Me encontré con Axl en el aeropuerto de Los Ángeles, aquí en California. ¿No era adorable? Había viajado casi un día entero en un avión de porquería soportando turbulencias, la pésima comida, las películas horrendas y los espantosos olores de la clase económica. Bueno, quizás he resaltado demasiadas cosas pero es que a mis dieciséis años había viajado por casi todo el mundo y estaba lista para conocer más sitios, porque nunca es suficiente para mí.
—Me alegra de que hayas venido a recogerme —Él soltó, la verdad es que llevaba un beanie de lana gris con unas gafas de sol negras que cubrían sus bonitos ojos. —Al menos estoy feliz de que mis padres no enloquecieran porque visitaría a mi amiga.
Mordí mi labio intentando no verme afectada por sus palabras, sentí como mis mejillas aumentaban su temperatura al tener su vista en mí. Me había ofrecido a cargar la mochila de Axl pero él se negó, después de una discusión sobre por qué debía cargar su mochila él accedió consiguiendo una triunfante sonrisa de mi parte.
—Hay paparazzis detrás de los arbustos —Axl susurró en mi oído, cerré los ojos e hice una mueca de desagrado dirigiendo mi vista hacia donde él me indicaba. —Es jodidamente difícil ser tú, Abby.
—Más difícil es ser tú porque los fans comenzarán a insultarte —Gruñí. —No comprendo cuál es su fin, ¿Qué es lo que obtienes con insultar a alguien que ni siquiera me ha tocado un pelo?
El rubio dejó salir una risita, jugando con su labio inferior. Sin decir más plantó un beso en mi frente. Axl estaba a unos tantos centímetros sobre mí, debía mover mi cabeza hacia arriba para poder verle y la cosa es que si él fuera un buen deportista probablemente ahora estaría en la NBA, porque esa altura no es algo normal.
Entrelazamos nuestros dedos y caminamos hacia afuera, consiguiendo que muchos fans nos interceptaran gritando mi nombre o gritando por Carter... aunque él no estaba aquí, santo dios. Cubrí mi rostro con un pequeño folleto que nos habían dado para vuelos nacionales a todo Estados Unidos.
—Abbie creo que deberías saludarlas —Él susurró, deteniéndose en medio de la multitud. Lo miré suplicante, rogándole que no me dejara allí. —Vamos, bebé. Ellas han venido sólo para tener una fotografía contigo, ¿Cómo te sentirías si tú ídolo te niega una fotografía?
Me encogí de hombros y caminé hacia las fans, dibujando una gran sonrisa la cual se veía demasiado fingida. No quería que ellas pensaran que yo estaba de mal humor sólo por verlas allí, pero la verdad era que deseaba más que nada en el mundo compartir tiempo con Axl aunque sean sólo segundos; él se había convertido en mi todo estas últimas semanas y no estaba segura de llamarle mi otra mitad pero si una parte existencial de mi vida. Tampoco estaba segura de sentir algo por él pero en cuanto lo veo es cómo cuando Michael se aproxima a mí con un trozo de pizza, mi felicidad es imposible de contener y sonrío como idiota hasta que se acaba la pizza.
—SÍ, DIOS, CRÉEME ABBY ESTÁ AQUÍ CONMIGO —Una de las chicas gritaba. —ELLA ESTABA CON AXL E IBA A MARCHARSE PERO ÉL LE DIJO QUE SE QUEDARA CON NOSOTRAS PARA TOMARSE FOTOGRAFÍAS DIOS MÍO SON MUY LINDOS JUNTOS. GOLPEAME Y DIME QUE ESTO ES MENTIRA, ¿RECUERDAS CUÁNDO FUE LA ÚLTIMA VEZ QUE VIMOS A NUESTRA CHICA DE OJOS VERDES CON ESA SONRISA?
Una tonta sonrisa se dibujó en mis labios, parándome de puntitas en búsqueda de la dueña de aquella voz.
—Ay dios, creo que tú y Axl se ven muy lindos juntos —Habló la chica al momento que tomé su Iphone para proyectar aquel momento en una simple selfie. — ¿Están juntos? ¡Por favor síganme en twitter!
—No, no estamos juntos —Reí. —De todos modos, gracias. Le haré saber eso y probablemente lo reconsidere.
— ¿¡Él te tiene en la friendzone?! —La que estaba junto a ella gruñó, negando repetidamente con la cabeza. —Eres hermosa y tienes un cuerpo envidiable, me volvería lesbiana por ti y no hay duda de aquello. Pero ese chico es un idiota si no dice que te quiere.
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❝just Abby❞; michael clifford.
Fanfiction❝Abby era un desastre, pero era su desastre favorito; no fue necesaria ninguna palabra fuera de lugar o algún movimiento, ella había conquistado su corazón y ya era demasiado tarde para volver atrás. Porque en cuanto él cayó en cuenta de su situació...