Capítulo 18º.

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Guerra, una palabra relativamente corta y fácil de pronunciar, por otro lado, su definición era de todo menos sencilla, eran largas, llenas de destrucción por ambos bandos y sobre todo, masacre por parte de inocentes y soldados obligados a dejarse la vida por su patria.

Bea inhaló pesadamente, se hallaba ojiplática. Su cabeza estaba por estallar, su cerebro buscó la información requerida a la velocidad del rayo.

(El Imperio Olympus, una de las potencias principales del continente Amasia, no tenía rival excepto uno, el reino de Tesalia.

Los tesalianos vivían en unas extensas tierras cercanas al Imperio, una enorme mina de grandidierite fue descubierta por los aventureros de Tesalia.

La razón del conflicto, como todas las razones que llevan al enfrentamiento en el campo de batalla, era completamente absurda e irracional:

Ya que la mina fue descubierta por tesalianos, lo más lógico es que pasase a ser propiedad de su reino, no obstante, hubo un gran problema, la mina se encontraba dentro de suelo olimpiano. Normalmente, el conflicto no iría a mayores pero las piedras preciosas que inundaban aquella cueva, serían lo suficientemente valiosas como para construir otro imperio en una semana.

Ninguna de las dos facciones se ponía de acuerdo, no darán su brazo a torcer y mucho menos con tanto dinero de por medio.

El conflicto estalló tras el misterioso asesinato del ministro de exterior de Tesalia que se encontraba en territorio olimpiano para intentar poner paz entre la tensión de ambas naciones.

El emperador de Olympus negó que su pueblo fuera el culpable del magnicidio. Nadie lo creyó y las armas se levantaron en busca de venganza.)

Llevan 3 años en guerra y ha habido infinidad de bajas.

Sacrificar vidas humanas por dinero, un verdadero desperdicio para el desarrollo de estos países, la codicia era la verdadera razón de la lucha.

Si los adultos fueron los responsables de aquel enfrentamiento, ¿cómo espera que lo solucione una niña de 6 años?

Bea sintió que la sangre se le helaba, cualquiera que la pinchase con una aguja, diría que no sale ni una sola gota. Sabía que curar a su hermano de una muerte inminente era un favor bastante grande, pero el favor que le pedía el hada estaba a otro nivel, la diferencia era astronómica.

— ¿Qué?— La pregunta salió con un aire seco, entrecortado. Beatrice, patidifusa y desconcertada, no pudo hacer más aparte de volver a preguntar y rogar porque sus oídos le hubieran jugado una mala pasada.

Lucilica con un aire comprensivo, miró a la pequeña, la niña había sufrido varias emociones desde que llegó al bosque y sabía que su propuesta la había dejado fuera de sí.

Pero había algo en ella, en su mirada, en su compleja forma de expresarse que provocaba una cierta esperanza, lo supo desde el momento en el que la vió, esa niña llegaría muy lejos.

— A cambio de la salud de tu hermano, acaba con la guerra— Repitió el hada, no obstante, añadió una cosa más a su descabellado discurso.— Las hadas de otros reinos, mis hermanas y mis amigos más queridos, han sido torturados gracias a la destrucción del ser humano, gracias a vuestra avaricia, los bosques que antes poblaban el terreno, fueron cremados y masacrados. Necesito que salves a los supervivientes, acaba con la guerra y prometo curar a Frederick.

Entendía que su edad no era la más adecuada, pero tenía ese no sé qué tan complicado de encontrar. Además, Beatrice era una Hefesto, la descendiente de un dios, las posibilidades eran cuantiosas, por otra parte, el nombre de su casa podía servirle de escudo por si el plan no salía como lo esperado.

Si todo sale bien, podría tratarse de un gran beneficio para las dos, el hijo del duque estaría sano como un roble y las hadas podrán volver a respirar la paz que tanto echaban de menos.

Aun así, Bea no estaba muy convencida. Cada vez que se lanzaba a solucionar una complicación, se veía enredada en otra desde los pies a la cabeza.

Ya se estaba convenciendo de ser una gafe en letras mayúsculas.

— ¿Cómo espera que lo haga? Si he requerido de su ayuda para solucionar mi problema, ¿¡cómo quiere que busque una solución para algo tan colosal como una guerra!?— Las palabras salieron como balas, no fueron meditadas ni medidas, recién escupidas y sin refinar.

Lucilica suspiró, ella y la cría eran muy distintas, como el cielo y la tierra. Mientras ella se decantaba por la calidad de los sentimientos, Beatrice se pegaba a la lógica, la teoría en los libros de biblioteca y sobre todo, a la razón más filosófica.

Su mente cuadrada no la permitía ver más allá de la realidad, tenía mucho potencial y este era un gran paso para despertarlo.

La joven estaba dejando que su talento se oxidase, aquello, para la adulta, era hartamente irritante.

— Tienes 2 meses para cumplir con el trato, mandaré a dos de mis soldados para que te acompañen a ti y a tu hermanito en todo momento— El hada volvió a su faceta de reina, su mirada se volvió fría y su voz, antes cálida y reconfortante, se había desvanecido.— Buena suerte niña— Susurró, para sus adentros.

— Espe..

Antes de que la chica pudiera soltar algo más, la soberana tocó su frente y Bea despareció a los pocos segundos.

— Veamos de lo que eres capaz, hija de los Hefesto.

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Continuará

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¿Podré ser amada ésta vez?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora