo tuviera un arreglo que le fuera fácil de conseguir si se buscaba lo suficiente.

Fénix || ¿Estas Preparado Para Arder?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora