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Narra Armado

Salí de la oficina y me quedé esperando en frente del ascensor a que Mario saliera de su oficina.

-¿Listo?

Él solo asintió para que cada uno en su respectivo carro se dirigiera a un bar que quedaba cerca.

Mario Calderón no juegues conmigo que puede acabar mal y es lo que menos quiero.

Ya en el sitio nos sentamos en un lugar apartado y discreto uno frente al otro.

-Solo un par Armando.

Yo solo rodé los ojos
sé que soy alcohólico pero ¿solo dos?

-Yo confío en usted si es que me llega a pasar algo, solo calmese ¿si?

-Más bien hagamos algo, mesero..

Llamó y un joven llegó al instante con libreta en mano.

-¿si señor?

-Traigame la botella.

-¿Qué hace?

Pregunté cuando el joven le trajo la botella llena y un par de vasos.

-Mira Armando, en esta vida uno tiene que tener un poquito de empatía.

Casi me atraganto con mi propia saliva por ese comentario cínico.

-JAJAj Mario Calderón ¿hablando de empatía? ¿Qué es esto? ¿el día opuesto o qué?

El solo me miró con una sonrisa para vaciar su copa de solo un trago.

-Hoy Armando Mendoza, será el día en que te dez cuenta lo difícil que es cuidar un borracho y también sería bueno que reflexionaras sobre lo que te hace el alcohol.

-entonces ¿yo tendré que ser el sobrio hoy?

-Pues si, salud.

Nos quedamos hablando como veinte minutos más como siempre lo hacíamos, bueno él ya estaba un poco borracho así que que decía más idioteces de lo normal, y yo no iba a desaprovechar esta oportunidad.

-oye, no respondiste mi pregunta.

-¿Cuál?

Me acerqué a él tomando su mentón repitiendo la acción que hacía que tuviera mil preguntas en su cabeza.

-¿ya te acordaste?

Le dije rozando nuestras narices, mientras el se sonrojaba y yo sonreía a verlo así.

Tan lindo.

-Es quee..

Narra Mario

Tengo que mentir...
¿Qué digo?
Esta muy cerca...
Podría besarlo, pero yo no quiero ser uno más de sus noches casuales.

-Solo pensaba en que te ves mejor de cerca.

Me separé para acabarme lo que quedaba de la botella y voltear a ver hacia otra dirección.

-¿Enserio?

Pregunto mientas posaba una se sus manos en mi rodilla por debajo de la mesa.

-Sisi, ya me quiero ir.

Trate de levantarme pero estaba mareado, él me tomó de un brazo para me guiarme hacia su carro y nos dirigimos a mi apartamento.

Narra Armando

Lo dejé acostado en su cama asegurándome de que no estuviera incómodo, me voltee con intenciones de salir de ahí porque debo admitirlo Calderón en ese estado, con la corbata desamarrada, clavículas al aire y un poco despeinado hacía que revolotean miles de mariposas en el estómago, muchos pensamientos sucios pasaron por mi mente tenía que salir de aquí lo más rápido posible pero algo me detuvo.

¿Enamorados?[ArMario]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora