Todos tenemos enamoramientos de celebridades, ¿verdad? Por supuesto que sí, lo mismo ocurre con Lisa Manoban, quien, ella misma, también es una celebridad.
Pero, ¿qué sucede cuando Lisa, una de las actrices estrellas más importantes de Seúl, conoce...
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Pov_Lisa.
– ¡LISA VAMOS! ¡ESE PESO NO SE LEVANTA SOLO! – Tiffany dijo en voz alta mientras aplaudía como una mujer blanca de mediana edad enojada.
Parpadeé lentamente. Ni siquiera sé cuánto tiempo estuve allí.
– ¡Uh s-sí señora! – Dije, tratando de averiguar qué diablos estaba pasando. Jennie me hizo sentir de alguna manera extraña.
Corrí hasta uno de los bancos y agarré dos pesas de cincuenta libras. Pasé junto a Jennie, que actualmente estaba haciendo sentadillas.
– Joder, bromeas – Dije en voz baja en su oído, con mi voz ronca.
La escuché reír y vi una sonrisa crecer en su rostro. – Te encanta. Ahora levanta esas pesas Lisa –
No volví porque joder tiene razón. Me encanta. Suspiré, me acerqué al banco y comencé a hacer repeticiones.
Jennie y yo pasamos una buena hora haciendo ejercicios de peso corporal y ejercicios con pesas.
– ¿Estás lista para boxear Lisa? – Preguntó Tiffany, acercándose a mí. Asentí con la cabeza, terminando mi 25 ° pull up antes de saltar.
– Está bien, sígueme y te conseguiremos un compañero. Jennie, tu entrenamiento ha terminado, trabajas increíble. Oh, en realidad, ¿cómo te sentirías al boxear con Lisa? –
Una sonrisa malvada apareció en el rostro de la mujer y una sensación de pavor me invadió. ¿Por qué siento que me van a patear el trasero?
Los tres nos acercamos al gran ring de boxeo y nos preparamos para pelear. Nos envolvimos las manos, nos pusimos los cascos y nos pusimos protectores de ingle.
– Por favor, no me patees en la polla – Dije, un poco aterrorizada.
Ella se rió entre dientes. – No te preocupes cariño. Solo preocúpate por proteger tu cara –
Tragué saliva.
– ¡Oh Lalisa, ella va a patearte el trasero! –
Puse los ojos en blanco. – ¡No me ayudas Tiff! ¡Además! ¡Se supone que no debes tomar partido! ¡Eres el árbitro! –
– Oh sí. –
– Mierda – Murmuré.
– ¡Está bien Jennie! ¡Eres roja! ¡Lisa, azul! ¡Azul a la izquierda, rojo a la derecha! – Los dos fuimos a nuestros lugares en el ring y nos pusimos los protectores bucales. Honestamente, realmente no quería pelear con Jennie. No voy a pegarle a una chica.
Especialmente no Jennie. Sin embargo, aparentemente tenía otros planes porque tan pronto como Tiffany hizo sonar su silbato y dio un paso atrás, estaba moviendo los puños de izquierda a derecha.
