Capitulo 40

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- ¿Lo arruinaría si te besara? -preguntó y yo sentí cómo mis mejillas se acaloraban y no era precisamente por sus manos en ella.
- ¿Crees que es correcto besar a alguien sin ser nada? -pregunté.
- Bueno, ¿qué tal si hacemos un trato y lo cerramos? -preguntó mientras levantaba la ceja, yo lo miré con la boca abierta-. No éramos nada en ese entonces -dijo y era cierto, el muy desgraciado sabía jugar conmigo.
- Anda... -sonrió a penas mientras se acercaba a mí.
Quería saborear sus labios de nuevo, necesitaba tenerlos junto a mí, se han vuelto mi medicina. Él me tomó de la nuca y me acerco a él hasta sentir su respiración.
- No me dejes -susurró en mis labios haciendo que hicieran tacto.
- No lo...-estaba a punto de decirle algo cuando escuche nuestros apellidos.
- Caulhoun, Colon están prohibidos los besos en esta aula -dijo Jones.
- Shh -dije y pegué mis labios a los de Erick, si iba a pasar tres horas en detención, quería que valieran la pena.
¿Alguna vez han sentido que cuando besan a alguien escuchan una cancioncita en su cabeza? Creo que en este instante escuchaba una. No podía creer que de nuevo pudiera probarlo, unas lágrimas se presentaron en mis ojos y un suspiro se escapó de sus labios haciéndome estremecer, lo extrañaba, como a nadie, simplemente quería estar con él otra vez.
- ¿Acaso quieren pasar el almuerzo en detención? -preguntó el prefecto.
- Jones, creo que nos haremos buenos amigos -dijo Erick y sonrió.
- Sí, ya me di cuenta -dijo él y nos dio la espalda.
- Te ganarás un buen café -dije y pegué mis labios de nuevo a los de Erick.
Se separó de mí-. Gracias -susurró.
- De nada -reí en su boca.
- ¿Eso significa que regresarás conmigo? -preguntó.
Reí-. No, eso significa que no te haré sufrir tanto, aún sigo enojada -dije.
- Bueno, lo que importa es que puedo besarte -dijo y se acercó de nuevo a mis labios haciéndome reír- Enójate... pero no me hagas sentir tan roto y yo prometeré amarte aún más.
- ¿De que servirá que me ames más si en un tiempo yo...-me interrumpió.
- No lo digas -frunció el ceño.
- Es la verdad.
- _______ -pidió anhelante de mi silencio- solo déjalo así.
Asentí y vi cómo él tomaba mi mano y la llevaba a su pecho-. Mientras el mío lata... mi amor por ti también seguirá vivo. Eso es todo lo que importa.
- ¿Y cuando el mío deje de latir? -pregunté y el sólo miró para otro lado.
- No me gusta que hables así -dijo frío.
- Erick mírame -dije tomando su cara con mis dos manos y mirándolo fijo.
- Lo siento -dijo mientras me veía- no me gusta pensar en eso ______, para mí tú eres eterna.
- Pero...
- Para mí lo eres y déjame creer en eso -pidió.
Terminaron las clases y Erick decidió acompañarme a casa, en realidad su compañía no me vendría mal.

- Bien llegamos -dijo, mientras estábamos frente a mi puerta.
- ¿Quieres quedarte a comer? -pregunté. Creo que eso sería lo más adecuado.
- Oh no, tienes cosas que hacer -lo mire extrañada-. Quiero decir...nada -dijo.
- Bien, entonces gracias -dije.
- Cuando quieras -dijo al juntar sus labios con los míos.
- Erick...creo que sería mejor dejarlo como antes ¿no crees? -pregunté.
- ¿Como que como antes?
- Si...como tú sabes...mejores amigos -tragué saliva.
Suspiró y desvió su mirada, no sabía cómo lo asimilaría, pero fue sorpresivo al ver cómo solo meneaba su cabeza, aceptando dudoso.
- De acuerdo... mejor eso que nada -dijo en un suspiro.
- Gracias por entenderlo -le di un gran abrazo.
- ¿Y...no habrá forma de que volvamos a ser como después de antes? -entrecerré los ojos.
- ¿Después de antes? -reí.
- Novios -dijo.
- Quizás si me llegaras a sorprender demasiado, tanto para quitar el rencor que me queda -dije.
- Bueno, creo que eso podría o no podría pasar -dijo haciendo un puchero, yo sonreí y lo abracé.
- Tengo que irme -dije y abrí la puerta.
- Esta bien, adiós -me dio un beso en la frente y se fue alejando, yo sólo suspiré y cerré la puerta-. Hola mamá -dije mientras ponía los platos de comida en la mesa.
- Hola, veo que te reconciliaste con Erick -dijo.
- Algo así -me senté-. Mmm huele rico -dije.
- Lo hiso tu tía -dijo mientras se sentaba en la mesa. Empezamos a comer y tontamente sonreí, no sabía porque, bueno en realidad sí. Extrañaba tanto estar cerca de él, simplemente me hice una adicta a él. Jamás pensé que volvería a besarlo, fue como la primera vez, tan dulce, tan afectiva, tan nuestra. Mordí mis labios al recordar la sensación, de repente no quería que se fuera, no quería que se me olvidara esa sensación. Miré a mi mamá y me miraba raro, reí a su expresión. Me levanté de la mesa y fuí a dejar mi plato al fregadero.

- Provecho -dije y subí a mi habitación.
- Hija -me llamó antes de que llegara- ven... hem...
- Ah ¿qué pasa? -pregunté.
- Necesito que hagas una maleta para una semana -dijo, lo primero que pensé ''¿A dónde me mandará?''.
- ¿Para qué?
- Nos iremos unos días a Doncaster -supuse que con mi tía Endy.
- Pero estoy en clases -dije suspirando- ¿enserio tengo que ir? -ella asintió.
- Hablé ya con tus profesores, todo está arreglado así que... anda -pidió.
- Esta bien -suspiré y subí de nuevo, me quedé un poco pensativa ¿por qué mamá no me lo había comentado antes? siempre me cuenta todos sus planes. En fin, abrí mi closet y empecé a sacar unas blusas, con un par de suéteres, por si hace frío. Abrí mis cajones, saqué algunos pantalones y un lindo vestido, a mi tía le gusta verme con ellos. Escogí 7 gorritos diferentes, entre ellos el de Erick. ¿Por qué? No sé, bueno la verdad es que me encantaba y de cierta manera me gustaría sentirlo cerca de mí ahora que estaría en otro lugar por una semana. ¡No! eso quiere decir que pasaré mi cumpleaños haya. No, yo quería pasarlo con Erick digo con Eleanor. Bah, a quien quiero engañar, quiero estar con Erick ese día, sería el mejor regalo pero no podía de repente ir y decirle a Erick que convenciera a mi madre para quedarme aquí con él. ¿No sería demasiado hipócrita después de todo lo que le dije? Creo que le debo una disculpa, fui demasiado mala con él. ¿Pero qué demonios digo? el que debería pedirme una disculpa es él. ¿Acaso yo fui la que me besé con el chico más pesado del colegio? no. Él se besó con Trisha, no podía competir contra eso. Pero me había pedido perdón, además mucha de la culpa había sido de Trisha, y me pidió disculpas él muchas veces, ¿es que siempre iba a sentirme así? Dios, maldito orgullo. Creo que Ducky tendrá una visita hoy, hace mucho que no lo visitaba, seguro se siente sólo, terminaré mi maleta y me iré un rato. Después de unos minutos acabé y tomé camino para el lago, pagué la canoa y un pequeño bote de pescados y me dirigí a la orilla, para mi sorpresa Ducky no estaba sólo, había un chico de pestañas largas, perfecta sonrisa y brillantes ojos, junto a él.

A PESAR DE TODO ERES MI PRINCESA ERICK COLON Y TUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora