Capítulo 15º.

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2 horas y 30 minutos hasta el amanecer.

El tiempo se vuelve un bien preciado que se extingue por momentos. Beatrice despierta en un cubículo rodeado de pétalos florales tan exquisitos como el invernadero del emperador.

La cama, hecha de plumas, era simple y cómoda.

— ¿Noah?

No sintió ninguna presencia al pronunciar su nombre, tampoco estaba el espécimen que con tanto esfuerzo había logrado robar.

Tardó más de lo que se esperaba en ponerse de pié.

Clak, clak..

Un frío desgarrador envolvió su garganta, la respiración se cortó. Sus dedos viajaron lentamente hacia su cuello. Un grueso collarín sujetado por grandes cadenas que daban a la cama la volvieron a tirar hacia el mueble.

Clak, clak..

Ya había sido amarrada anteriormente. La reaparición de aquella sensación le recordó al abuso sufrido antes de renacer.

"¿Te gusta lo que sientes?"

Las palabras de papá entraron en su cabeza. Unas manazas grandes y bien esculpidas la asfixiaron sin remordimientos, vivió rodeada de monstruos hasta que estos se cansaron de ella y le partieron el cuello.

Aún recordaba los golpes, mirando al pasado, ¿por qué se esforzó tanto en tratar de conseguir un amor inexistente?

— Uhg..— Se hundió en sus manos temblorosas. ¿Cómo te sentirías si volvieras a vivir un fuerte trauma?¿Llorarías?

Bea reprimió las lágrimas, tragó saliva, se guardó la inocencia.

¿Qué más podía hacer?

Eso fue lo que hizo durante años, aparentar haber pasado página. Ya estaba acostumbrada a la falta de cariño.

— Él ya no está— Se consoló.

— ¿Quién ya no está?— La melódica voz provenía de la puerta.

La niña levantó la mirada

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La niña levantó la mirada. Parpadeó un par de veces antes de entrar en si.

— Hola— Sus alas, que llegaban hasta el suelo, se crisparon resaltando tortuosos dibujos incrustados como el oro sobre una pieza de arte.

Con sus orejas puntiagudas y del tono rojizo, miró con peculiar interés a la pequeña desamparada.

— ¿Quien.. Quién eres tú?

La mujer que se acercaba con pasos sonoros hacia su posición, tenía un aura peculiar. Su vestido flotaba como la marea.

— Tiene gracia que lo preguntes, yo se quien eres aún sin conocerte— Ella levantó la barbilla. — Tu apariencia te delata, ¿no distingues la mía?— Preguntó luego de examinar de cerca aquellos ojos azulados. — Has llorado.

Ella habló igual que una galleta de la fortuna.

— N-no yo no..— Beatrice se secó salvajemente. Sonrojándose al instante, observó la manera en que la criatura frunció los labios.

Fuera quien fuese, la postura que exhibía era digna de ser tan peligrosa como una bala. No se parecía en nada a la imagen que tenía de las hadas, desde luego, no había similitud alguna con Campanilla.

¿No se supone que las hadas son más pequeñas?

— ¿Dónde está tu orgullo?— Pone sus manos sobre la cadera. — Los Hefesto son inteligentes por naturaleza, tenía entendido que en esta generación habían nacido 3 niños bastante prometedores.

Esa afirmación le hizo dar un vuelco al corazón.

— ¿3?

(...)

Dentro de las paredes del castillo, Ashton entró a la habitación, la primera cosa que le robó la atención tras pasar el marco de la puerta, fue el enorme cuadro del duque y su esposa dos días después de la boda.

Miró hacia otro lado.

En la cama, el aspecto de un niño pequeño destacaba entre las sábanas.

— Agua.. — Frederick con los ojos cerrados, emergido entre el sueño y el dolor, suplicó un vaso de líquido sin despegar los párpados de su sitio.

El abuelo corrió en busca de la jarra.

Justo después de beber, con una carita enrojecida y el cuerpo sudoroso, fue derechito a dormir de nuevo. 

Una pizca de ternura logró ingresar en su conciencia.

— ¿Qué ha pasado en mi ausencia?

.

.

.

Continuará.

Disculpen si hay faltas ortográficas, lo revisaré mañana, hoy estuve estudiando y me dio sueño :3

¿Podré ser amada ésta vez?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora