*Cuando teníamos ocho años*
Calum y Michael iban delante de mí, tomando mucha ventaja. ¡Pero, vamos! Sus piernas son mucho más largas que las mías y tienen muchísima más ventaja porque seguramente le hicieron algo malo a mi bici para que me cueste tanto avanzar.
Me deshago de unas rocas que traía en mi bolsillo para arrojar al agua. Quizá debí arrojárselas, pero eso sería hacer trampa y no me gusta hacer trampa. Mi madre me había dejado venir al parque con los chicos y la mamá de Michael, Karen. La señora Clifford es realmente amable, pero su hijo es un perezoso. Mi madre y Karen se hablaban desde un largo tiempo y se habían vuelto mejores amigas, tanto como con la mamá de Calum.
En cuanto ellos llegaron a nuestra meta Calum me miró burlón y Michael estaba haciendo una estúpida pose de victoria victoriosa. Gruñí y dejé mi bici a un lado de las de ellos. Karen venía detrás de nosotros, viendo a los pájaros, por lo que decidí darles un golpe a cada uno en la cara para que dejen de hacerme trampa. ¡NO SOY UNA NIÑA TONTA!
—Oye, ¡¿Qué te pasa!? —Calum gruñó, acariciando con su mano la zona golpeada. Les saqué la lengua y Michael tocó con su sucia mano mi hermosa lengua.
—Le diré a tú madre que has tocado mi lengua. ¡Podría hacerte una denuncia! —Exclamé, ellos se miraron entre sí.
—Abby, ¿De dónde has sacado eso? ¡Suenas como los mayores!
Michael se sentó sobre el césped y nosotros dos imitamos su gesto.
Él es el niño más perezoso que he conocido alguna vez, no puede estar parado por demasiado tiempo porque se cansa o comienza a molestarse y su humor es un asquito cuando está enojado con nosotros. He tenido que soportar sus malos tratos solamente porque le quité la silla de la clase a un lado de Calum. ¡No quería sentarme con Elizabeth la niña come mocos! Y además, Mike de vez en cuando, se come algún moquito y ¡Ambos se llevan de diez! O eso creo. Él suele tirarle las trenzas para que ella no se aleje mucho o que lo deje pasar, es algo brusco, pero sé que podrán ser buenos amigos en el futuro.
—Lo he oído de la televisión, en La Ley y el Orden. —Solté. —Mi papi cree que debe ver eso para ser mejor policía.
— ¿La ley y el orden? Pff, no hay nada mejor que el Rey León. —Michael dice. Pongo mis ojos en blanco y él suelta un grito aterrador. —MAMÁ, ¡ABBY ESTÁ POSEÍDA!
Sin tomarle importancia a que Karen esté cerca, le di un golpe a su hijo en el estómago. Maldito niño gordo y perezoso, labios de morsa, lo golpeare otra vez si vuelvo a oír ese chillido que parece el cerdito de mi hermana Anne en cuanto lo estaban por llevar al campo. Lo curioso es que, unas horas después, mi padre compró cerdo para la cena. Me negué a comerlo, pero los demás sí lo comieron. Aún sigo pensando que Elvio no tenía que marcharse al campo.
—Deja de golpearme o te golpearé. —Mike pone su puño frente a mi nariz y yo gruño, de un manotazo lo alejo de mí.
—Si me golpeas, te arrepentirás. Porque voy a Karate. —Le apunté la cara con uno de mis dedos. —Te golpearé y te malearás de haberme tocado.
—Por eso te quiero. —Él enredó sus brazos alrededor de mi cuerpo y yo me quedé quieta, sin responderle el abrazo, porque es asqueroso abrazar a otras personas. Mucho más si es mi mami o alguno de mis amigos, me niego a abrazarlos.
—Aléjate de mí, no me gustan los abrazos. —Le saco la lengua.
—Deja de sacarme la lengua o la tocaré con mis manos otra vez. —Arrugo mi nariz. —Bien, así se hace.
Quizá es tiempo de decirles eso de meter a alguien más a nuestra amistad. Sería increíble tener a un cuarto chico/a aquí. Solo porque a veces nuestra situación es impar, podríamos hacerlo todo juntos y ellos no tendrían la necesidad de compartirme entre sí o viceversa.
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❝just Abby❞; michael clifford.
Fanfiction❝Abby era un desastre, pero era su desastre favorito; no fue necesaria ninguna palabra fuera de lugar o algún movimiento, ella había conquistado su corazón y ya era demasiado tarde para volver atrás. Porque en cuanto él cayó en cuenta de su situació...