Capítulo 2

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A veces el desastre llega a tu vida de la forma más inesperada o disfrazada de las mejores intenciones, un giro en el destino que reubica las piezas de ajedrez en tu historia haciéndote cuestionar aquello que creías y te definía. Nadie es absolutamente bueno o malo, somos seres complejos, por más insignificantes que parezcan algunos; aquello que nos hace quiénes somos puede ser capaz de atraer luz y oscuridad a nuestras vidas; una serie de tropiezos y errores me prepararon para asimilar las cosas que me ocurrían de la mejor manera posible, o al menos eso era lo que yo creía.

Las fantasías que creamos en nuestra mente ofrecen cierto consuelo cuando la realidad es difícil de superar, hay quienes fantasean con la idea de encontrar a alguien bueno con quien compartir su vida entera, y quienes fantasean con huir de alguien que ha vuelto un infierno cada uno de sus días. No se puede juzgar la validez de lo que deseamos sin conocer toda nuestra historia y, aun así, juzgar tiene un peso que te hunde y termina convirtiéndote en un simple verdugo.

David tenía esa facilidad de hacerme sentir juzgada ante sus ojos, en las reuniones de trabajo que solíamos compartir por el bien de la comunidad, se sentaba por lo general frente a mí, sonriendo todo el tiempo y ofreciendo soluciones inútiles que rara vez eran aceptadas, pero la gente lo adoraba, y no solo quienes acudían a nuestras reuniones, toda la ciudad parecía guardar el mismo afecto por él, todo eso pareció cambiar la noche en que él y el amante de su novia se enfrentaron, la gente no paraba de comentar al respecto y buscar cuáles habían sido los posibles motivos por los que una buena mujer como Mary Margaret había sido arrojada a los brazos de otro hombre.

Eso parecía haber sido suficiente para que David dejara de lado esa sonrisa confiada y que su presencia en las reuniones fuera silenciosa, sin comentarios tontos para aligerar el ambiente o esa manera molesta de intentar explicar mis palabras cada vez que yo decía algo, como si yo necesitara algún tipo de traducción o el resto fuera demasiado idiota para comprenderme, quizá lo eran, porque me parecía realmente absurdo que buscaran excusas para justificar una infidelidad solo porque la culpable era mujer. Todos somos igual de capaces de hacer cosas buenas y malas.

Tras las primeras semanas de haberme instalado en la ciudad, una noche decidí salir a dar una vuelta y despejar mi mente, hacer otra cosa que no fuera trabajo, terminé en una pequeña librería buscando algo para comprar y leer, mientras buscaba en los estantes algo interesante, David ingresó en la tienda, me oculté con la intención de no ser vista y evitar socializar, pero él no es alguien a quien logras evitar con facilidad.

—Debí imaginar que usted sería una estupenda lectora —dijo inmiscuyéndose en mis asuntos.

A duras penas sonreí, tomé el libro que tenía en las manos, fui hasta la caja y pagué. Creí que al salir de la librería podría continuar mi camino sin ser molestada, pero él decidió perseguirme.

—Estoy seguro que es una mujer independiente, pero es tarde y aunque no lo parezca es un poco peligroso.

—Estaré bien.

—De todas formas, me sentiría más tranquilo acompañándola.

—Quizá el peligro que debo evitar es usted.

Él sonrió, y por un momento creí que lo había convencido de dejar de molestarme, pero solo tomó impulso para continuar persiguiéndome. Me dijo que cuando era pequeño se había extraviado en el lado de la ciudad donde yo vivía, que desde ese entonces se sentía más seguro explorando el sur donde estaban los muelles y siempre había gente alrededor.

Debo confesar que su compañía me resultó extrañamente acogedora, incluso su historia tonta me hizo sonreír, pero detrás de esa historia había un verdadero motivo que lo llevaba a cruzarse en mi camino todo un siempre, él estaba convencido que podría mostrarme a las maravillosas personas que habían perdido sus empleos y necesitaban que yo realizara un buen acuerdo para que puedan continuar con sus vidas; pero yo necesitaba de él para hacer mi trabajo de forma exitosa, así que sus intentos solo lograban molestarme. Cuando nos detuvimos frente al portal de mi casa él volvió a bromear diciendo que estaba fuera de forma y que caminar conmigo le había quitado literalmente el aliento.

Control de DañosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora