Ocho

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—Oh dios~ ...cómo eres tan bueno en esto...ahhh~ me encanta...

Sus gemidos resonaban en las paredes del pequeño departamento mientras sus cuerpos se encontraban una y otra vez en una danza sexual donde los dientes y uñas no dejaban de marcar al otro. Nunca fueron silenciosos, les gustaba liberarse en gritos obscenos que los excitaba a niveles sorprendentes, con suerte los vecinos les escucharían, y aún así seguirían encantados.

—Te amo...te amo...

Chiva-aree no podía parar de decirle aquella frase a un Opas-iamkajorn que pedía por más y más hasta que estalló sobre las sábanas aferrándose al cuerpo de su novio respirando agitado. El corazón estaba a nada de salir de su pecho.

Incluso después de terminar totalmente llenos de sudor ambos quedan atrapados en los ojos ajenos. No eran necesarias las palabras, al menos no cuando ambos sabían cuan fuerte era su lazo desde un inicio.

—Casate conmigo.

La sorpresa no se hizo esperar en el rostro de Chiva-aree haciendo reír al menor que aún no recuperaba del todo el aliento, parecía tener algo de duda o una pizca de curiosidad.

—¿Estás hablando en serio? Esas cosas son serias, no puedes romper conmigo después de esto, sería como una promesa que tendrías que cumplir sin importar nada.

—Hablo en serio, no voy a enamorarme nunca de otra persona como lo estoy de ti. Así que quiero hacerlo, quiero estar contigo para siempre, y aunque suene cursi quiero permanecer a tu lado hasta que nos hagamos viejitos. ¿Ves? Ahora sueno como tú, hazte responsable y casate conmigo.

...


—¿Tienes algo Bright? No has dicho nada desde que llegué.

La voz de Win le forzó a salir de sus recuerdos quedando algo perdido todavía.

—Estoy bien, disculpa, me quedé pensando en algo, pero ya pasó. Es día de paga, por eso te cité aquí, quiero que vayamos a un lugar, no conozco mucho esta zona así que deberás ser un buen anfitrión y a cambio tendrás un premio al final del día.

Aunque sus pensamientos estuvieran con Opas-iamkajorn debía hacerse cargo del favor que le pidió del novio de Win. Al menos por ahora. Sin prisa salieron de la recepción caminando por la calle entre una gran cantidad de gente que transitaba constantemente obligandolos a ir más juntos cada vez hasta que al fin salieron del tumulto de gente.

El día era tan soleado que ambos terminaron sacándose los abrigos que el clima frío les obligó usar en la mañana. Bright nunca imagino ver a su antiguo amor usar colores algo apagados, Opas-iamkajorn amaba vestir con tonos llamativos, él decía que siendo hermoso debía hacer resaltar aún más todos y cada uno de sus atributos.

—¡Hey! Yo conozco a esa banda, espera, siento que la reconozco en serio. No me digas, no me digas, antes de que termine el día te lo diré, pero me resulta familiar la imagen.

—Fue de un concierto hace algunos años.

—Hubiera sido genial ir, aunque posiblemente ahora no lo recordaría.

La sonrisa de Win era capaz de hacer sentir mejor a Bright, aunque eso significara admitir que no era lo mismo con Opas-iamkajorn. Existía ahora una diferencia abismal, cosas que antes solían ser hermosas ahora resultaba magníficas. Pasar, de la necesidad de contacto a una sonrisa le dejaba un sabor de boca que no podía descifrar.

—Win, aquí hay un restaurante, entremos quizás alcancemos el desayuno.

Mientras la comida volaba del lado del menor los ojos del mayor se dedicaban a admirar y reír cuando este le atrapaba en pleno acto. Sus mejillas regordetas de alimento parecían brillar ante el reflejo del sol en la ventana del lugar creando un ambiente ameno, pero lleno de nostalgia.

"ENCADENADOS" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora