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Musutafu, 2010.
Del clima veraniego y caluroso de Japón pasaron al bonito otoño, donde las hojas de los árboles caían y todo parecía decorado con colores amarillentos y anaranjados, el frío y las lluvias reemplazaron el calor y las ropas frescas se transformaron en abrigos con bufandas. El mes de octubre era importante para los Wiese, los abuelos de Elaine honraban sus raíces con honestidad por lo que no seguían el catolicismo, sino el Asatrú. También tenía que ver con el kosei de Frigg — relacionado a la madre tierra — por lo que con la llegada del mes de octubre su casa se llenó de altares con frutas y velas, el triskel adornaba las mesas de pino y toda su casa olía a una mezcla entre canela y manzana. También habían cristales en diferentes sitios de la casa y sus abuelos vestían con colores como blanco, negro y naranjo.
A pesar de la religión que profesaban los Wiese nunca obligaron a que su única hija los siguiera y tampoco lo hicieron con su nieta, Elaine tenía una curiosidad nata por cualquier cosa así que normalmente quería aprender por su cuenta sobre su cultura.
La llegada del Samhain estaba cerca por lo que decidieron traer a los retoños de los Todoroki a su casa para contarles leyendas y mitos sobre su pueblo y tradición. A Rei tampoco se le hizo una mala idea por lo que llevó a los tres niños a la casa de los mayores, Shoto no podía salir de la casa sin el permiso de Enji y prefería no armar un escándalo en la casa de los nórdicos.
— Adelante chicos, Frigg los espera en el patio. — fue el rubio quien les abrió la puerta sonriendo.
Para ellos fue extraño verlo con ropas antiguas, parecía un vikingo o algo similar. En su rostro traía pintado un dragón y una runa de protección y cuando llegaron al patio notaron que Frigg vestían igual y la pequeña Elaine también estaba de la misma forma.
