- ¿Y lo de engañarme?
- ¿Ya viste lo de los chocolates en las máquinas expendedoras? -dijo y comenzó a correr.
- ¡ELEANOR CALDER REGRESA! -le grité y empecé a correr, pero alguien se tuvo que atravesar en mi camino.
- Hola -dijo con su bella sonrisa.
- Ah, hola -dije.
- ¿Qué hacías? -preguntó.
- Perseguía a Eleanor.
- Mm...interesante -dijo.
- ¿A qué viene todo esto? -pregunté, estaba demasiado raro.
- ¿Qué cosa? -preguntó él mientras tomaba mi mano y yo por raro que parezca no la alejaba.
- Esto de... tanto misterio -dije caminando.
- Deliras, ya sabes cómo es Eli -dijo como si nada pasara.
- Tienes razón -dije. Aún no soltaba su mano, empezamos a caminar.
- ¿Harás algo mañana? -preguntó.
- Iré con Eleanor por sus abuelos al aeropuerto -dije.
- Excelente -sonrió.
- ¿Por qué? -pregunté levantando una ceja curiosa.
- Porque haces una buena obra -dijo- ayudar a los ancianos abuelos de Eli, que buena niña eres -sonrió.
- Hem...Gracias -dije aún confundida.
- ¿Harás algo en tu cumpleaños? -preguntó.
- ¿Lo dices por tu sorpresa?
- Algo así -admitió.
- Mi mamá quiere que me vaya a Doncaster unos días, así que tendrás que guardarme tu sorpresa -dije.
- Pensé que no te gustaban -rió.
- No me gustan -admití- pero dijiste que ya la tenías.
- La guardaré porque sé que la quieres -susurró
- Tu cumplirás años también-sonreí.
- En 20 días -sonrió.
- ¿Los tienes contados? -pregunté.
- Sí -respondió con naturalidad- me gusta mi cumpleaños.
- ¿Por qué? -pregunté.
- Porque me prestan más atención -admitió.
- Igual siempre te la prestan, ¿has visto cómo te miran?
- A mí sólo me importa una mirada.
- Todas las chicas te miran -dije.
- ¿Son celos? -preguntó. ¿Celosa yo? sí claro.
- No, solo es información -respondí mientras veía hacia otros lados.
- Sé que te pones celosa cuando las chicas me miran con ganas de violarme –dijo.
- Te equivocas -dije con tranquilidad.
- No soportas que otras que no sean tú, imaginen a tu bomba sexual desnudo –dijo levantando las cejas.
- Nunca te he imaginado desnudo -reí.
- Sé que lo estás haciendo ahora -¿acaso era mago? era inevitable, mis mejillas se coloraron-. ¿Lo ves? -dijo y yo apreté mis labios.
- No te imagino desnudo -confesé- pero sí, sin camisa... ¿recuerdas cuándo..? -dije y puse la mano en su cintura mientras metía ligeramente mis dedos en su abdomen. Él se sonrojó y yo reí.
- ¿A quién le incomoda más? -pregunté riendo y él solo me miraba sonrojado-. Sí, eso pensé.
- Hazlo de nuevo -pidió. ¿Acaso estaba loco?
- No -reí.
- Hazlo, anda.
- ¿Por qué? -pregunté.
- Hazlo por mí -pidió-. Por el cariño que me tienes.
- Está bien -me puse frente a él y puse mis manos a sus costados, lentamente las metía dentro de su camisa. Cuando sentí un movimiento rápido, que me atrajo a sus labios. Confundida seguí su beso pero por Dios que era diferente, mis manos estaban dentro de su camisa y recorrí con ellas su abdomen para luego pasarlas a su espalda-. Erick... -susurré entre el beso, pero él me empujó a una pequeña escuadra entre los pasillos- yo... -no podía hablar entre el beso.
- Shh... Solo déjame disfrutar este pequeño detalle -susurró mientras volvía a besarme y por Dios que me encantaba.
Al diablo con el orgullo, lo atraje más a mí, y él respondió de una buena manera. Subí un poco más mis manos a su espalda, la cual era muy cálida, no estaba segura de hacer esto, pero lo hice. Suavemente pose mis uñas en su espalda y fui bajándolas poco a poco, dejando unos pequeños rasguños en ella. Sentía como gruñía entre mis labios y yo sonreía victoriosa, me gustaba esta sensación de poder sobre él, me presionó más a sí y me ciñó por mi cintura enterrando sus dedos en mi blusa y acercándome más a su cuerpo. Sus besos se tornaron un poco más serios pero el timbre me desconcentró un poco. Este no era el lugar y como odie saberlo. Si iba a morir, no sería virgen, eso lo tenía por seguro. Saqué mis manos de aquel lugar y Erick se separó de mí, ambos al vernos nos ruborizamos un poco, esto ahora era...incomodo.
- Tranquila, que te pondrás más roja que un tomate -dijo.
- Deja de mirarme entonces, porque tú estás igual -admití y él se sonrojó aún más- bueno, ahora estás peor.
- Cállate -pidió y yo medio sonreí- ¿nos vamos?
- Sí -susurré- pero espera a que yo me vaya primero...
- Creo que sería lo mejor -dijo él. Acomodé mi ropa y empecé a caminar hacía la salida, limpiaba un poco mi frente, mi respiración era agitada. Unos segundos después Erick llegó atrás de mí-. Hola _____ ¿cómo estás? lindo día ¿no? -lo miré y en menos de un segundo los dos empezamos a reír.
- Eres un idiota -él sonrió y tomó mi mano de nuevo.
- Soy el idiota al que quieres -susurró para besar mi mejilla.
Sonreí-. Prométeme que nunca haremos esto en público de nuevo -dije.
- ¿Haremos? ¿O sea que habrá una próxima vez? -levantó sus cejas.
- Bueno, me refiero a que si accidentalmente tú... -él sonrió y besó mi frente.
- Entiendo -susurró en mi oído -silenciosamente.
- Tengo hambre -gruñí.
- ¿Quieres ir a comer a mi casa? -preguntó. ¿Qué le digo?
- Le tengo que avisar a mi mamá -dije.
- Vamos, Linette entenderá, además mamá tiene ganas de verte -confesó.
- Extraño a tu mamá -confesé y él sonrió- tal vez vaya...
- Vamos, no te haré nada malo -sonrió y me tomó de la mano.
- Después de lo que pasó hace un momento, no sé qué pensar -reí y él se ruborizó un poco.
- Bueno, no haré nada malo que tú no quieras hacer conmigo -susurró y sentí una oleada de electricidad recorrer mi columna. ¿Acaso me estaba insinuando algo?
- ¿Te puedo preguntar algo? -pregunté y él asintió-. ¿Alguna vez...lo pensaste? -dije nerviosa.
- ¿Pensar qué? -contestó.
- Bueno... tu sabes... eso -dije nerviosa mientras sentía como las manos de ambos hiperventilaban. Tragué saliva y mordí mi labio algo incómodo.
- Hem... ¿tú? -preguntó.
- Yo te pregunté primero -excusé.
- Bueno ____, tu sabes que yo...pues no soy -agaché la cabeza.
- Si, pero esa no es respuesta a mi pregunta -dije.
- Es que no entiendo a qué te refieres -admitió- te... refieres a eso... ¿contigo?
- Sí -susurré muy bajito.
- Bueno -se sonrojó y yo también lo hice, creo que era la plática más seria y algo incómoda que hemos tenido jamás.
- Sólo di sí o no, no te cuestionaré -admití.
- Quizá -dijo.
- ¿Eso es un sí? -pregunté arqueando la ceja.
- Dijiste que no me cuestionarías -ese chico sabía que decir.
- Bien -dije vencida mientras seguíamos caminando.
- ¿Tú lo has pensado? -preguntó y yo mordí mi cachete por dentro de mis labios.
- A veces -admití.
- ¿Has querido? -preguntó.
- ¿No crees que son muchas preguntas?
- Tú empezaste.
- Okey -hubo un silencio incómodo.
- ¿Lo has querido? -volvió a preguntar.
- Tal vez.... bueno de hecho nunca lo había pensado con tanta viveza como lo pensé hace unos minutos -admití y su mano se tensó- ¿Tú?
- La interrogada aquí eres tú -susurró y yo levanté una ceja confundida.
- Sólo contéstame eso -pedí.
- No te mentiré -admitió, no pude evitar ponerme roja.
- Esta bien -dije, ninguno de los dos nos mirábamos.
- ¿Eres virgen? -preguntó, yo abrí los ojos y lo miré.
- ¿Eso no es algo rudo? -pregunté.
- Solo es algo normal que puedo preguntarte porque de alguna forma u otra somos algo -respondió.
- ¿Qué somos? -pregunté curiosa- Según yo, ya hemos terminado.
- Entonces somos los mejores amigos que se cuentan secretos y para sellar el pacto siempre se besaban...
- Mm, sí. Si lo soy -dije.
- ¿Por qué?
- ¿Eso importa?
- Es curiosidad ____ -dijo, sonreí, hace mucho que no me decía así.
- ¿Quién tendría un acoston con una cancerosa? -contesté.
Él se detuvo y se me quedó mirando, jamás había visto esa expresión en él. Se acercó a mí y su mano tomó firmemente mi mejilla, levantando con su pulgar y su índice mi barbilla y dejándome a su merced-. No vuelvas a dirigirte a ti misma de esa forma -desvié la mirada- si pudiera estar con alguien que deseo... -el pitido en mis oídos no me dejaban pensar con claridad- desearía que fuera contigo.
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A PESAR DE TODO ERES MI PRINCESA ERICK COLON Y TU
FanfictionEsta novela es una adaptación. TODOS los derechos al autor original.