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Narra Armando

Después de esa junta y todos se hayan ido volví a mi oficina, pero a penas me senté en mi silla Betty salió del la cueva.

-Don Armando, lo llama un señor Mauricio.

¿M-mauri?

-Páseme la llamada Betty.

*En la llamada*

-¿Aló?

-Armando, ¿cómo estás? ¿Estás libre esta noche?

-Mauri

¿Qué hago? No me puedo meter en más problemas...pero es tan tentador aún así.

-No sé, es que tengo una agenda algo ocupada.

Respondí diciendo una verdad a medias.

-Solo sería para cenar, hablar algo casual, lo prometo.

¿Será?

-Bueno ¿dónde vas a invitar?

-perfecto ¿te parece en él Le noir? Es de mis restaurantes favoritos ¿o conoces?

-Si, claro

-¿Comó a las ocho?

-Okay, nos vemos

-Byee

*fin de la llamada*

Pasaron un par de horas y como era de esperarse llegó la hora de almorzar, lo malo es que tengo a tres personas invitándome a almorzar.

-¿Y por qué no vamos todos juntos?

Alegué ya que tenía a Hugo, Mario y Marcela en frente mío pidiendo mi compañía, inusual pero complejo.

-Mi amor, yo quiero pasar tiempo contigo.

-Lo siento March pero yo tengo que hablar muy seriamente con Armando.

Respondió el diseñador mirando sus uñas desinteresado.

-Hugo, si es de trabajo lo hablan aquí, no hay problema, y Marce tú, lo vas a tener pegado al lado tuyo todo el tiempo cuando se casen.

Dijo Calderón poniendo su mirada amenazante hacia Marcela mientras alzaba ligeramente la cabeza.

-¿Sabes qué Armando? voy a dejar que estas dos fieras se destruyan entre sí.

Dijo Hugo despidiéndose visiblemente desesperado por esa escena para luego alejarse por el corredor y es que ver Marcela y Mario casi matarse con la mirada no era algo lindo de ver.

Saben que, yo quiero ir con Mario, pero si Marcela no se aguanta hasta mañana pues de malas.

-¿Qué cosa con ustedes no? ¡Ish!

Los tomé a ambos de los brazos para arrastrarlos en el ascensor.

-¡Nos vamos los tres! ¿ok?

En el ascensor aún tenía ganas de mechonearlos a los dos por sus infantilidades sumido en mis pensamientos hasta que Marcela aclaró su garganta.

-Mi amor, ya me puedes soltar.

Dijo Marcela bufando, así que la solté pero cuando empecé a soltar a Mario él no se dejó.

-A mi no me molesta.

Dijo él con simpleza levantando ligeramente sus hombros, yo sonreí disimuladamente.
Ojalá se siga comportando así todo el tiempo.
Cuando salimos del ascensor Marcela adelantó el paso y cuando estuvo al frente de mi carro habló con su cínica sonrisa.

¿Enamorados?[ArMario]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora