〔:🦋:〕「 3 」 ༄˚⁎⁺˳✧༚

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Xingqiu habría sacado su novela —si la hubiera tenido en la mochila— y se habría puesto a leer de camino a casa si no hubiera existido la posibilidad de estamparse contra una farola como le había ocurrido la última vez que lo hizo. Sintió que la cabeza le retumbaba y el dolor tardó unos segundos en irse. Las ganas de leer eran inmensas, pero todavía más inmenso era el temor a chocarse de nuevo.

Miró a ambos lados de la carretera antes de cruzar. Un coche blanco frenó poco a poco y hasta que no se detuvo, Xingqiu no cruzó. Aceleró entonces el paso, porque el hambre empezaba a llamar a la puerta. El hambre, y las ansias de leer, por supuesto.

Al llegar a casa, sus padres todavía seguían en el trabajo, así que se calentó la comida en el microondas y comió solo, como solía hacer. Vio el telediario mientras tanto, pero en su opinión no decían nada realmente interesante.

Entonces su móvil vibró sobre la mesa junto a su plato. Arqueó las cejas y miró la pantalla para ver a qué se debía. Era un mensaje de Chongyun y sonrió sin darse cuenta.

Xiangling sigue enferma. He pensado que podemos ir al parque y ya vamos con ella otro día al parque de atracciones. Me ha dicho que no le importa que quedemos mañana. ¿Te parece?

Xingqiu se limpió las manos con una servilleta antes de responder:

Suena bien. ¿Mañana a las cinco? Voy hasta tu calle y bajamos juntos al parque.

Después de unos segundos, la contestación de Chongyun llegó: un «vale» que Xingqiu leyó inconscientemente con la voz de su amigo.

Se terminó su almuerzo y recogió la mesa. Sus padres probablemente volverían en una hora más o menos, así que tenía todo ese tiempo para leer con la casa completamente en silencio. Le gustaba leer sin ruidos cerca, así podía concentrarse más y sentirse más evadido de la realidad, cosa que adoraba hacer a través de los libros.

Sacó la novela de la estantería y sus dedos pálidos pasaron las hojas hasta encontrar la página por la que iba, a mitad del capítulo ocho, que dejó a medias la noche anterior. Se sentó en el sofá con las piernas dobladas y recogidas y se acomodó entre los cojines. Sus ojos se clavaron en la primera palabra de la página. Una vez hecho eso, Xingqiu ya no era consciente de lo que pasaba a su alrededor.

Una historia de amor, en su opinión, no era ni de lejos lo más interesante para leer. Prefería aventurarse con novelas de ficción o suspense, o cualquier otra cosa que lo distrajera de la realidad, que le hiciera imaginar mundos inexistentes. Sin embargo, algo en aquella novela romántica le atrajo. El argumento, los personajes, la narración... No era como otras historias de amor que conocía.

Y quizá, aunque no quisiera reconocerlo, tal vez se sentía reflejado en el protagonista, un chico adolescente que se había enamorado de su mejor amiga. Porque Xingqiu sabía que lo que últimamente sentía por cierto amigo de ojos azules era algo más que amistad, igual que el protagonista de su libro.

Tal vez a Xingqiu lo que realmente le gustaba de la novela era que, a sus ojos, era como una especie de «versión mejorada» de su relación con Chongyun, de cómo le gustaría que fuera realmente.

Pero después de tantos años juntos, de tantos momentos compartidos, después de todo, ¿qué pensaría Chongyun? ¿Cómo se lo tomaría si se enterara de que a Xingqiu le sabía a poco con llamarlo solo «amigo»?  ¿Y si lo echaba todo a perder por querer ir más allá de la línea de la amistad? Probablemente por eso Xingqiu prefería limitarse a imaginar y anhelar y nada más.

* * *

Con los auriculares puestos, Xiangling no escuchó el timbre de la bicicleta que venía a toda prisa por la acera y casi la golpeó.

—¡Quítate los cascos, niña! —gritó el hombre que iba pedaleando.

—¡Vaya por la carretera, lo que tiene que hacer! —refunfuñó Xiangling, que oyó lo que había dicho porque justo había terminado la canción.

Ir a casa de Chongyun un viernes por la tarde era ya una costumbre para la chica. A las seis de la tarde tenía clases de cocina con el chef del restaurante Wanmin, así que solía estar hasta esa hora en casa de su amigo. Y ahora con el tema del enamoramiento de Chongyun, la tarde era más interesante.

Cuando llegó al edificio donde vivía su amigo, pitó en el telefonillo para que le abriera la puerta.

—¿Quién es? —preguntó Chongyun, con la voz electrónica que le proporcionaba el aparato.

—Yo, Xiangling. ¿Quién va a ser? —respondió la chica.

Seguidamente se oyó un pitido breve y Xiangling tiró de la puerta, abierta. Podría subir por el ascensor, pero se decantó por ir por las escaleras. Además, Chongyun no vivía en un piso muy alto y así haría algo de ejercicio.

Xiangling entró a casa de Chongyun como si estuviera en la suya. Los padres de su amigo todavía no habían llegado a casa, para suerte de Xiangling, porque sabía que con ellos allí el ojizarco no hablaría sobre el tema de Xingqiu.

—¿Has hablado con él? —preguntó Xiangling sin rodeos.

—Sí. Vamos mañana al parque. —Fueron hasta el dormitorio de Chongyun, que era todo blanco y celeste, con extraños objetos de espiritismo que a Xiangling le ponían los pelos de punta—. Perdona el desorden, no he tenido tiempo para recoger un poco —añadió en voz baja, ligeramente avergonzado.

—Oh —exclamó Xiangling, sentándose en la silla del escritorio—. El parque es mucho más romántico que la casa del terror.

—Me da miedo que sea incómodo —murmuró Chongyun, mirando el suelo.

—¿Por qué iba a serlo? —inquirió la chica—. Os conocéis desde hace muchísimos años y tenéis mucha confianza. —Xiangling lo miró—. Te lo digo en serio, ojalá poder tener esa confianza con alguien, y tener esas muestras de confianza mutua que son tan normales para vosotros.

Chongyun desvió la mirada hacia su cama sin hacer. Se le vinieron a la cabeza todas esas muestras de confianza a las que sabía que Xiangling se refería: agarrarse a Xingqiu en los pasillos aglomerados del instituto, sentarse en su mesa en los intercambios de clase, beber de la misma botella, dejar que Xingqiu le robara bocados de sus helados... Debía haber confianza para hacer todo eso, concluyó. Luego se encogió de hombros.

—Esperemos que tengas razón —suspiró al fin Chongyun.

Mariposas [Chongqiu] (High School AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora