Años atrás. A diez kilómetros de la ciudad más cercana. Una casa. Y un niño perdido.
Cubierto de sangre y desorientado, quería hacerse una bolita y llorar, sin saber que podía hacer. Necesitaba calmarse, quería orientarse, pero en ese momento el norte no parecía quedarse en su lugar, se sentía perdido.
¿Que era este lugar? No podía recordar nada. Entre los pedazos rotos de un armario, se arrastró sin importarle cuantos más pudieran clavarse en su cuerpo, observando un cuerpo que parecía mirarle. Un ojo estaba totalmente blanco, y el otro ya no se hallaba en la cabeza. Todo el cuerpo había sido despedazado con fiereza, de una manera monstruosa. Soltó un gimoteo y retuvo las náuseas que sentía. Todo estaba lleno de sangre, todo era sangre, mezclada, oscura y espesa, parecía ser una flor roja floreciendo y haciéndose más y más grande conforme al charco crecía. Sentía todo el terror de ese momento, sentía tanto miedo, y odio, y al mismo tiempo una parte de si mismo se veía, patético y tirado en el suelo, en un lugar que no reconocía, llorando de dolor.
En sus sienes, el pulso latía, latía, y retumbaba, como un tambor que marcaba el ritmo al que marchaba la muerte hacía él. Las ventanas estaban abiertas, y golpeaban el marco tan fuerte que no faltaba mucho para que se rompieran. ¿Eso oscuro que veía eran garras? Estaban tratando de entrar, algo quería entrar, tal vez lo mismo que había matado a esas personas. ¿Quería matarlo a él? ¡Ni siquiera sabía donde estaba!
Trastabillo, aferrándose al mesón. Estaba en una cocina, eso era, una cocina destruida. La puerta estaba fuera de sus goznes, y se tambaleaba con el viento al chocar contra ella. Temblando, observó el lugar. Era un completo caos. Al alzar su pie, noto que chorreaba un líquido oloroso y claro. Habían pedazos de porcelana regados por el lugar, posiblemente de lo que fue una vajilla, por aquí y por allí, flotaban en el mar de fluidos que había en el suelo. La comida estaba regada también, manchada y a juzgar por la almohadilla verdosa y maloliente que cubría unas cacerolas, también podrida.
Respira, inhala, exhala.
Dio un brinco y se cayó cuando el cristal de una de las ventanas finalmente cedió, haciéndose añicos contra el suelo. Cayo tan cerca de él, que incluso pudo verse reflejado en su mojada superficie.
Estaba mareado antes, pero no tanto como cuando una persona totalmente desconocida le regreso la mirada desde el trozo de cristal. Sangraba de la nariz, torcida de manera dolorosa. Se la habían roto. No lo notó, estaba adormecido físicamente, pero no paraba de sangrar, no dejaba de hacerlo. Su cabello estaba pegado a él, aunque en algunas partes el líquido vital no lo cubría, y estaba alborotado, como si una bandada de cuervos hubieran atacado su cabeza tratando de llegar a sus ojos, rasguños corrían por su cuello. No, no eran rasguños, eran cortadas. Hechas con un pequeño filo, abiertas en su piel con tanta precisión que casi parecían quirúrgicas.
Pasos se oyeron en el lugar y tropezando, corrió a esconderse. Estaba temblando con tanta violencia, que falló varias veces en meterse en un pequeño armario lleno de comida, y cerrar la puerta, que tenía persianas verticales que permitían ver entre ellas, aunque esperaba, pudieran mantenerlo escondido.
— ¿Lo vieron? —una voz masculina habló. Más pasos, más pisadas. Un rumor de algo agrietandose le hizo saber que caminaban entre todo eso. ¿Que estaban buscando? ¿Que rayos necesitaban?.
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Fénix || ¿Estas Preparado Para Arder?
General Fiction《Fénix, un ave majestuosa que renace de sus cenizas una y otra vez. Con magnificas plumas doradas y Rojas, esta ave de fuego es una de las más hermosas. Todos lo saben, pero... ¿Que pasaría si su fuego arrasa todo? ¿Estás preparado para arder? -¿...