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2008, Musutafu.
DESDE EL incidente que había sucedido hace algunas semanas entre Elaine y Enji, la tenía extremadamente vigilada y no podía estar con sus hijos porque él los consideraba una distracción para el entrenamiento de la niña, así que verlos no era una opción cuando él héroe estaba en casa. Endeavor sólo le permitía estar con el menor de ellos, ya que según él era su prototipo perfecto, que estaba al nivel de Elaine. Habían excepciones a la regla claro está, algunas veces sucedían emergencias que mantenían a Enji fuera de casa por varias horas, horas en donde ella podía disfrutar de estar con sus hijos sin preocuparse por ser pillada por el patriarca de los Todoroki, además de que era cubierta por Rei, en caso de que llegara de improvisto.
La pequeña pelirroja estaba sentada en un cojín en el piso, frente a Fuyumi quién le servía el té, ella no entendía muy bien el por qué la mayor practicaba de forma tan dedicada la dichosa ceremonia del té japonés, pero tampoco se oponía, le gustaba pasar tiempo con ella, aunque Fuyumi fuera muy correcta y cuadrada. Estaba que reventaba si bebía otra taza más de té, había perdido la cuenta de cuantas veces la albina le había servido la infusión, ya que estaba practicando seguido, pero fue escuchada por algún Dios y el disparejo cabello rojizo de su amigo apareció por el Shoji, interrumpiendo a su hermana menor.
Sin decir ni una sola palabra entró al salón como si nada, dándole una mirada aburrida a su hermana menor, se posó a un lado de Elaine y la tomó de la mano para levantarla y así intentar salvarla de Fuyumi, llevaba más de una hora metida allí dentro con la fémina bebiendo té verde y eso ya era demasiado tiempo en el horario de Touya, ahora era su turno de estar con la niña de ojos brillantes.
