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Kioto, 2009
La llegada de Julio a Japón significaba el agobiante calor de verano, también las vacaciones después de un arduo semestre en la primaria. A diferencia del verano pasado en donde la pasaron mayormente en la playa, este año irían a celebrar el festival Gion Matsuri que específicamente se celebraba todo el mes de julio.
Ahora Elaine entendía el por qué Fuyumi había estado practicando de forma tan dedicada la dichosa ceremonia del té, tendrían que viajar a Kioto para la celebración y los principales eventos tenían lugar en las calles de Shijo, Kawaramachi y Oike. El festival era muy importante para la mayoría de la población, en las calles se cortaba el tránsito para que las grandes carrozas conmemorativas cruzaran por allí. También se llenaban las calles de faros que iluminaban la negrura de la noche y las parejas se movían de aquí para allá, vestidos de los tradicionales yukatas para disfrutar de los puestos de comida callejeros y a los fuegos artificiales.
Esa sería la primera vez de Elaine yendo a un festival japonés, por ende debía de conseguir un Yukata adecuado para la ocasión. Aunque por tradición, normalmente se iban pasando de generación en generación en algunas familias y como los Todoroki eran muy tradicionales, sucedió. Rei le había dejado un bonito yukata de color celeste cielo a Fuyumi que se abrochaba con un cinto de color rosa palo. Elaine veía como la matriarca arreglaba el cabello de su hija, adorando la melena albina con algunos Kanzashi que combinaban con la tradicional vestimenta.
Los varones Todoroki estaban junto a su padre, arreglándose para asistir a la celebración también. Era la primera vez que Enji los acompañaría a un festival, ya que había decidido dejar libre su agenda ese día para llevar a su familia y así pasar un buen rato, quería desestresarse un poco y sus hijos se habían comportado bien y los entrenamientos con Sunshine habían dado sus frutos, ¿Por qué no? Se preguntó el héroe, no era mala idea pasar una tarde como una familia funcional.
