Veintitrés

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Incluso si su celular vibraba avisándole de la preocupación que tenía Luke después de no escucharle más, Win simplemente no reaccionaba.

Su mirada permanecía fija a la foto entre sus manos, quizás estaría entrando en sus veintes, o menos. No obstante, había algo en sus ojos, en los de ambos, una sensación deferente a la que tenían ahora. Como si fueran personas completamente diferentes.

No entendía nada, solo sabía que sus manos temblaban y su rostro estaba húmedo por alguna razón que no quiso siquiera descifrar.

Tenía que ser una maldita broma.

No quería permanecer en ese lugar, porque parecía estar esperando que le reconociera, pero no tenía otro lugar a donde ir sin que estuviera Luke preguntando, al menos no por ahora. Confiaba en él, pero quería estar tranquilo antes de siquiera mencionar el tema a alguien más. Sobre todo, porque no era el único involucrado.

Trató de no hacer ruido cuando entró a su departamento en la madrugada, afortunadamente Luke ya estaba profundamente dormido al lado así que tuvo tiempo para tomar una ducha y vestirse, sin tener que preocuparse por el timbre.

Al estar frente el espejo no logró eliminar la ansiedad de verse la espalda, giró un poco logrando ver ese tatuaje. Tan claro y pesado como nunca antes, tan solo ayer le causaba risa tenerlo en su piel, ahora le costaba cargarlo.

—¿Por qué un lobo y conejo de entre todas las cosas?  — susurró apoyándose en el lavabo, la cabeza comenzaba a dolerle.

Las ojeras eran evidentes, toda la noche había estado mirando solo aquella foto, había más cosas dentro, pero tuvo miedo del pasado, miedo de quizás haber perdido la cinta de cosas importantes, por el momento soportó ir al trabajo con la idea de solo tener un buen momento, con el hombre que ahora se encontraba postrado en una cama.

Fue mala idea ir a trabajar, se dio cuenta de ello al estar en su cubículo, todos los papeles eran de la pareja delictiva, todo era sobre él y Bright.

Justo cuando sus ojos ardieron de impotencia, escuchó la puerta avisar la entrada de su jefe, quien inmediatamente le preguntó por la noche anterior.

—Win, ¿qué pasó anoche? Me llamaste y luego dejaste de responder.

—No, no fue nada Luke, yo… me equivoque de lugar, iba a entrar, pero había gente dentro, así que la dirección que me dieron solo fue falsa alarma. No tienes que preocuparte.

—¿Entonces por qué no respondiste luego de ello? Me preocupe demasiado, era tarde y te espere, pero no llegaste.

—Porque me molesté, quiero terminar con este caso de una vez por todas.

Aunque no creyera fielmente en sus palabras, Luke no tuvo más opción que fingir, si así se sentía mejor el menor, tendría que callarse hasta que este quisiera decirle la verdad.

A lo largo del día no dejó de dar vistazos a Win, gracias a ello pudo ver que el chico no comió nada en toda la jornada, también como su mirada se perdía entre los papeles, así como en más de una ocasión azotaba las puertas al salir o entrar, cosa que no había hecho desde que salió del hospital.

No obstante, permaneció al margen en todo momento, aunque quisiera ayudar o preguntar nuevamente, Win parecía vivir una lucha personal, una a la que no fue invitado.


El chico tomó sus cosas archivando las carpetas, guardando unas hojas especificas en su mochila. No era misterio a dónde iría ahora, menos cuando subió al taxi dándole el nombre de la clínica donde estaba el mayor.

Frente a Win, estaba el cuerpo de Bright, tan calmado, sereno y perdido de lo que ocurría en el exterior. Ajeno totalmente a las emociones que el menor no sabía cómo asimilar. No sirvió de nada el intento fallido de ir a trabajar, su mente solo pudo pensar en el mayor y la foto.

—Eres un maldito mentiroso Bright. — habló con seriedad apretando los dientes, quería tomarlo de los hombros y agitarlo hasta que despertara y le explicara lo que había visto. Necesitaba respuestas sin tener que acudir a la fuente de anoche. No quería hacerlo solo.

—¡¿Por qué tienes que estar en coma justamente ahora que sé esto?! ¡¿por qué esto también tengo que vivirlo solo?! No entiendo nada, maldita sea, qué significa esto… ¿también perdiste la memoria?, ¿por eso no dijiste nada cuando nos vimos por primera vez?

No pudo soportar mucho la frustración, terminó gritando con el llanto ahogando su garganta, como si de esa manera pudiera sacar de una sola vez todo, pero solo era lo superficial, no iba a estar tranquilo hasta decírselo a Bright a la cara.

A partir de ahí, cada noche, después del trabajo, dejó de ir a visitarlo, no tenía ni una sola intención de ver a Bright, no cuando en esas noches ante sus ojos se mostraban las pruebas de un amor al que no daba lugar. El pasado le estaba suplicando que recordara.

Las fotos de ellos fueron una total avalancha, las notas, los tickets de compras cualquieras con marcas que no quiso siquiera analizar mucho estaban regadas en el suelo del apartamento.

Era como un mantra al que se fue acostumbrando paulatinamente. Uno que no estaba dando resultados, porque incluso, con las fotos y demás cosas, no lograba recordar ni una pizca de esos días. Y eso lo hizo enojar más.

A lo largo del apartamento nada estaba en su lugar, todo fue removido y analizado con el sentido de un corazón lleno de dudas.

Quedaban pocas cosas que ver, entre ellas, un celular. Tuvo que dejarlo cargar mientras recibía llamadas por parte de Luke nuevamente, no quería siquiera ver la notificación por lo que puso en silencio su propio teléfono, esto era más importante.

El celular era viejo, quizás el modelo ya ni siquiera estaba en circulación. Con cuidado fue revisando sus funciones en un intento de familiarizarse con todo.

Lo primero que revisó fueron los mensajes, solo así vio que le pertenecía a su yo pasado. Las líneas no eran más de lo que esperaba. Avisos de cena, peticiones de encuentro y advertencias de tardanza.

—Era demasiado serio… — se burló por lo bajó, no imaginaba poder sonar tan cortante ni siquiera en un texto. Era otra persona.

El problema llegó cuando fue a la cámara, porque las fotos al inicio eran propias, Opas-iamkajorn había tenido el pelo de colores, cortes extravagantes, con expresiones de fastidio y mirada incomoda, hasta que alguien se unió en las tomas.

Cuando Chivaaree apareció en el panorama, ese chico frío sonreía más, con una expresión desconocida para él mismo. El castaño de las imágenes era risueño, meloso e íntimo.

Con cada foto que pasaba, más se daba cuenta que la mayoría, al final, era solo de Chivaaree, usando o no una polera, riendo y llorando. Ese era el celular de alguien enamorado hasta la medula.

Estaba llorando, no podía creer que un día todo eso fue él, que todo eso fueron ellos dos. Y el colmo llegó con un video demasiado borroso.




—Chivaaree, no vayas a sacar ese celular de aquí. Si se nos cae nos van a encerrar en un suspiro.

—Ya sé, pero quiero tener esto guardado, no sé dónde dejé el mío. Te ves hermoso.

—Se supone que eres la mala influencia según esa maldita vieja, y mírate, te tengo comiendo en la palma de mi mano. Espera, no estás tomando fotos, ¡estás grabando! Suelta eso de una vez.




Mientras el llanto de Win se perdía en la naciente lluvia, su celular no dejaba de sonar gracias a Luke, al inicio con llamadas y después con mensajes.

“Win cuando veas esto ven enseguida. Bright despertó.”







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