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EL CLIMA PRIMAVERAL llegó a Japón en marzo pero hace relativamente poco los cerezos habían comenzado a florecer, inundando el ambiente de su dulce aroma, creando paisajes románticos y de película adolescente. El ocho de abril había llegado más rápido de lo que ella hubiese querido pero ya era hora y debía de volver a clases, en su maletín colgaba un pequeño peluche de Kumamon, el mismo que Touya le había regalado hace algunos años, lo encontró hace una semana cuando estaba limpiando su armario, no fue lo único que encontró. Pudo encontrar el brazalete que le obsequió en su cumpleaños y el ramo de girasoles ya secos de los años que llevaban metidos en esa caja de recuerdos, no supo por qué pero volvió a usar aquel brazalete que había hecho especialmente para él, sin importar que su otra mitad no estuviera.
A pesar del clima primaveral las mañanas eran frías, un claro rastro del invierno que había azotado Musutafu. Acomodó de forma correcta la bufanda blanca de Shoto, sonriendo. Elaine en temporada escolar pasaba las noches en la casa Todoroki — ya que quedaba mucho más cerca de UA — en cambio, los fin de semana los pasaba en su casa con sus abuelos. Eso significaba que ahora, Shoto la acompañaría a la secundaria todas las mañanas, le gustaba, pasaría más tiempo con él.
— ¿Sientes miedo? — rompió el silencio, dejando un rastro de vaho a su alrededor.
— No es exactamente miedo. — respondió inseguro. — No soy bueno relacionándome.
— ¿Piensas que no tendrás amigos? — él asintió. — Yo pensaba igual. — admitió, sorprendiendo al menor. Elaine soltó una suave risa. — Pasé toda mi vida entrenando con el viejo, a causa de mi particularidad no podía acercarme a niños de mi edad por el miedo a lastimarlos, sólo estuve rodeada de ustedes.
