〔:🦋:〕「 8 」 ༄˚⁎⁺˳✧༚

3.1K 449 322
                                    

Xingqiu se puso una sudadera para protegerse del frío de la noche y se montó en su bicicleta después de haber memorizado la ubicación de la casa donde estaba su amigo. Pedaleó todo lo rápido que podía hasta que sus piernas se movieron por sí solas, motivadas por las inconscientes ansias de sacar a Chongyun de allí y ponerlo a salvo.

Cuando vio la casa a lo lejos, pedaleó incluso más rápido, frenó en seco sobre la hierba y dejó la bicicleta sobre la tierra con menos cuidado del que debería. A pocos metros de la suya estaba la inconfundible bicicleta celeste de Chongyun y eso le aseguró que estaba en el lugar acertado.

Corrió hacia la entrada de la casa y empujó la puerta. La oscuridad dentro era tan absoluta que tuvo que sacar su móvil y utilizar la función de la linterna para lograr ver algo.

—¡Chongyun! —gritó—. ¡Soy yo! ¡Chongyun!

Cuando el ojizarco oyó su voz desde el sótano, estuvo a punto de dar un salto de alegría. Se levantó del escalón sobre el que estaba sentado y golpeó la puerta, haciendo todo el ruido que podía.

—¡Xingqiu! ¡Por aquí! —chilló.

Xingqiu siguió su voz y los golpes hasta la puerta del sótano, vieja pero robusta, y abrió el pestillo, que fue acompañado de su característico chasquido. Empujó la puerta y el pelo celeste de Chongyun apareció justo detrás.

Antes de decir «gracias» o cualquier cosa similar, Chongyun se echó encima de Xingqiu y le dio el abrazo más fuerte que jamás hubiera dado a nadie, dejando de lado la actitud distante con la que lo había tratado los últimos días. Lo estrechó incluso con más fuerza de la necesaria, pero ninguno de los dos se quejó.

—Gracias —murmuró finalmente Chongyun sin soltarlo—. Gracias por estar siempre ahí cuando necesito que me echen un cable, de verdad.

—Para eso estoy. Somos amigos a fin de cuentas, ¿o no?

—Lo sé, pero... Me he portado muy mal contigo estos últimos días —musitó el ojizarco, aflojando un poco los brazos—. Lo siento mucho.

—Ah, bueno —dijo Xingqiu, quitándole importancia. Su voz, tan agradable y reconfortante, sonó tan cerca de la oreja de Chongyun que a este se le erizaron los pelos de la nuca—. Eso ya es agua pasada, no tienes que darle más vueltas.

Chongyun le dio un último apretón que le hubiera gustado que durara para siempre antes de soltarlo por fin.

Con los ojos acostumbrados a la oscuridad del sótano, la linterna del móvil de Xingqiu deslumbró al ojizarco, que apartó la mirada un instante. El de ojos color ámbar notó entonces que los de Chongyun todavía brillaban por las lágrimas y se le partió el alma al verlo.

—¿Has llorado? —inquirió, pronunciando las palabras lentamente. Al momento se arrepintió de preguntar algo así.

Chongyun se esforzó por sonreír.

—Sí —respondió—, pero solo un poco, eh.

En ese momento, Xingqiu no supo bien por qué ni cómo, pero se dio cuenta de lo mucho que quería a Chongyun. Le rodeó los hombros con un brazo y lo acercó a él para estrecharlo unos segundos. A veces, aunque uno no lo pidiera, aquella clase de gestos eran muy reconfortantes, significativos y agradecidos.

—¿Quién te ha hecho esto? —preguntó Xingqiu con un tono calmado que trataba de ocultar la ira que se abría paso en su pecho, mientras empezaban a caminar hacia la salida.

—No importa, no tienes por qué buscarte problemas —respondió Chongyun, negando con la cabeza.

—Yun —insistió el otro, apelándolo con aquel mote que llevaba una importante carga cariñosa.

Mariposas [Chongqiu] (High School AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora