Capitulo 42

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Miré un poco hacia su dirección y él aún estaba observándome, sus ojos se cristalizaron y mi boca comenzó a temblar. Empecé a respirar ásperamente sintiendo que me ahogaba, ¿qué era esto? ¿Algún tipo de sentimiento me invadía? Había algo que me gritaba: "Ve y bésalo" pero no lo haría. Quería hacerlo, pero sabía que no debía, sí él quería, él mismo tendría que venir. Seguí mi camino hacía mi casa, no me sentía muy bien estos momentos, lo único que quería hacer era darme un baño, ponerme lo más cómodo que encuentre y dormir, hasta que suene mi alarma. Y así fue, no quise seguir pensando en él, aunque no podía, él estaba en mí. Era como algo automático. Definitivamente Erick vivía en mi mente y corazón. Y no habría algo o alguien que pudiera sacarlo de ahí. A veces me ponía a pensar...¿cómo es qué me encariñé tanto con él? y en tan poco tiempo. No lo entendía, él es guapo, y tiene un buen sentido del humor, no es amargado, ni grosero. Tiene como esa chispa que hace que te pegues a él cada vez más hasta que caes. Me levanté de la cama y me coloqué un pantalón rojo y una blusa de manga larga blanca, con delgadas líneas de colores. No olvidé ponerme mi gorrito rosado. Rosa, un color que casi no me gustaba pero era el gorrito que combinaba, ¿por qué ahora me importaba? No, en realidad era porque era el único que vi primero. Bajé las escaleras y caminé a la mesa donde estaba mi tía.
- ¿Es malo perdonar a alguien? -pregunté.
- Depende de la situación -me contestó.
- Bien -dije fría.
- Deberías perdonarlo -comentó. Creo que era muy obvio que hablaba de él.
- Aún me duele -dije mientras probaba mi avena, dicen que es buena para el corazón.
- Sólo fue un beso _______.
- ¿Pero por qué no me lo dijo? hubiera entendido mejor si me lo hubiera dicho -dije. Ella se me quedó mirando fijamente.
- Por Dios _______, si él te lo hubiera dicho hubieras reaccionado peor que como estás reaccionando ahora. Lo hubieras mandado matar al instante o lo hubieras golpeado frente a todos en la escuela -yo desvié la mirada- admítelo...
- Quizá -respondí. ¿Tan bien me conocían?
- Es un buen chico -admitió-. Es el mejor que has traído a casa.
- ¿Y eso qué? hay mejores ¿no? -dije.
- Pero nadie como él -contestó y yo sólo baje mi mirada al tazón. Ella tenía razón no había nadie como él estúpido de Colon-. Y nadie que te haga tan feliz como él lo hace -agregó- no había visto a alguien que causara tantas sonrisas en ti como él.
- ¿Acaso me estás insinuando que lo perdone? -pregunté.
- No -dijo y asintió.
- Se me hace tarde -dije.
- No terminaste tu desayuno.
- No tengo mucha hambre, gracias tía -le dije, y salí. No sabía que era pero Tía Lenna tenía algo que siempre me hacía pensar demasiado. Quizá sea su trabajo de psicóloga en una escuela de niños especiales. O sea que me conoce desde que nací y sabe perfectamente cuando miento y oculto algo. Suspiré y mordí mis labios mientras me dirigía a la escuela, ¿y si esta vez me iba caminando? No tenía ganas de encontrarme con Erick en la parada. Me gustaba caminar, decían que era bueno para mi salud. Igual nunca me preocupe por aquello. Si tan sólo se pusieran en mi lugar, ojala me pudieran entender. Yo no quiero pasar el resto de mi vida conectada a maquinas e inyectándome químicos. Pero era inevitable si quería sobrevivir. Pero, ¿y si simplemente me fuera? ¿Le dolería tanto a Erick como decía que le dolería? No tiene tanto tiempo de conocerme como para extrañarme tanto. ¿Qué serán? unos ¿4 meses? aún no lo entendía.

*Flashback*

- Te extrañaré -dijo él mientras recargaba su cabeza en mis piernas.
- No creo que me extrañes tanto. Aún no me terminas de conocer -bufé.
- A veces sin importar el tiempo...la gente llega a extrañar más a la gente que las personas que la conocen de toda la vida, que en tan poco tiempo, se convierten en una pieza más de tu rompecabezas, y...cuando se van ¿qué sucede con él? -preguntó.
- ¿Queda incompleto? -respondí.
- Así es... El rompecabezas de mi vida sería bastante patético sin ti estando en él, serías la pieza central... la que es más importante que todas, la que da forma a todo lo demás. Simplemente serías lo más hermoso que existe sí...
- Cállate y bésame -pedí y él sonriente se acercó más a mí. Hasta unir nuestros labios, era algo que más extrañaría, sus besos.

*Fin del Flashback*

- Soy una pieza más en tu rompecabezas -susurré. No me siento bien, pensándolo así, él también se ha convertido en una pieza del mío-. Ojalá todo fuera tan fácil -susurré y mordí mis labios. Miré hacia el frente y ya podría vislumbrar la escuela. Sería un día demasiado largo después de lo de ayer. Llegué y fui directo a mi salón, me tocaba inglés. Me senté y saqué mi libreta y algunas plumas.

- Good Morning -sólo alcancé a oír. ¿Saben? creo que me gustaba más detención que esto.
(...)

Me encontraba caminando por el pasillo de la escuela, cuando escuché que me llamaron.

- ¡________! -gritó Eleanor, mientras venía corriendo hacia mí.
- Oh, hola -la saludé con un beso en la mejilla.
- ¿Cómo estás? -preguntó.
- Creo que he estado mejor -dije.
- Oh, bueno...quería saber si harías algo mañana. Por eso de las 5:00 -dijo.
- Supongo que no, ¿a dónde me llevaras? -reí.
- Al aeropuerto -yo levanté una ceja confundida- mis abuelos llegan de visita y bueno, nadie puede ir más que yo. Mamá estará preparando todo en casa y no quiero ir sola...¿me acompañas? -preguntó con una gran sonrisa. ¿Cómo negársele?
- Claro que si -sonreí-. ¿Voy a tu casa o tú me recoges?
- Yo iré por ti, mamá me prestará el carro -dijo levantando los brazos en forma de victoria.
- Okey, creo que me llevaré un casco y protectores -reí.
- Vamos no conduzco tan mal -dijo caminando hacía la salida.
- Si, solamente la última vez casi atropellas a una pobre señora -solté una carcajada.
- Ella se atravesó -se excusó.
- ¿Por la banqueta? -pregunté y ella rodó los ojos.
- Bueno, ¿me acompañarás o no? -preguntó y yo reí.
- Sí, iré... pero por favor, regrésame viva a mi casa -pedí riendo mientras ella me abrazaba y besaba mi frente.
- Si es que regresas...-susurró.
- ¿Perdón?
- No nada, ya sabes la chica Calder siempre hablando sola -sonrió.
- Y aún sigue siendo raro para mí -reí. Amaba a Eleanor siempre en mis peores momentos, sabía sacarme una sonrisa.
- ¿Qué sería lo más feo que puedo hacer y que tú decidieras jamás hablarme? -preguntó, era tan rara, ¿por qué me preguntaba eso?
- No lo sé, nunca me puse a pensar en eso -admití.
- ¿Pero qué sería lo peor? -preguntó de nuevo.
- No lo sé, creo que sería confiar en ti y decirle a medio mundo mis secretos, o también engañarme con algo muy malo -dije.
- Oh bueno, no podría decirle a nadie nuestros secretos, eso es muy malo y me iría al infierno -dijo rodando los ojos.
- ¿Y lo de engañarme?

A PESAR DE TODO ERES MI PRINCESA ERICK COLON Y TUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora