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Narrador

Era una tarde soleada y radiante, así como la sonrisa de el presidente quien se encontraba en sofá de su oficina con su novio que mantenía la cabeza en su regazo mientras que con una mano acariciaba sus cabellos.

-¿Cómo dormiste ayer?

-¿Bien y tú? Es que estás que bostezas.

-Marcela roncó casi toda la noche, estoy un poco dormido.

Con la otra mano se quitó las gafas mientras se rascaba uno de sus ojos, Mario se levantó de su posición sentadose en las piernas de el pelinegro poniendo una rodilla a cada lado, manteniendo sus manos en la nuca de este, sus miradas se encontraron y las manos de Armando se posaron en la cadera del castaño movíendo estás de adelante a atrás creando una placentera fricción mientras deja unos besos, una que otra mordida y una marca que se quitaría en un par de días.

-A-armando, e-espera.

-Sisi, per-

Armando paró de golpe ya que tenía muy claro que no podía hacer cosas muy bruscas o apresuradas, ya que realmente quería mucho a Mario como para perderlo por no poder controlarse y vaya que lo había aprendido en el tiempo que ya llevaban como novios.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos por los labios de Mario que se movían con más necesidad dándole paso a la lengua de Armando que se movía con agilidad poniendo muy caliente el ambiente provocando que a ambos soltaran jadeos en la boca del otro, cuándo se separaron por falta de aire dejaron un hilo de saliva saliendo de sus bocas.

-¿Ya estás más despierto?

Dijo Mario sentándose a su lado.

-Sisi.

Sonrieron mutuamente hasta que Betty entró por la puerta, Mario se acomodó la ropa y salió lo más rápido de ahí.

-Hola, mi amoor.

Exclamó Patricia cuando tuvo a Mario al frente suyo.

-Patty recuerda que ya no hay necesidad de que me digas así.

Respondió con su sonrisa cínica al recordar que ya no tenía nada con esa mujer, pero ella solo pudo fijarse en el chupetón que tenía en el cuello.

-Pues si, veo que ya me conseguiste un remplazo.

Dijo pasando sus dedos por el cuello del castaño provocando que este se sonrojara, extrañando a Patricia.

-¿E-eh ne-ecesitas algo Patty? ¿oo solo era eso?

Tartamudeo mientras se ponía la mano en el cuello nervioso, mientras Patricia lo veía fascinada ya que nunca se le vendría a la cabeza tal escena, un mujeriego sonrojado por un chupetón.

-Si, necesito algo, es que estoy embarazada.

-¿Qué?

Mario se quedó congelado, no podía artícular palabra ante esa bomba de información que le acaban de soltar.
Por otro lado, Marcela apareció detrás de Mario.

-¿Y a este qué le pasó? ¿Mario? ¿Estás bien?

-Esta un poco sorprendido por la noticia de mi embarazo.

-Disculpen.

Narra Mario

Me se dirigí a la oficina de Armando abriendo las puertas casi de un golpe.

-Calderón, tenemos un problema,  no tenemos para pagarle a los bancos.

-¿Qué?

Cómo vamos, una sorpresa más y me desmayo.

¿Enamorados?[ArMario]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora